Salud Mental
Por qué tenemos estrés: las hormonas que lo provocan
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Llamamos estrés a una reacción del organismo ante una situación de tensión anómala que percibimos como potencialmente peligrosa. Ante esa situación, el organismo aumenta el nivel de dos hormonas en sangre, que son las responsables de que el cuerpo se ponga “en guardia” para hacer frente al potencial riesgo. Son la adrenalina y el cortisol y ambas son fundamentales para responder adecuadamente a la situación.
El problema es cuando el nivel de ambas hormonas permanece elevado, creando un indeseable estado de estrés crónico, que es perjudicial para la salud.
Las principales hormonas del estrés
La adrenalina
También llamada epinefrina, es segregada por el organismo a través de las glándulas suprarrenales, que están situadas encima de los riñones. El efecto de esta hormona es elevar la frecuencia cardíaca y la presión sanguínea lo que a su vez eleva el nivel de energía. Desde un punto de vista primario, el mecanismo existe para evitar una situación peligrosa, como –en un pasado remoto– el ataque de una fiera. El cerebro percibe la amenaza y envía a las suprarrenales la orden de descargar la hormona. La adrenalina es la responsable de las reacciones inmediatas ante la amenaza. Es una reacción conocida como “descarga de adrenalina”.
El efecto en el organismo puede generar cierto bienestar, como el que sienten los aficionados a las actividades de riesgo, deportes extremos o películas de miedo.
La adrenalina se usa como medicamento, para paliar reacciones alérgicas graves, crisis asmáticas igualmente peligrosas, alergias extremas (anafilaxia), ante una caída grave de la presión arterial o incluso ante una parada cardíaca.
El cortisol
Por decirlo de una manera gráfica y simplista, ya hemos visto que la adrenalina está para atender esa situación de alarma que detecta el cerebro. Y llega el cortisol a continuación, cuyos efectos “complementan” los de la primera.
El cortisol es una hormona esteroidea y se libera para que el cuerpo se concentre en esa situación. Lo hace incrementando el nivel de azúcar en la sangre y deteniendo los procesos corporales que no son de necesidad inmediata: el sistema digestivo, el reproductivo o el crecimiento. También se produce en las glándulas suprarrenales, pero es de efecto más retardado que la adrenalina.
El impacto del estrés en la salud
Los lectores de este blog ya saben lo nocivo para la salud que resulta estar sometido a un estrés constante.
En situación normal –tras la liberación de las hormonas ante una amenaza concreta– cuando la amenaza se resuelve, los niveles de ambas hormonas vuelven a una situación de normalidad, lo cual supone una sensación placentera. Lo malo es que en la vida moderna es cada vez más frecuente la situación de estrés constante.
Estar sometido a estrés constante conlleva muchos riesgos: enfermedad cardíaca, insomnio, problemas digestivos, depresión, ansiedad, hipertensión, subida de la glucemia (azúcar en sangre), trastornos intestinales, disminución o pérdida de la libido, pérdida de memoria y aumento de peso.
Qué se puede hacer para reducir el estrés
Hay varias cosa que podemos hacer para intentar bajar los niveles de la adrenalina y del cortisol.
Para mitigar los efectos de la adrenalina:
- Efectúa ejercicios de respiración profunda
- Céntrate en el mindfulnes
- Busca recuerdos placenteros, evitando pensamientos negativos
- Practica la relajación muscular, contrayendo y relajando alternativamente los diferentes grupos de músculos del cuerpo.
Para reducir los efectos del cortisol:
- Haz ejercicio moderado, efectuado con regularidad. En realidad, durante el ejercicio el nivel del cortisol sube, pero solo temporalmente y, a corto plazo, resulta beneficioso cara al estrés.
- Duerme bien. La falta de sueño de calidad eleva el cortisol, de modo que vete antes a la cama, evita la cafeína y el alcohol y suprime el ordenador, las tabletas y los móviles, así como cualquier fuente de luz en tu dormitorio.
- ¡Pásalo bien! La risa, según varios estudios, va asociada a la reducción del cortisol, de modo que diviértete con tus amigos y familia.
- Hazte con una mascota. Igualmente, hay estudios que afirman que cuidar de un animal reduce los niveles del cortisol
- Sigue una dieta sana. Recuerda la regla de “cinco al día” (entre piezas de fruta y porciones de verdura). Toma menos azúcar y recuerda incluir en tu dieta cosas como el yogur, los plátanos y el chocolate negro, todos ellos buenos para mantener estables los niveles.