Salud y medicina
Problemas digestivos más comunes
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¿Quién alguna vez en la vida no ha tenido una mala noche tras una cena copiosa, o malestar ocasional de estómago, o un intenso ardor o..? En este artículo repasamos los problemas más frecuentes de estómago.
El ardor de estómago
Es quizá la causa más frecuente de consulta al médico de familia. También se llama exceso de acidez o pirosis.
Hay muchos problemas que pueden provocar ardores de estómago y una de las más habituales es el reflujo gastro-esofágico (ERGE). Se produce cuando los alimentos que están pendientes de digerir en el estómago se vuelven hacia el esófago. Esos alimentos están regados por los jugos gástricos, que son muy ácidos. El estómago tiene un revestimiento que lo protege de esa acidez, pero el esófago no. La sensación de quemazón en la zona baja del esófago es lo que da nombre al trastorno. Hasta un 10 o un 20% de la población occidental lo padece. Puede afectar seriamente a la calidad de vida de quienes lo padecen.
Síntomas del ardor
- Ardor, que es la sensación de quemazón la parte alta del abdomen, detrás del esternón. Aparece normalmente después de comer
- Regurgitación, que es la salida del estómago hacia arriba, pudiendo llegar hasta la garganta e incluso a la boca.
- Dificultad para tragar, cuando el trastorno es recurrente y se ha producido una inflamación del esófago
Otros síntomas son dolor en el pecho, exceso de saliva, sensación de tener un bulto en la garganta, dolor al tragar, náuseas y hasta vómitos.
Diagnóstico del ardor
Los síntomas citados son habitualmente la base del diagnóstico.
Se deben eliminar otras posibles enfermedades que provocan síntomas parecidos como infecciones, inflamaciones esofágicas, úlcera de estómago, dispepsia (molestias abdominales con malas digestiones y flatulencias), problemas del hígado, enfermedad de las coronarias (las arterias que riegan el corazón).
Para ello, se recomienda una evaluación más a fondo en los pacientes con dificultad para tragar o con síntomas de ERGE. Si el paciente no ha respondido a un tratamiento empírico (“a ciegas”) a base de un inhibidor de la bomba de protones, como el omeprazol, el especialista digestivo pedirá una endoscopia con biopsia, que podrá determinar la existencia de alguna lesión u otros posibles problemas.
Úlcera de estómago o duodeno (úlceras pépticas)
Aunque pueden en un principio no presentar ningún síntoma, hasta que aparecen las complicaciones asociadas a la úlcera, los síntomas más frecuentes son el dolor y las molestias en la parte superior del abdomen, concretamente en el epigastrio, es decir, la boca del estómago. Ocasionalmente también pueden presentarse en ambos lados del abdomen, debajo de las costillas.
El clásico dolor de la úlcera se presenta entre 2 y 5 horas después de las comidas y durante la noche, entre, pongamos, las 11 y las dos de la madrugada, cuando la secreción de ácido en el estómago es máxima.
Las úlceras van en ocasiones asociadas al reflujo gastroesofágico y también con el estreñimiento.
Pero, repetimos, las úlceras pueden cursar sin síntomas, y es más frecuente en ancianos y en pacientes que toman aspirina, ibuprofeno y similares antiinflamatorios no esteroideos.
Las complicaciones derivadas de una úlcera péptica son:
- Cambio en el dolor, que pasa de una molestia vaga en la boca del estómago a uno más intenso que no se alivia con los alimentos ni con los antiácidos
- Posible aparición de un dolor abdominal brusco
- Vómitos
- Hemorragia, que puede venir precedida de náuseas, vómitos de sangre heces en forma de melenas (o sea, con sangre).
Causas de la úlcera. Diagnóstico
La mayoría de las úlceras gastro-duodenales se producen como resultado de:
- Infección por una bacteria, la Helicobacter Pylorii, la más habitual
- Uso de medicamentos, como antiinflamatorios no esteroideos (aspirina, ibuprofeno) o antirreumáticos. Es menos frecuente
- Cáncer de estómago. En ocasiones, una úlcera de estómago puede estar escondiendo un cáncer en dicho órgano. Pero una úlcera duodenal muy raramente es en realidad un cáncer.
El diagnóstico se lleva a cabo mediante una endoscopia, que es la exploración del esófago mediante la introducción de un dispositivo con una cámara que permite ver el interior.
Tratamiento de la úlcera
Es función de la causa de la úlcera.
- Si se trata de Helicobacter se instaura un tratamiento a base de antibióticos e inhibidores de la bomba de protones (tipo omeprazol). El tratamiento es generalmente eficaz y una semana de medicación suele ser suficiente. En ocasiones, la bacteria puede ser más resistente, por lo que el tratamiento deberá prolongarse.
- Si son medicamentos los causantes de la úlcera, el primer paso es suprimir las tomas. Si no hay infección por Helicobacter, la úlcera se trata con antagonistas H-2 (bloqueantes H2) más un inhibidor de la bomba del ácido, como, de nuevo, el omeprazol.
Si la úlcera es sangrante, la situación puede ser muy grave y requerirá el ingreso del paciente.
SII: Síndrome de intestino irritable (colon irritable)
Se caracteriza por un dolor abdominal crónico sin causa orgánica. Es el trastorno intestinal diagnosticado con mayor frecuencia, afectando al 10-15% de la población general. Se da el caso curioso de que sólo el 15% de las personas afectadas busca atención médica, pero aun así, el trastorno representa un porcentaje cercano al 50% de las consultas de gastroenterología.
Síntomas del SII. Diagnóstico
Los pacientes presentan muchos síntomas diferentes, pero los más habituales son el dolor crónico y los cambios de hábitos intestinales.
El dolor crónico se describe habitualmente como una sensación de calambre, con agudizaciones periódicas. No siempre duele en la misma zona y la intensidad varía entre una simple molestia hasta un dolor incapacitante.
Los cambios en los hábitos intestinales son muy diversos y van desde estreñimiento a diarrea; incluso pueden alternar ambos en el mismo paciente.
El diagnóstico se realiza comprobando una serie de trastornos clínicos, de modo que si el paciente presenta más de tres de ellos se le puede diagnosticar como paciente de SII.
Tratamiento del SII
El tratamiento es largo y se basa en una continua y fluida comunicación paciente-médico. Si los síntomas son leves, se empieza por cambiar ciertos hábitos en el estilo de vida y modificar la dieta. Por ejemplo, eliminar bebidas que produzcan gases, o evitar la lactosa y el gluten.
En pacientes con síntomas entre leves y moderados y que no responden a dichos cambios, así como los pacientes con síntomas moderados a intensos, se recomienda el tratamiento según el síntoma predominante (antidiarréicos, laxantes, espasmolíticos, etc.)
Otros trastornos menos frecuentes
Otras enfermedades no tan frecuentes y que requieren la intervención de un especialista son la colitis ulcerosa y la enfermedad de Crohn, que son inflamaciones crónicas del intestino.