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¿En qué consiste la inseminación artificial?
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Si existen problemas de fertilidad, una mujer decide afrontar la maternidad sola o cuando una pareja está constituida por dos mujeres, los tratamientos de reproducción asistida prevén diferentes técnicas que facilitan o sustituyen los procesos de reproducción natural. Uno de los más utilizados es la inseminación artificial. ¿En qué consiste y qué pasos hay que seguir?
¿Qué es la inseminación artificial?
La inseminación artificial (IA) es una de las técnicas utilizadas en la Medicina Reproductiva cuando existe un problema de fertilidad del hombre, de la mujer o de ambos. Consiste en colocar dentro del útero una muestra de semen previamente tratada y preparada en el laboratorio con el fin de aumentar el potencial de los espermatozoides e incrementar las posibilidades de fertilización del óvulo. Como se acorta la distancia que separa el espermatozoide del óvulo, se facilita el encuentro entre ambos, lo que aumenta las posibilidades de conseguir el embarazo deseado.
Según la naturaleza de la infertilidad o la situación de la mujer, el semen utilizado puede proceder tanto de la pareja de la mujer que se somete a la inseminación como de un donante. Es una de las técnicas de reproducción asistida más utilizadas y sólo en España se llevan a cabo aproximadamente 23.000 inseminaciones cada año.
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¿En qué casos está indicada?
La inseminación artificial con semen del cónyuge (IAC) está indicada cuando se presenta un factor masculino leve (calidad anormal de semen), hay una disfunción eréctil, infertilidad desconocida, o cuando la mujer tiene problemas de ovulación, alteraciones de cuello uterino o vaginismo.
La inseminación artificial con el semen de un donante (IAD) se recomienda en casos en los que existe una mala calidad o una ausencia de espermatozoides, así como en mujeres que deciden tener un hijo solas o con parejas de mujeres que desean tener un hijo.
La edad es un factor que también se deben tener en cuenta, ya que a partir de los 36 años la mujer empieza a reducir sus posibilidades de fecundar.
¿Cómo se realiza el proceso de la inseminación artificial?
Antes de comenzar, se realiza una serie de análisis y pruebas para descartar enfermedades contagiosas que puedan afectar a la pareja o al futuro bebé, para conocer en el hombre el Recuento de Espermatozoides Móviles (REM), que debe ser superior a 3 millones, y determinar que la inseminación es viable, comprobando que las trompas de Falopio de la mujer son funcionales.
En el caso de una IAD, el donante pasa por un examen médico y psicológico estricto que garantiza la viabilidad de los espermatozoides y descarta cualquier patología.
El tratamiento de inseminación artificial no es complicado y sigue una serie de fases para garantizar el mayor éxito posible.
Fase 1: estimulación de la ovulación. Se estudia el ciclo ovárico de la mujer para comprobar cuál es el mejor momento para la inseminación. Se puede aprovechar el ciclo natural o estimular los ovarios mediante hormonas para que produzcan folículos, y se realiza un control ecográfico para ver en qué momento el tamaño y la cantidad de folículos es el adecuado. En el caso de que se haga una estimulación ovárica, debe hacerse con precaución, ya que aumenta la probabilidad de que se produzca un embarazo múltiple.
Fase 2: preparación del semen en el laboratorio. En el caso de una inseminación artificial conyugal, tras un periodo de abstinencia de 3 a 5 días el hombre entrega la muestra en el laboratorio el mismo día que se practica la inseminación. Allí se realiza un proceso de selección de los espermatozoides para utilizar los que son más aptos, por movilidad y morfología.
En el caso de una inseminación artificial por donante, el semen ya ha sido previamente seleccionado y permanece criopreservado en un banco de donantes. La legislación española establece que el equipo médico es el responsable de la elección del donante y que todas las donaciones son anónimas.
Fase 3: inseminación. El día de la ovulación (si se aprovecha el ciclo natural) o cuando los folículos tienen el tamaño y la cantidad adecuada, se administra otra hormona que provoca la liberación del óvulo. Aproximadamente 36 horas después, se introduce una cánula fina que deposita los espermatozoides en el interior del útero, para que puedan llegar al óvulo y se produzca la fecundación. Es un proceso indoloro que no necesita anestesia y se realiza en modo ambulatorio. Pasados 15-20 días, se puede realizar un test de embarazo a través de la orina o mediante una ecografía.
¿Qué eficacia tiene?
La eficacia del tratamiento depende de los ciclos a los que se someta la mujer (se pueden necesitar varios) y de la calidad del semen. En este sentido, las probabilidades de fecundación suelen ser ligeramente superiores en la inseminación artificial por donante.
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