Alimentación y Nutrición
Alimentos ricos en hierro: Combate la anemia ferropénica con una buena alimentación
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Un vistazo rápido al sistema circulatorio
La sangre es un tejido más del cuerpo humano, sólo que en forma líquida. Y es líquida porque su función es llevar el alimento a las células a través de las arterias. Uno de los grupos de células que componen la sangre son los glóbulos rojos, o hematíes. Estos son precisamente los que transportan el oxígeno (que es el “combustible” que utilizan las células) y los demás vitaminas y minerales necesarios para que todo funcione bien.
Una vez liberados del oxígeno, los hematíes recogen el CO2, que constituye el desecho de las células y lo llevan por las venas de vuelta a los pulmones, donde se elimina con la espiración. En los pulmones se vuelven a cargar de oxígeno de donde pasan al corazón que los envía de nuevo a las células, comenzando un nuevo ciclo.
Los glóbulos rojos son como diminutas bolsas llenas de una proteína, la hemoglobina, que se une con facilidad al oxígeno que llevará a todas las células del cuerpo.
El hierro es parte del núcleo de la hemoglobina y es un elemento clave para que los glóbulos rojos se carguen de oxígeno.
La anemia por falta de hierro
Cuando el organismo tiene poco hierro por algún motivo, que veremos más adelante, el organismo produce menos hemoglobina y por tanto menos hematíes, por lo que la capacidad de la sangre para llevar el oxígeno a las células disminuye. Esa falta de oxígeno en la sangre es lo que llamamos anemia. (La anemia también puede producirse por falta de dos vitaminas, la vitamina B12 y el ácido fólico, pero son otros tipos de anemia). A la que nos ocupa –la causada por falta de hierro– es lo que llamamos anemia ferropénica.
Por qué se produce
Hay etapas o condiciones de la vida en que la demanda de hierro por el organismo es superior a la normal:
- Los niños, porque en la etapa del crecimiento se gasta más energía
- Los deportistas, por análoga razón: queman más energías que el resto
- Las embarazadas y las madres lactantes, porque tanto durante el embarazo como la lactancia, la necesidad de energía aumenta.
- Los vegetarianos que renuncian a uno de los alimentos clave para el porte diario del hierro
- Una pérdida de sangre continuada, o una hemorragia, que la médula ósea –que es donde se producen los hematíes– no es capaz de compensar.
Las hemorragias sostenidas, pero no advertidas (principalmente las digestivas), las debidas a tumores, benignos o no, son otras posibles causas de la falta de hierro.
Otra causa posible es la mala absorción intestinal del hierro. Esto se da en trastornos o enfermedades menos frecuentes, como la enfermedad celíaca, la enfermedad de Crohn, la falta de ácidos gástricos (aclorhidia) y en pacientes a quienes se ha extirpado parte del estómago.
Es por todo ello importantísimo determinar con precisión la causa concreta, pues en muchos casos la anemia será consecuencia del trastorno subyacente.
Cuáles son los síntomas de la anemia ferropénica
La anemia ferropénica no es de aparición rápida, sino que se va gestando a lo largo de cierto tiempo. A lo largo de este tiempo, el organismo es capaz de ir poniendo en marcha ciertos mecanismos que compensan la carencia, por lo que ésta no se muestra hasta que el nivel de hemoglobina es muy bajo.
Hay ciertos signos que pueden ir apareciendo en algunos pacientes (aunque no en todos), como caída del cabello, fragilidad del mismo, uñas frágiles, llagas en los labios y la boca, inflamación de la lengua y la mucosa (el revestimiento interno) de la boca, sequedad de garganta y dificultad para tragar alimentos.
Llegado este punto, el paciente puede mostrar los síntomas que siguen:
- Pierde color, empalideciendo
- Tiene tendencia a la somnolencia
- Sufre mayor cansancio
- Muestra menor tolerancia al ejercicio.
Si la anemia se agrava, pueden surgir otros síntomas:
- Palpitaciones
- Mareos
- Claudicación intermitente (dolor en las pantorrillas al caminar, por falta de riego)
- Insuficiencia respiratoria
- Angina de pecho
Cómo se diagnostica
Cuando el médico estudie los síntomas del paciente, si encuentra los signos descritos de este trastorno pedirá como primera medida un análisis de sangre, con un hemograma que revelará la cantidad de hemoglobina y el recuento de las células sanguíneas. Se diagnostica la anemia cuando la hemoglobina baja de 12 g/dl (en la mujer) y de 13 g/dl en el hombre.
Finalmente, para el diagnóstico definitivo, se realizará un estudio del hierro en el organismo (hierro en sangre, transferrina, ferritina, etc.) con el que se constatará la carencia.
Cómo se trata
Como primera medida debe tratar de encontrarse la causa desencadenante de la anemia, como hemos visto antes. No siempre será fácil, pero investigar la causa es fundamental.
Hasta que se determine, es posiblemente necesario suministrar al paciente medicamentos con suplementos de hierro. Estos medicamentos se asimilan mejor si van acompañados de vitamina C, pero en algunos pacientes pueden resultar factores irritativos. El paciente constatará probablemente que las heces se tiñen de negro.
Pasado un tiempo, si se ha determinado y corregido la causa, la anemia suele remitir, como mostraría un nuevo análisis de sangre. El médico supervisará el estado del paciente con exploraciones periódicas de tres o seis meses.
Los alimentos que contienen hierro
Una alimentación sana y equilibrada puede ayudar enormemente a paliar un leve déficit de hierro y a efectos de prevención, los alimentos más ricos en hierro son:
- Las carnes
- Las legumbres (lentejas, alubias, garbanzos)
- El pan integral
- Los huevos
- Los cereales
- Los frutos secos
Este cuidado en la alimentación debe extremarse en personas cuyo estado las haga más proclives a las anemias. Como hemos visto, los niños, los deportistas, las embarazadas, las mujeres lactantes y los vegetarianos y veganos. A las embarazadas, en concreto, con mucha frecuencia se les suministran suplementos de hierro, aunque su estado de salud sea perfectamente sano.
Bibliografía: