Bienestar, Salud Mental, Salud y medicina
La salud mental durante el confinamiento
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Llevamos ya más de veinte días sin movernos de casa. Y quien más, quien menos, a todos nos empieza a pesar este encierro. Sí, es la única manera de parar esta pandemia, lo entendemos y lo acatamos. Pero no deja de afectarnos. Por poner un único ejemplo, en China, donde se ha levantado la fase de confinamiento, se ha producido una avalancha de peticiones de divorcio, según algunos medios. Es sin duda significativo, ¿verdad?
En este artículo pretendemos que seas consciente de que es lógico que tu humor sea inestable y que está estudiada la afectación que el encierro provoca. Podrá ayudarte a sobrellevarlo.
Es precisamente China el país que ha sido objeto de un estudio llevado a cabo por Ipsos, una reconocida consultora multinacional. Es esclarecedor que se han identificado las siguientes fases.
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Fases del confinamiento
1. Incredulidad. En un primer momento, la abundancia de información dispersa y con grandes dosis de imprecisión crea un estado de confusión y miedo.
2. Preparación. Los planes se cambian, se tiende a acaparar suministros con compras exageradas, previendo una supuesta falta de productos de primera necesidad.
3. Ajuste. El día a día se adapta a las restricciones y a las novedades que surgen en la situación. Surgen nuevas rutinas.
4. Aclimatación. Se fijan las nuevas rutinas, enfrentando el aburrimiento y el abandono o desidia. El contacto familiar continuo se convierte en un reto. Surgen facetas positivas al aparecer actividades nuevas e intereses comunes para llenar el tiempo.
5. Resistencia. Las restricciones de actividad social y movimiento generan tensiones en las relaciones familiares y caída del estado de ánimo. La incertidumbre sobre la duración del encierro empeora las cosas.
6. Alivio. Se empieza a ver la luz al final del túnel y la posibilidad de reemprender pronto la vida normal.
7. Temor. Aparecen nuevas preocupaciones cuando la incertidumbre financiera, laboral y económica, consecuencia de la crisis, empieza a hacerse evidente.
Cabe pensar que, globalmente, en este momento nos encontramos en la fase de aclimatación, pero esto es variable en cada individuo.
Por su parte, un grupo de psicólogos de la Universidad Complutense de Madrid advierte que el encierro puede acabar provocando ansiedad, estrés, insomnio y hasta depresión. Pero hay maneras de evitar caer en estos trastornos.
La primera recomendación es fijar una rutina, como decíamos en un artículo anterior relativo a los niños. Debemos programar nuestro tiempo, y distinguir entre obligaciones y ocio: es igual de malo pasarse el día ante la televisión que ante el ordenador, trabajando.
Otro factor clave es no aislarse. Afortunadamente, conservamos internet y las redes sociales, que son herramientas que, si bien en condiciones normales pueden resultar perniciosas (sedentarismo, adicción, perjudicar la relación cara a cara), en las que nos está tocando vivir son una bendición que nos permite estar en contacto con los nuestros.
Y otro es proponerse algo que no siempre es fácil: aprovechar el tiempo, dedicarlo a lo que ya sabemos que es bueno para nosotros, evitando hábitos que sabemos perniciosos para nuestra propia salud.
Recomendaciones del Ministerio de Sanidad
Finalmente, el Ministerio abunda en algunas recomendaciones anteriores y recomienda:
1. Reconoce tus emociones, intentando no alimentarlas ni dejarte llevar por ellas. Compartirlas con tus próximos te puede ayudar, igual que puede hacerlo seguir técnicas de relajación y respiración (mindfulness).
2. Enfoca tu energía y genera una rutina, cumpliendo con las restricciones impuestas. Hazte un horario.
3. Céntrate en lo que puedes hacer. Añade a tu rutina momentos de ocio, usando tu creatividad. Piensa en los que te rodean y en que te necesitan. Fíjate objetivos realistas, y persevera en su cumplimiento.
4. Cuídate. Mantén al máximo tus rutinas de higiene y alimentación. Intenta añadir momentos de actividad física.
5. Desconecta. Procura evitar el exceso de información respecto al virus. Habla de otros temas y trata de hacer cosas que te gusten y te ayuden a lograr esos objetivos fijados.
6. Mantén el contacto social. Utiliza el teléfono o el ordenador para videoconferencias con amigos y familiares: cuida de ti mismo cuidando a otros.
Y recuerda: ¡esto acabará más pronto que tarde!