Salud y medicina
El síndrome de la clase turista
Con toda probabilidad a estas alturas muchos de ustedes ya están pensando en las vacaciones. Volar en avión rumbo a un país lejano es una buena propuesta para disfrutar de ellas, pero para que el vuelo no se acabe convirtiendo en un contratiempo, queremos darle algunos consejos para evitar el síndrome de la clase turista.
Este síndrome, también conocido como trombosis del viajero, se produce por la inmovilidad prolongada de las piernas cuando viajamos, bien sea en avión o en otros medios de transporte. Así, permanecer inmóvil durante más de cuatro horas en viajes de avión, tren, autobús o coche favorece la formación de coágulos con capacidad suficiente como para desencadenar episodios fatales, como la embolia pulmonar.
La obesidad, los pacientes con cáncer activo, las personas acabadas de operar, las mujeres que consumen anticonceptivos orales, las que tienen varices en las piernas y aquellos con problemas sanguíneos hereditarios engloban la lista de viajeros con un riesgo alto y moderado de sufrir el síndrome de la clase turista. Una atención especial deben poner las personas con antecedentes de accidentes cardiovasculares. Aquellas que hayan sufrido una tromboflebitits, tengan algún tipo de insuficiencia cardiaca o problemas de coagulación sanguínea deben tomar medidas preventivas antes y después de los viajes.
Lo más recomendable para evitar la trombosis es moverse periódicamente durante el vuelo, estirar las piernas y pasear por el pasillo, en la medida que se pueda, beber mucha gua y evitar el café y las bebidas alcohólicas. Otras medidas que se pueden observar son no tomar medicamentos que fomenten la coagulación de la sangre durante el vuelo y no llevar ropa demasiado ajustada que dificulte la circulación durante el tiempo del trayecto.
Al volver a la rutina una vez finalizado el viaje, se debe vigilar que los síntomas de hinchazón, dolor y entumecimiento de piernas y otras molestias que sufrieron en el trayecto desaparezcan con el paso de los días. Si el paciente comprueba que el cuadro sintomatológico persiste después de varias semanas, se recomienda la visita al médico para determinar la gravedad del asunto. Así, se puede evitar que una tromboflebitis leve se convierta en un episodio grave.