Hábitos Saludables, Vida Sana
Dejar de fumar beneficia tu salud y la de tu familia
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¿Sabías que sólo el 15% del humo que desprende el cigarrillo es inhalado por el fumador? El 85% restante se libera en el ambiente junto a sustancias tóxicas y cancerígenas mucho más potentes que el humo que aspira el fumador activo y expone a las personas cercanas a los efectos nocivos del tabaco. En el Día Mundial Sin Tabaco, explicamos cómo el dejar de fumar beneficia la salud del fumador, sino también la de su familia.
El 31 de mayo de 1987 la Organización Mundial de la Salud (OMS) instauró el Día Mundial Sin Tabaco para resaltar los riesgos que tiene para la salud y promover políticas eficaces que reduzcan su consumo. Como parte de la celebración, la OMS propone “un día sin tabaco” a nivel mundial y anima a los fumadores a realizar una pausa de 24 horas en el consumo de tabaco. Además insta a los no fumadores y a los fumadores pasivos a promover la campaña.
Los efectos del tabaco en la salud
El tabaco es el responsable de la muerte de una de cada diez personas en todo el mundo. En España ocasiona 50.000 muertes al año y es la primera causa evitable de invalidez y de muerte prematura. De media, una persona fumadora puede perder más de 10 años de vida a causa de los efectos nocivos de los componentes tóxicos del tabaco.
La salud pulmonar y la cardiovascular son las más afectadas y se multiplica el riesgo de sufrir enfermedades graves. Los pulmones reciben un contacto directo con el humo, porque es por donde penetra, y por eso son uno de los órganos más afectados. La acumulación de la suciedad derivada de los tóxicos del tabaco provoca numerosas lesiones en el sistema respiratorio, que derivan en enfermedades respiratorias graves, como el EPOC (Enfermedad Obstructiva Pulmonar Crónica) y el cáncer de pulmón. Por otro lado, el tabaco se posiciona como el principal factor de riesgo a la hora de desarrollar una enfermedad cardiovascular y multiplica por tres la probabilidad de sufrir una patología coronaria. Así, la mortalidad cardiovascular aumenta un 18% en los hombres y un 31% en las mujeres por cada diez cigarrillos diarios que se fuman.
El efecto del tabaco en los fumadores pasivos
El tabaquismo no sólo afecta al fumador, sino que también puede incidir gravemente en la salud de los que están a su alrededor. Llamamos fumadores pasivos a las personas que no son fumadoras, pero aspiran involuntariamente el humo de tabaco generado por otras personas que sí fuman: desde el camarero que sirve en las terrazas llenas de fumadores, hasta los hijos expuestos a los cigarrillos que fuman sus padres o las personas que conviven o trabajan con fumadores.
Para hacernos una idea, la exposición continua al humo de tabaco durante una hora equivale a fumar dos o tres cigarrillos. Además, el aire contaminado por el humo del tabaco que inhalan los fumadores pasivos contiene hasta tres veces más nicotina y alquitrán que el que aspira el fumador, y unas cinco veces más monóxido de carbono.
No se trata de una cuestión de educación ni de simples molestias: se estima que el tabaquismo pasivo mata cada año a decenas de miles de adultos no fumadores en la Unión Europea y en España fallecen anualmente entre 1.500 y 3.000 fumadores pasivos. Dentro de la población no fumadora, los más vulnerables a los daños del tabaco son los niños, los bebés lactantes y las embarazadas. Según la OMS, alrededor de 250 millones de los niños que hoy están vivos morirán por causa del tabaco.
Las consecuencias de la exposición pasiva al tabaco son graves. A corto plazo pueden provocar irritación nasal, de los ojos y de las vías respiratorias (tos y flemas), problemas dentales (daños en las encías, en el esmalte y en las piezas dentales), dolor de cabeza y mareos. A medio plazo aumenta el riesgo de hipertensión arterial, arterioesclerosis, ataque cardíaco (aumenta entre un 25 y un 35%), EPOC, enfisema pulmonar, asma, infertilidad y puede causar daños en el feto (bajo peso, enfermedades genéticas y muerte súbita). Y a largo plazo aumenta el riesgo de cáncer broncopulmonar (se incrementa en un 35%), de garganta, de lengua, de boca, de esófago, así como de estómago y de mama, entre otros.
Al plantearnos dejar de fumar no sólo debemos tener en cuenta nuestra salud, sino también la de aquellos con los que convivimos y a los que también afecta nuestro hábito. Merece la pena intentarlo aunque no sea fácil. Existen muchos métodos para dejar de fumar, aunque las posibilidades son mucho más altas si en el proceso disponemos de la ayuda y el control de un médico. Como motivación, existe un lado positivo en el que podemos centrarnos: esos efectos negativos son temporales y los beneficios en la salud son tan inmediatos que empiezan a notarse a partir de los 20 minutos de fumar el último cigarrillo. Hoy, Día Mundial Sin Tabaco, es una buena oportunidad para empezar a cuidar tu salud y la de tu familia.