Salud y medicina
Leucemia aguda: lo que debes saber
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La leucemia es una enfermedad que consiste en la multiplicación incontrolada de determinado tipo de célula en la sangre. Pero antes de seguir adelante, hablaremos un poco de la sangre.
La sangre
La sangre es un tejido más del cuerpo. Y es un tejido líquido por la importante función que tiene de servir de vía de comunicación y de transporte de las sustancias necesarias para mantener los órganos abastecidos y en funcionamiento. Se compone de varios tipos de células:
Glóbulos rojos, hematíes o eritrocitos
Son como bolsitas llenas de una proteína llamada hemoglobina que tiene como misión transportar el oxígeno a todas las células del organismo.
Glóbulos blancos, o leucocitos
A este grupo pertenecen todas las células encargadas de defendernos de los agentes extraños, como virus y bacterias. En este grupo están, por ejemplo, los granulocitos (clasificables en neutrófilos, basófilos y eosinófilos), los monocitos y los linfocitos.
Plaquetas
Son como losetas o ladrillos encargados de taponar las roturas que puedan producirse en los vasos sanguíneos y por las que, de otro modo, se escaparía la sangre. Son imprescindibles para la coagulación y evitar con ello que nos desangremos cuando sufrimos heridas.
Todas estas células nacen en la médula ósea, que es el gran órgano productor de células sanguíneas y que se encuentra dentro de los huesos del tronco. Estas células tienen una vida limitada, por lo que el organismo las renueva continuamente; es preciso que elabore diariamente cientos de miles de ellas. La falta de alguna de ellas produciría diferentes trastornos como anemia, leucopenia o trombocitopenia (déficit de glóbulos rojos, blancos y plaquetas respectivamente).
La leucemia aguda
La leucemia aguda es una enfermedad de la médula ósea que consiste en la multiplicación rápida y descontrolada de leucocitos malignos, muy inmaduros, llamados blastos, que no tienen ninguna función y que van invadiendo el espacio natural del resto de las células normales de la médula ósea. Su proliferación llega a ser tan excesiva que estos blastos ocupan de un 20% a casi un 100% del total de células de la médula ósea y pueden acabar siendo las células más numerosas de la sangre.
Al invadir este espacio, se acaba estableciendo una situación muy grave para el enfermo, en la que empezará a haber escasez de glóbulos rojos (anemia), leucocitos normales (leucopenia) y plaquetas (trombopenia). A este cuadro tan grave se le denomina insuficiencia medular, y puede darse también en otros tipos de enfermedades de la sangre.
Tipos de leucemia
Existen dos tipos básicos de leucemias, las agudas y las crónicas.
Leucemias crónicas
Las leucemias crónicas son enfermedades más lentas y progresivas, en las que la agresividad de las células malignas es, por lo general, mucho menor que la de los blastos de las leucemias agudas.
Leucemias agudas
Dentro de las leucemias agudas se diferencia entre dos clases, las linfoblásticas y las mieloblásticas. La diferenciación se produce mediante el estudio al microscopio, y otros medios de diagnóstico, de determinados rasgos que las hacen clasificables en uno u otro tipo. En las leucemias linfoblásticas, los blastos son muy parecidos a las células madre de la médula ósea que forman los linfocitos y, en las mieloblásticas, los blastos son más bien parecidos a las células progenitoras de las que nacen los granulocitos.
Saber bien de qué tipo es una leucemia no sólo orienta para estar advertidos de los riesgos que más peculiarmente pueden afectar al enfermo en cada tipo, sino también para elegir el tratamiento más eficaz para la leucemia específica que tenga el paciente. Por ejemplo, el tratamiento convencional de una leucemia aguda mieloblástica puede ser poco eficaz para tratar una leucemia aguda linfoblástica, y viceversa.
Por qué se produce una leucemia aguda
En España se dan anualmente entre dos y tres casos por cada cien mil habitantes, y afecta a por igual a hombres y mujeres. Puede también surgir en cualquier edad, aunque es más habitual que las leucemias linfoblásticas se presenten en niños y las mieloblásticas más entre adultos y ancianos.
No existe una única causa que desencadene la enfermedad. Existe una carga genética que define la susceptibilidad de cada uno a las diferentes enfermedades y es muy variable.
Sí se conocen determinados factores como:
- Las radiaciones ionizantes (rayos X, rayos gamma, etc.)
- Determinadas sustancias con poder carcinógeno (benzol, etc.)
- Determinados virus
Estos factores tienen el poder de hacer mutar los genes de las células de la médula ósea y transformarlas en blastos. Esto ocurre muy a menudo, pero afortunadamente disponemos de un sistema inmunológico (sistema de defensas) que es capaz de detectar esas células malignas y destruirlas antes de que formen una colonia numerosa. Cuando esto no sucede -porque la tendencia a mutar de las células sea alta o se dé con mucha frecuencia, o porque el sistema de defensas esté deprimido o presente algún defecto de funcionamiento o control- se desencadena el proceso de la multiplicación maligna celular que caracteriza al cáncer.
Síntomas de la leucemia aguda
Hay una gran parte de pacientes en los que la enfermedad se diagnostica antes de que se presente síntoma alguno. Eso ocurre con cierta frecuencia y se presenta en la primera fase de la enfermedad, en la que los blastos están proliferando y saliendo a la sangre, pero aún quedan suficientes células “buenas” en la médula ósea como para mantener una producción normal de células sanguíneas.
Sin embargo, en los casos en que los blastos han conseguido ya invadir la médula ósea, se establece un cuadro de insuficiencia medular. Este problema grave sucede cuando la enfermedad ha ganado mucho terreno y se traduce en una insuficiente producción de células sanguíneas. La persona con leucemia aguda tiene, por ello, síntomas propios de la anemia, como:
- Cansancio
- Menor tolerancia al esfuerzo físico
- Aspecto pálido
- Gran tendencia a la somnolencia.
Si la anemia se agrava, pueden surgir palpitaciones (sensación desagradable del latido cardiaco), mareos, claudicación intermitente (dolor en las piernas al andar por insuficiente riego sanguíneo), insuficiencia respiratoria e incluso angina de corazón (dolor por sufrimiento del corazón parecido al del infarto).
La escasez de leucocitos hace más vulnerable a la persona frente a una gran mayoría de microbios patógenos y pueden por ello sobrevenir infecciones de todo tipo.
Finalmente, la escasez de plaquetas conduce a la aparición de hematomas en las piernas o en los brazos y hemorragias en distintos puntos del organismo, como las encías o la nariz. A veces, el déficit de plaquetas es tan grave que las hemorragias pueden surgir en órganos más vitales como son la retina, órganos digestivos, pulmones, cerebro, etc. En algunos tipos de leucemia aguda existen también trastornos de la coagulación de la sangre que combinados con la trombopenia pueden incrementar notablemente el riesgo de estas hemorragias.
Hay otros síntomas posibles que aunque parecen más en un tipo de leucemias que en otras, se resumen globalmente en los siguientes:
- Inflamación de las encías (gingivitis)
- Aumento del tamaño del bazo y/o del hígado
- Aumento del tamaño de ganglios linfáticos
- Dolores articulares
- Pérdida de apetito
- Reducción inexplicada del peso
Cómo se diagnostica
Los datos observables en la exploración física dan valiosas pistas al médico para el diagnóstico. Sin embargo, para diagnosticarla con precisión el médico pedirá un análisis de sangre con un hemograma (análisis que clasifica las células sanguíneas y mide su cantidad relativa en sangre). Si existen indicios de sospecha de la enfermedad en el hemograma, será necesario solicitar que un hematólogo observe esa sangre al microscopio para detectar los blastos.
Para el diagnóstico definitivo será precisa una prueba más, que es observar al microscopio una muestra de médula ósea obtenida por aspiración de un hueso del tronco, como es el esternón o la cadera (aspiración de médula ósea). Con esa muestra se pueden también realizar estudios de sus genes (estudios de biología molecular), de los cromosomas (cariotipo genético) y de las proteínas características que muestran en su superficie o producen las leucemias (estudio de marcadores celulares por citometría de flujo).
Todas estas pruebas de análisis son ya competencia del hematólogo del hospital y le permiten clasificar adecuadamente el tipo concreto de leucemia aguda que padece el paciente.
Tratamiento de la leucemia aguda
Si bien hace unos pocos años el pronóstico hubiera sido malo, la hematología ha avanzado notablemente y hoy día se logra curar la enfermedad en no pocos casos.
El tratamiento de la leucemia aguda se lleva a cabo a base de quimioterapia. La descripción de los diferentes tratamientos depende de cada paciente y de cada tipo y subtipo de leucemia padecida. En todo caso, se sale del alcance de este artículo y al final del mismo proponemos algunas páginas web que informan en detalle de los tratamientos disponibles. Hay muchos diferentes tipos de fármacos y cada caso necesitará el más adecuado. Será el oncólogo, junto con el hematólogo quien determinará que medicamentos recibirá el enfermo, en cuántos ciclos y en qué cantidad.
La quimioterapia antileucémica ejerce su efecto beneficioso destruyendo los blastos, y suele ser bastante eficaz para eliminar la enfermedad en la mayoría de los pacientes. Pero aunque cada vez se avanza más, no es tan selectiva aún como sería deseable y no puede evitar efectos secundarios transitorios en la médula sana y en otros tejidos de renovación celular frecuente (piel y mucosas principalmente).
Existe algún tipo de leucemia, como la leucemia aguda promielocítica, en que el tratamiento es más sencillo y consiste en la toma de unas pastillas determinadas durante un periodo de tiempo.
Prevención de la leucemia aguda
Desgraciadamente no está en nuestras manos reducir el riesgo de padecer una leucemia aguda, salvo en lo que respecta a evitar exponerse a carcinógenos demostrados o radiaciones intensas.
Existen tratamientos para evitar la recaída del enfermo ya curado, siendo el principal de todos el trasplante de células madre. De nuevo, el hematólogo y el oncólogo serán quienes llegado el caso propongan lo más adecuado a paciente.
Bibliografía
Leucemia aguda
Tratamiento de la leucemia mieloide aguda