Hijos, Vida de Pareja
¿Cuánto sabes sobre la hormona del crecimiento?
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Qué es la hormona del crecimiento. Su déficit
Es la que estimula y regula la producción, en el hígado, de otra hormona implicada en los procesos de crecimiento y que se conoce como factor de crecimiento insulinoide tipo I (IGF-1). La hormona del crecimiento la produce la hipófisis o glándula pituitaria, una pequeña glándula situada en la base del cerebro, por detrás de las fosas nasales.
Su falta, o déficit, que puede ser parcial o total, se puede producir por trastornos que afecten a cualquiera de los órganos implicados en su secreción o bien en a acción que produce.
A medida que envejecemos disminuye de forma natural la producción tanto de la hormona del crecimiento como de la IGF-1.
Causas del déficit de la hormona del crecimiento
Los mecanismos que pueden desencadenar la falta son los siguientes:
- Insuficiente producción en el hipotálamo de la hormona liberadora de la hormona del crecimiento (somatocrinina)
- Insuficiente producción en la hipófisis de la propia hormona del crecimiento
- Disminución de la IGF-1 en el hígado
- Defectos o alteraciones en los receptores dela hormona (en las células del organismo).
Son diversas la enfermedades que pueden dar lugar a un déficit. Destacan las siguientes:
- Falta de oxígeno en el momento del nacimiento
- Enfermedades de la hipófisis, del cerebro o del hígado
- Anomalías en los receptores de la hormona
- Alteraciones de naturaleza autoinmune
- Algunos defectos (raros) de naturaleza genética.
En los casos en que la deficiencia de la hormona es consecuencia de una alteración en la hipófisis pueden presentarse otras deficiencias hormonales asociadas, lo que da lugar a otras enfermedades. Con todo, en muchos casos no se conoce la causa de la falta de producción de la hormona del crecimiento.
Síntomas del déficit
La falta de la hormona se descubre frecuentemente durante la infancia. El paso y la talla suelen ser normales en el momento del nacimiento, pero entre los tres y nueve meses de edad la velocidad del crecimiento del niño se ve reducida.
Más adelante la ganancia de peso también se ve afectada, así como el desarrollo de los huesos y dientes. El niño puede presentar cierto aumento de los depósitos de grasa que existen debajo de la piel (cuando el déficit es sólo parcial este síntoma puede no está presente).
Qué puedes hacer
Todos podemos medir y pesar a nuestros hijos. Sin embargo, lo ideal es que sea el pediatra o el médico de familia quienes lleven a cabo periódicamente una sencilla exploración del crecimiento de los niños, ya que las mediciones tomadas en casa pueden no ser muy fiables y la interpretación de las llamadas “curvas de crecimiento” (tablas que incluyen los datos de estatura y peso de una población en función de la edad) puede ser dificultosa. Desde luego, si sospecháis un retraso en el crecimiento del niño, no debéis dudar en llevarlo al pediatra.
Cómo se diagnostica una alteración del crecimiento
El médico tendrá muy presente la talla de los padres, así como otros datos durante la pubertad de ambos progenitores. El especialista pesará y medirá al niño y dibujará en una tabla la evolución de ambas mediciones. Indagará acerca de diversos aspectos clínicos del niño, tales como dieta, apetito, realización de ejercicio, enfermedades padecidas, hábitos intestinales y cualquier aspecto clínico incluyendo posibles problemas sociales o afectivos.
Durante la exploración física del niño valorará su grado de desarrollo puberal (caracteres sexuales secundarios, que en las niñas comienzan a los 11 años y en los niños hacia los 13) y dentario. Si lo considera necesario, el médico pedirá una radiografía de la mano y muñeca izquierdas. La imagen le permitirá conocer la “edad ósea” del niño, o sea el nivel de desarrollo de sus huesos. Si existe una deficiencia de la hormona del crecimiento la edad ósea se verá retrasada.
Si con los datos anteriores, el médico sospecha que existe una deficiencia de la hormona del crecimiento, es recomendable la consulta con un especialista en endocrinología infantil, que medirá el nivel de IGF-1 en sangre y realizará las pruebas que considere oportunas para descartar ciertas enfermedades. El estudio de la secreción de la hormona del crecimiento se llevará a cabo mediante pruebas de estimulación hormonal. Generalmente se necesitarán dos pruebas para lograr un diagnóstico adecuado.
Cuál es el pronóstico
Si el déficit de la hormona es real, y se deja sin tratar, el crecimiento del niño se verá seriamente comprometido. El potencial de crecimiento se reducirá tanto más cuanto mayor sea el grado de deficiencia. Pero si el déficit se trata precozmente (es decir en cuanto de detecte), es probable que el niño gane unos centímetros que le permitan situarse en el nivel de estatura correspondiente a su edad.
Muchos niños crecen 10 centímetros o más el primer año y 7-8 cm o más en los siguientes dos años. Posteriormente, la tasa de crecimiento disminuye progresivamente.
Debe hacerse notar que la terapia con hormona del crecimiento no funciona en todos los niños.
Cómo se trata el déficit de la hormona del crecimiento
El tratamiento, que debe estar prescrito por unidades hospitalarias especializadas, se realiza a base de inyecciones de la hormona faltante sintética. Las inyecciones deben ser diarias hasta que finalice el crecimiento del niño, calculando con precisión la cantidad de hormona que debe inyectarse en cada momento. La técnica de la inyección es sencilla y los padres deberán aprenderla.
Debe llevarse un estrecho control médico del niño así como estar atentos a la aparición de posibles efectos secundarios, si bien no son frecuentes.
Una vez finalizado el crecimiento, se reevaluará al paciente para determinar si persiste la falta de la hormona, en cuyo caso el paciente podrá beneficiarse de la administración de la hormona durante su vida adulta.
Los medicamentos usados para el tratamiento son:
- Hormona del crecimiento en polvo
- Hormona en forma líquida para inyección
- La IGF-1 sintética se encuentra también disponible para su uso farmacológico, pero habitualmente no se emplea en la práctica clínica en la mayoría de los niños con el déficit.
Bibliografía: