Salud y medicina
Por qué no hay ninguna dieta saludable que sea perfecta
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Tenemos una gran oferta de dietas: mediterránea, flexitariana, “paleo”, citogénico o keto… la oferta es enorme. Y cabe preguntarse cuál es mejor. Eso es lo que han hecho unos investigadores del King’s College, de Londres, y la respuesta es a la gallega: ¿quién lo pregunta? Porque, matizan, no existe una dieta “universal”, una que sea “la mejor” para todos.
La repuesta de cada individuo a la comida es extremadamente variable y la investigación revela que cada persona necesitaría un plan de comida personalizado, que idealmente debería considerar la genética, el microbioma y los efectos del estilo de vida en el metabolismo. Dicho de otro modo: una dieta ideal para un sujeto dado podría no serlo para otro.
¿Cuál es la mejor dieta para mí?
El estudio consistió en suministrar a 1.102 voluntarios una alimentación idéntica durante dos semanas, tras las cuales se midieron las respuestas metabólicas: factores como glucosa en sangre, insulina y niveles de triglicéridos. La glucosa elevada y los triglicéridos altos pueden provocar inflamación, que va asociada a un aumento de los riesgos de diabetes y de enfermedad cardíaca, además de provocar ganancias de eso.
El análisis de las respuestas mostró grandes variaciones, en que ciertas cifras se multiplicaban por diez. Algunos individuos sufrieron rápidos y prolongados aumentos de la glucosa y de la insulina, lo que se asocia con riesgo de diabetes y la ganancia de peso. Otros tuvieron niveles muy altos de grasa en sangre que duraron horas, lo que supone un aumento del riesgo de enfermedad cardiaca.
Se da el caso de que entre los voluntarios hubo gemelos idénticos (univitelinos) que, curiosamente, respondieron de forma muy diferente a los mismos alimentos, lo que sugiere que el factor genético no es tan crucial como se pensaba. Esto no deja de ser positivo, pues si los genes tuvieran el mando, tendrías menor control de tu respuesta a la comida y, consecuentemente, a los riesgos que conlleva.
Sueño, ejercicio y salud intestinal
La investigación incluyó las horas de sueño, los niveles de ejercicio y el apetito de los voluntarios durante las dos semanas de duración del estudio. Se midió el ritmo circadiano (horas de vigilia/sueño) y se tomaron muestras para analizar el microbioma (tipos y variaciones de la flora microbiana en el intestino).
Estos fueron los factores que determinaron lo idóneo u no de la dieta en cada voluntario. También se encontró que influía la hora de cada alimento. Por ejemplo, algunos metabolizaban mejor los alimentos ingeridos en el desayuno, mientras que para otros no influyó la hora de la ingesta.
Por supuesto que nada de esto sugiere que puedes “pasar” de fruta y verdura e ingerir comida poco sana: los efectos nocivos de ese tipo de alimentación están más que demostrados en múltiples investigaciones. Lo importante de estos resultados es que podemos controlar factores como el sueño, la diversidad intestinal y las horas de las comidas. Claro que esto exige tener conocer esa información para cada individuo, lo que no es fácil.
¿Los resultados de este estudio apuntan a un cambio en la forma de abordar una “dieta saludable”? Posiblemente, pero este concepto de alimentación personalizada es relativamente nuevo y es necesario continuar investigando, concluyen los investigadores. El estudio se publicó en la revista Nature Medicine.