Esta es la pregunta del millón: ¿Vale la pena fumar? ¿Tiene algún sentido? La respuesta es evidente: no. ¿Qué nos proporciona? ¿Un extra de dopamina? ¿Bienestar? ¿Placer…? ¿A qué precio?
Todo el mundo sabe que hay razones más que suficientes para no fumar pero, aún así, dejarlo no resulta fácil. Para “renunciar” hay que estar muy convencido. Si usted se está planteando abandonar uno de los hábitos más nocivos y más absurdos que existen, cualquier momento para hacerlo es el adecuado ¡enhorabuena! Le recomendamos, para tener éxito en su determinación, ponerse en manos de un médico y diseñar un plan de acción debidamente pensado para su caso particular. Piense que la adicción a la nicotina es una enfermedad crónica y, como tal, debe tratarse con el especialista.
Esta comprobado que dejar el tabaco por uno mismo es menos efectivo que ponerse en manos de un médico. Solamente un 10% de quienes lo intentan sin ayuda logran su propósito, mientras que el porcentaje de éxito se eleva hasta el 60% cuando se hace con seguimiento médico.