Salud y medicina
Curas de las quemaduras
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Las quemaduras son una de las lesiones domésticas más comunes. Saber cómo tratarlas con rapidez y eficacia es sumamente importante a la hora de minimizar el daño. Mireia Montagut, enfermera del Centro Médico MGC, nos detalla qué debemos hacer y qué no debemos hacer ante este tipo de lesión.
¿Qué es una quemadura?
Una quemadura es una lesión de la piel provocada por un agente causal, sea físico, químico o externo, que induce a una desnaturalización de las proteínas y provoca una pérdida de calor, un aumento de la posibilidad de infección y también una pérdida de líquidos.
La valoración de la gravedad de la quemadura viene dada por la extensión de la superficie corporal afectada, el grado de profundidad, la edad de la persona quemada, el agente causal que lo ha creado y la zona afectada.
¿Qué tipos de quemaduras hay?
Por el grado de profundidad encontramos quemaduras de primer grado, de segundo grado superficial, de segundo grado profundo y de tercer grado.
Las quemaduras de primer grado son quemaduras superficiales que afectan a la epidermis –las más conocidas serían las quemaduras solares– y cursan como eritema (rojez), edema (inflamación) y dolor. Suelen curarse en un periodo de entre tres y seis días.
En las quemaduras de segundo grado superficiales hay una afectación de la epidermis y de parte de la dermis. En este caso aparecen flictenas, lo que se conoce como ampollas, hay exudado abundante y también hay dolor, porque las terminaciones nerviosas están conservadas. El tiempo de curación suele ser de entre siete y quince días.
Las quemaduras de segundo grado profundas son quemaduras que afectan a la epidermis y la dermis completa. Aquí también hay flictenas y exudado, pero no hay mucho dolor porque las terminaciones nerviosas están ya destruidas. El tiempo de curación suele ser de más de quince días.
Por último, encontramos las quemaduras de tercer grado, que son las más graves y afectan a la epidermis, a la dermis completa, al tejido subcutáneo y a estructuras más profundas. Tienen un aspecto de sequedad, de tirantez, hay edema, no hay dolor y son con escamas negruzcas, blanquecinas… El tiempo de curación es de meses e incluso estamos hablando de evoluciones muy lentas que necesitan intervenciones quirúrgicas, tipo injertos.
Otra forma de clasificar las quemaduras es en base de su extensión.
Por la extensión de la superficie corporal quemada se hace un cálculo mediante la “regla de los 9 de Wallace”, en la que se divide la superficie corporal total (100 %) en secciones a las cuales se les asigna un valor en porcentaje de área quemada. En el caso de los adultos:
– un 9%, cara, cuello y cuero cabelludo;
– un 9%, cada una de las extremidades superiores;
– un 18% tórax y abdomen;
– un 18% espalda y nalgas;
– un 18% cada extremidad inferior
– y un 1%, los genitales.
Se considera que una quemadura es grave cuando supera el 25% de la superficie corporal.
Por área de afectación, es grave cuando es en la cara y el cuello, en zonas de flexión como rodillas, axilas, codos y dedos de la mano, y cuando afecta a los genitales. En estos casos, por sus implicaciones estáticas y funcionales, es importante que se revisen.
¿Cómo debemos reaccionar ante una quemadura?
Lo primero que hay que hacer es retirar a la persona afectada del agente causal que ha provocado la quemadura. Posteriormente debemos remojar la zona quemada con agua fresca, pero nunca helada, durante unos diez o veinte minutos. Con esta medida se intenta que la quemadura no evolucione a capas más profundas, minimizamos el dolor y, al mismo tiempo, intentamos que no aparezcan las flictenas (ampollas).
Después de una quemadura siempre aparecen edemas, es decir, inflamación de la zona. Por lo tanto, tenemos que intentar que no haya una compresión y retirar relojes, anillos, pulseras y prendas que estén en la zona, siempre y cuando no estén adheridas a la piel. Posteriormente aplicaremos gasas estériles sobre la zona para proteger la quemadura y elevaremos la extremidad quemada, si es posible, para que la persona pueda ser trasladada a un centro sanitario.
¿Cómo tratar las quemaduras según el grado?
En las quemaduras de primer grado, por su simplicidad, no es necesario hacer mucho. Ya hemos dicho que son quemaduras solares, por ejemplo. Hidratarlas sería lo principal: con crema hidratante cada seis horas, y en un periodo de entre tres y seis días estaría resuelta.
Las quemaduras de segundo grado deben tratarse en un centro sanitario por su nivel de asepsia. Se ha de hacer una buena limpieza, una desinfección, secar bien la quemadura y aplicar una pomada antibiótica para intentar preservar la infección. Posteriormente se aplicará un tul impregnado húmedo porque interesa mantener una cierta humedad e hidratación en esta quemadura. Se preserva con gasas estériles, se cubre y se venda. El vendaje debe ser confortable, no debe apretar, debe ser de sujeción solamente. En caso de haber quemaduras, por ejemplo, en los dedos de la mano, deben taparse de manera individual, nunca conjuntamente. Elevaremos también la extremidad quemada si es posible y se debe hacer un control médico y enfermero de profilaxis antitetánica, un control del dolor y un control de la infección.
En el caso de las quemaduras de tercer grado, por su urgencia y gravedad, deben ser tratadas en una unidad de quemados de un hospital.
¿Qué es lo que nunca debemos hacer?
Nunca debemos hacer caso de fuentes que no sean fiables, ya que puede ser perjudicial para la propia quemadura. Es decir: no poner algodón a una quemadura, porque directamente se queda pegado; no aplicar apósitos adhesivos directamente en la quemadura; no reventar las ampollas; no quitar las prendas adheridas a la piel, porque pueden causar una lesión más grave; no aplicar hielo directamente en una quemadura y, por último, pero también importante, no aplicar remedios caseros de los que todo el mundo ha oído hablar, como aceite de oliva, pasta de dientes, vinagre o alcohol, entre otros.
¿Cuándo debemos acudir a un centro de salud?
Las quemaduras de primer grado son quemaduras muy banales, que en principio debemos pensar que irán bien, y, por lo tanto, se pueden resolver en casa.
Las quemaduras de segundo grado necesitan una serie de cuidados y, por tanto, hay que controlar la infección y el dolor en un centro sanitario. A la vez hay que intentar preservar la integridad cutánea para que se resuelva lo antes posible y también minimizar el riesgo de que pueda haber cualquier cicatriz.
Las quemaduras de tercer grado, por la urgencia y la gravedad que comportan, deben ser tratadas en una unidad especializada de quemados.
Y aparte de eso, hay una población de riesgo (bebés, niños pequeños, ancianos y enfermos crónicos, como un diabético) que siempre que tenga una quemadura debe ser revisada en un centro sanitario.