Salud y medicina
¿Para qué sirve la medicina nuclear? Pruebas y enfermedades que trata
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Cuando se descubrieron los rayos-X, hace más de cien años, la medicina encontró una herramienta impagable para ver el interior del cuerpo humano con el paciente vivo. Aunque permitía ver en una pequeña medida las partes blandas del cuerpo, su gran ventaja fue la obtención de imágenes anatómicas estructurales, fundamentalmente del esqueleto. Las tecnologías basadas en campos magnéticos o ultrasonidos vinieron a ampliar las posibilidades diagnósticas de los rayos-X.
Hoy día, gracias a la aparición de la medicina nuclear y la imagen molecular, podemos ver el funcionamiento del cuerpo, con información detallada de las células y las moléculas. Esto tiene enormes ventajas, que van desde la detección temprana de enfermedades hasta nuevas técnicas terapéuticas.
Cómo funciona
Básicamente, tanto los rayos-X como los campos magnéticos y los ultrasonidos son fuentes de energía externa a los que se somete las partes del cuerpo que se estudia. Difieren sustancialmente del caso de la medicina nuclear, en que las diferentes fuentes de energía se introducen en el organismo y se incorporan a las partes que se pretende estudiar, ya sea un tejido, un órgano o un proceso molecular. La emisión de energía procedente del interior del organismo, en forma de fotones (una partícula en forma de luz) o positrones (partículas elementales con carga positiva), se detecta mediante un dispositivo externo (cámara de SPECT, de PET o gammacámara) que crea una imagen que permite el estudio detallado del órgano o proceso en cuestión.
Para el estudio, los radiólogos introducen en el cuerpo del paciente una mínima cantidad de la sustancia radioactiva adecuada (el marcador o radiofármaco). El tipo de sustancia se determina en función de lo que pretende el estudio. La sustancia se incorpora al órgano en cuestión y emite una radiación que capta un detector, radiación que éste convierte en imágenes.
Qué ventajas tiene
En primer lugar, debemos aclarar algo que de primeras asusta a los pacientes: que les introduzcan material radioactivo en el organismo. Hay que dejar claro que la cantidad de material introducido es mínima y la radiación que recibe es incluso inferior a la de una radiografía. Además, la sustancia se elimina en unos días, bien por la orina o bien por las heces. No son peligrosas, por tanto, y el paciente no tiene sino muy pequeñas molestias. La medicina nuclear tiene innumerables ventajas, empezando por la detección temprana de un cáncer. Hay diversos tipos:
- Gammagrafía ósea, que detectaría un cáncer en algún hueso, mucho antes de lo que lo haría una radiografía convencional.
- Gammagrafía tiroidea, en que el marcador es yodo radioactivo, que se acumula en la glándula tiroidea y permitiría detectar un tumor en dicha glándula
- Gammagrafía con Galio, que se usa para la exploración del cuerpo entero, detectando zonas de infección, inflamación o tumorales
- PET, las siglas en inglés de tomografía por emisión de positrones. Mide la función fisiológica del organismo, examinando el flujo sanguíneo, el metabolismo o los neurotransmisores (sustancias que permiten comunicarse a las células del sistema nervioso). El material radioactivo introducido (una forma de glucosa) se acumula en mayor medida en las células cancerosas, lo que permite detectar la posible malignidad del tumor. Otras aplicaciones de la PET incluyen el estudio del flujo sanguíneo y el consumo de oxígeno en las diferentes partes del cerebro, lo que facilita el estudio de demencias, de accidentes cerebro-vasculares o de tumores
- PET/CT. Es la combinación de un PET con un TAC (tomografía axial computerizada) que, además de las ventajas del PET, muestran más detalles en las áreas en estudio, lo que facilita aún más la localización del tumor
- Ventriculografía nuclear, que es una prueba cardiológica que permite estudiar las cámaras del corazón (aurículas y ventrículos)
Existe una aplicación más avanzada, con la introducción en el cuerpo de un tipo de anticuerpos, llamados anticuerpos monoclonales, diseñados para unirse a la superficie de las células cancerosas. Explorar esas áreas con el instrumental adecuado, permite ver el tumor.
Los científicos mejoran constantemente los actuales y estudian sistemáticamente nuevos marcadores que permiten no ya localizar con toda precisión el cáncer sino incluso para introducir nuevos tratamientos.
Preparación ante un estudio de medicina nuclear
Como es lógico, depende del tipo de estudio al que se somete el paciente. Algunos requieren mantenerse en ayunas determinado tiempo antes, para otros se pide la toma de un laxante, o incluso un enema.
Debe informarse al médico de todos los medicamentos que pueda estar tomando el paciente (podría pedírsele que suprimiera alguno antes del estudio). También debe informarse al médico de posibles alergias, o de si ha tenido reacciones a anteriores estudios de medicina nuclear. Las reacciones de pacientes a los marcadores son poco frecuentes.
Como norma, el paciente debe permanecer inmóvil durante el examen y el escáner (que es en general una especie de túnel de profundidad menor de un metro) se moverá hacia atrás y delante de modo que cubra la totalidad del área que quiere explorarse.
Duración del estudio
No todos los estudios tienen similar duración, pero normalmente no exceden de una hora. Este tiempo no incluye la posible espera desde que se administra el marcador.
Bibliografía: