Para saber qué es la anemia conviene saber algo de la circulación de la sangre. El sistema circulatorio tiene una función importantísima, como es llevar a las células el alimento que necesitan (fundamentalmente oxígeno) y, a la vez, eliminar los desechos (como el anhídrido carbónico, o CO2) que las células producen. Y, por cierto, ¿sabías que la sangre es un tejido, y no un simple líquido corporal?
Los glóbulos rojos
La sangre tiene básicamente cuatro componentes: el plasma (que es la parte líquida), los glóbulos blancos (que sirven para luchar contra las infecciones), las plaquetas (que se unen entre sí para cicatrizar las heridas) y los glóbulos rojos.
Los glóbulos rojos (o hematíes, o eritrocitos) son las células encargadas del transporte de que hablábamos. Tienen como una bolsita con una proteína –la hemoglobina– que se une con facilidad al oxígeno y al CO2.
¿Qué es la anemia?
La anemia es una afección que implica una producción reducida de glóbulos rojos sanos en
la sangre, que se conoce también como hemoglobina. Esto significa que la cantidad de
oxígeno en esta va a ser inferior a la adecuada y, por tanto, la que llega a todos los tejidos
del organismo.
Las causas son múltiples y tiene diferentes grados, pero también una duración que puede ir
desde la temporal a la prolongada. Su consecuencia directa, y el síntoma más revelador de
su existencia, es el cansancio y la debilidad. En los casos más graves, pueden producirse
mareos, latidos irregulares del corazón e incluso dificultad para respirar.
¿Cómo se produce esta afección?
Las causas de la anemia son diversas y varían en cada persona, por lo que es necesario
conocer cuál es el motivo para poder dar el tratamiento idóneo. A grandes rasgos, puede
ser congénita, es decir, que está presente desde el nacimiento, o ser adquirida durante la
vida, y que aparece fruto de un nivel bajo de glóbulos rojos en la sangre.
Además de una producción baja por el propio organismo, cuya causa habría que indagar y
que suele ser por falta de hierro, ácido fólico o vitamina B12, también puede deberse a una
pérdida grande de sangre, bien por una herida o bien por la menstruación en el caso de las
mujeres, y, tercero, porque el cuerpo está destruyendo sus propios glóbulos rojos, como
sucede en algunas enfermedades.
¿Qué síntomas tiene la anemía?
Los síntomas más comunes que tiene la anemia son:
Falta de energía, fatiga y debilidad
La sensación de cansancio permanente que no desaparece ni tras dormir ni comer y que se
prolonga en el tiempo es el síntoma más habitual de la anemia y lo que, por lo general,
permite que se sepa de su existencia. Puesto que, salvo excepciones como las heridas
sangrantes, la pérdida de los glóbulos rojos es gradual y se dificulta el conocimiento de la
afección.
Mareos o sensación de desmayor
Cuando la anemia se prolonga en el tiempo y es muy acentuada, pueden llegar a aparecer
mareos, a consecuencia de la falta de oxígeno en la sangre y, por tanto, en todos los tejidos
y órganos, y desmayos en los casos más graves.
Irritabilidad
La propia sensación de malestar y el cansancio extremo que impide que se puedan llevar a
cabo las actividades cotidianas repercute negativamente en las emociones y la salud
mental. Además de la irritabilidad, la anemia está relacionada con la depresión y con varios
trastornos.
Dificultad para respirar
Otro de los síntomas de la anemia grave o muy grave es la dificultad para respirar, al no
poder los órganos funcionar con normalidad.
Dolores de cabeza y dificultad para concentrarse
Tal y como sucede en los órganos, cuando hay un cuadro de anemia, la sangre no va lo
suficientemente oxigenada, y la carencia de este elemento hace que aparezcan las cefaleas
y la dificultad para concentrarse en cualquier actividad.
Palpitaciones, frecuencia cardíaca acelerada
En el caso del corazón, la falta de oxígeno en este órgano se traduce en palpitaciones, que
son latidos muy fuertes, o en una frecuencia cardíaca que va más rápido de lo normal.
Palidez
El color de la piel y de las mucosas se utiliza en el examen físico para valorar la existencia
de la anemia. Cuando esta está presente, aquellas pierden su color y se muestran muy
pálidas, por la escasez de sangre oxigenada, que pierde su color característico y se vuelve
más aguada. Por tanto, sin color.
Si el médico sospecha que sufres anemia, el médico pedirá un análisis específico de la sangre, en que aparecerá el déficit correspondiente al tipo de anemia que padece el paciente:
- Niveles anómalos (más altos o más bajos) de glóbulos rojos o de hemoglobina
- Niveles de hematocrito demasiado bajos (mide cuánto ocupan los glóbulos rojos en la sangre)
- Volumen corpuscular medio (VCM), el tamaño promedio de los glóbulos rojos.
Tipos de anemia
Para poder entender mejor qué es la anemia, hay que conocer los tres tipos que existen de
esta enfermedad: la anemia por falta de ácido fólico, la anemia por falta de vitamina B12 y la
anemia por falta de hierro. Vemos a continuación cada una de ellas.
Anemia por falta de ácido fólico
El ácido fólico es una vitamina que juega un papel clave en la síntesis del ADN (material del núcleo de las células, que contiene los genes). Cuando falta el ácido fólico se deteriora la capacidad de síntesis del ADN, lo que perjudica la formación de nuevas células, entre otras los glóbulos rojos, que se producen en la médula ósea (en el interior de los huesos). La falta de ácido fólico disminuye el número de glóbulos rojos en la sangre, o sea produce anemia.
¿Porqué se produce este tipo de anemia?
La falta, o déficit, de ácido fólico se produce fundamentalmente por una nutrición defectuosa. Los alimentos que contienen ácido fólico son la fruta y las verduras, con lo que debes asegurarte de tomar suficiente cantidad de ellos. ¿Cuánto? Bueno, recuerda la regla de los cinco: cinco piezas de fruta (o porciones de verdura) al día.
Por el contrario, hay sustancias que perjudican la absorción del ácido fólico: el alcohol principalmente, pero también algunos medicamentos, como la píldora anticonceptiva, o ciertos fármacos anti-epilépticos.
Algunas enfermedades también disminuyen la absorción: enfermedades intestinales como la enfermedad de Crohn o la enfermedad celíaca, y otras enfermedades, como el hipertiroidismo la psoriasis, los tumores o inflamaciones crónicas.
Hay que mencionar que, en determinadas condiciones y trastornos, el cuerpo necesita más ácido fólico del normal, como durante el embarazo o la lactancia, por ejemplo.
La falta de ácido fólico es especialmente frecuente en ancianos cuya alimentación es incompleta, en personas indigentes o en alcohólicos.
¿Cómo se trata la anemia por falta de ácido fólico?
Es importante encontrar la causa de la deficiencia, como podría ser una mala absorción intestinal o la toma de los fármacos citados.
Por lo general, el restablecimiento de una dieta adecuada y la supresión del alcohol serán de gran ayuda. Puede ser necesario tomar suplementos de ácido fólico en forma de comprimidos diarios durante algunos meses.
Anemia por falta de hierro
El hierro forma parte de la hemoglobina (esa proteína de los glóbulos rojos de que hablábamos) y es clave para que el hierro se una al oxígeno en su camino hacia las células.
Cuando el cuerpo dispone de poco hierro (porque no se absorbe el necesario en el aparato digestivo o porque perdamos hierro en exceso) se produce poca hemoglobina y también menos glóbulos rojos, lo que perjudica la correcta alimentación de las células. Esta anemia por déficit de hierro es la llamada anemia ferropénica.
¿Porqué se produce este tipo de anemia?
El hierro que necesita el organismo es variable. Los niños (por estar en época de crecimiento), los deportistas (por tener mayor gasto de energía), las embarazadas y las mujeres lactantes (por la mayor necesidad que conlleva alimentar al feto o al lactante) tienen todos ellos mayores necesidades de hierro.
El hierro se encuentra en carnes y pescados. Y también en los cereales, el cacao, las legumbres y la fruta y las verduras de hoja verde, pero el hierro presente en este segundo grupo se absorbe con mayor dificultad que el que contienen carne y pescado.
La falta de hierro suele deberse a una alimentación pobre en hierro o a una mala absorción. Es frecuente en vegetarianos estrictos o en veganos y, de nuevo, en ancianos y otras personas con alimentaciones defectuosas.
Otra causa del déficit de hierro es la mala absorción digestiva. Otra vez, la enfermedad de Crohn, la enfermedad celíaca o la falta de secreción de ácido péptico en el estómago pueden causarla. Finalmente, una hemorragia excesiva también puede ser la causante.
¿Cómo se trata la anemia por falta de hierro?
El primer paso es descartar una posible causa, como alguna de las mencionadas antes. En cualquier caso, suele ser necesario que el paciente tome suplementos que aporten hierro. Si se establece la causa, con el aporte adicional de los suplementos, la anemia suele desaparecer.
No siempre es fácil la absorción del aporte adicional de hierro y siempre es mejor que los suplementos contengan también vitamina C y se ingieran con el estómago vacío; pero esto puede irritar algunos estómagos, en cuyo caso habrá que tomarlos con las comidas. El hierro puede teñir de negro las heces.
Anemia por falta de vitamina B12
La vitamina B12 tiene, como el ácido fólico, un papel clave en la síntesis del ADN y como en aquel caso, su falta producirá una disminución de la producción de nuevas células, incluidos los glóbulos rojos. Otra función de esta vitamina es mantener las vainas de recubrimiento de los nervios, formadas básicamente por una sustancia, la mielina, cuya falta produce trastornos serios en la transmisión nerviosa.
En resumen, el déficit de vitamina B12 produce una peor producción de glóbulos rojos y un daño progresivo del sistema nervioso.
Por qué se produce este tipo de anemia
La vitamina B12 está presente en las carnes y las vísceras, principalmente y en menor proporción en los pescados, los huevos y la leche y se absorbe en el íleon, la última parte del intestino delgado. La absorción requiere la mediación de varias proteínas producidas por el estómago y el páncreas, en un proceso bastante complejo. La mala absorción se puede producir por la existencia de bacterias o parásitos en esa zona, que roben la vitamina al cuerpo.
Otra posible causa es la existencia de fallos de las proteínas del estómago (principalmente) o las pancreáticas, necesarias, como hemos visto, para la correcta absorción.
También puede darse como consecuencia de una alimentación defectuosa que suprima, por ejemplo, leche y huevos. Esta vitamina no se encuentra en las verduras.
Pero la causa más frecuente de todas es la que da lugar a la anemia perniciosa, que es más frecuente en ancianos. Consiste en un error del sistema inmunológico que acaba destruyendo las células del estómago responsables de la producción de la proteína más importante para la absorción en el íleon. Esta proteína se llama habitualmente “Factor Intrínseco”. La consecuencia a largo plazo en el estómago es que puede degenerar en un cáncer en dicho órgano.
Cómo se trata la anemia por falta de vitamina B12
Lo más importante es establecer la causa del déficit. Si se trata de bacterias o parásitos en el íleon, será necesario un tratamiento antibiótico (o incluso quirúrgico, para corregir una posible anomalía anatómica).
Sea la causa cual sea, se debe instaurar un tratamiento a base de inyecciones intramusculares periódicas de vitamina B12. En algunos casos, el tratamiento puede ser necesario durante la vida del paciente.
Prevención de la anemia
La gran mayoría de las anemias son consecuencia de una alimentación inadecuada. Por lo
tanto, lo mejor para la prevención de la anemia es seguir una dieta equilibrada, rica en
vitaminas y con alimentos que contengan hierro.
Las mujeres embarazadas o en proceso de lactancia son proclives a tener alguna carencia
de alguno de los componentes, con lo que el ginecólogo sugerirá los suplementos
adecuados para paliar esas carencias. También en los casos más graves de anemia, y siempre que no haya problemas de absorción, para lo que habrá que tomar otras medidas,
se pueden recomendar suplementos con hierro y otros minerales y vitaminas.
Dentro de la alimentación, se recomienda consumir aquellos alimentos con un alto
contenido en hierro. Si bien de forma tradicional se ha recomendado apostar por las carnes
rojas, hoy es bien sabido que esta es muy perjudicial para la salud, por lo que no es
necesario recurrir a esta para la prevención de la anemia o su tratamiento.
La alfalfa germinada contiene 1 mg de hierro en 100g y, además, contiene más de 8mg de
vitamina C, que es clave para favorecer la absorción. Otro alimento muy eficaz es la avena,
cargada de beneficios para la salud, y que contiene casi 5mg de hierro en 100g, más que la
carne que se queda en 3mg.
En las legumbres, las lentejas se llevan el primer puesto con 9mg por 100g, y poseen
además niveles elevados de folatos y cobre, que favorecen la creación de hematíes. Otros
alimentos interesantes son la remolacha roja, los pistachos, el miso o la levadura de
cerveza.
Ahora que ya conoces qué es la anemia y que tipos hay, ya sabes que puedes hacer para
prevenirla y vivir una vida más saludable.