Tengo un bulto en un pecho

Quizá hayas dejado pasar demasiado tiempo desde la última autoexploración de las mamas, o desde la última mamografía, pero el caso es que te has notado un bulto en un pecho y te has asustado, porque… bueno, siempre tendemos a asociar bulto en el pecho a un tumor. Y la mayoría de las veces no es para nada maligno, con lo que no debes preocuparte.

Los bultos, o nódulos, en el pecho pueden ser de aspecto y naturaleza muy variada:

  • Firme, sin protuberancias y de forma más o menos redonda
  • Se mueve por debajo de la piel
  • Una zona rara, no demasiado delimitada de la mama
  • Una zona de la mama que ha cambiado de color o que tiene pequeños hoyuelos
  • Un cambio en la forma de la mama
  • Puede incluso ir asociado a una secreción anómala por el pezón, o a una retracción del propio pezón.

La mayoría de las veces es la propia mujer, de forma accidental en una exploración rutinaria o porque le ha generado alguna molestia. En otros casos, son un hallazgo en un reconocimiento médico o en una exploración rutinarios.

Y aunque es lógica tu preocupación, lo cierto es que la mayoría de los casos son de naturaleza benigna. Pero eso sí, tienes que hacértelo ver cuanto antes.

Por qué se producen

Dada la variedad de posibilidades, las causas son igualmente diversas:

  • Quistes mamarios. Son bolsas de líquido que se forman en el interior de la mama, de tamaño muy variable. Al tacto, normalmente se detecta el líquido, pero pueden igualmente mantenerse firmes. Suele ir asociados a ciclo menstrual, de modo que se forman o crecen o desaparecen con el ciclo.
  • Mamas fibroquísticas. Son cambios en el tejido, con bultos que hacen pensar en una cuerda y que fluctúan con el ciclo menstrual. Suelen desaparecer acabar la menstruación.
  • Lipoma. Es una acumulación de grasa en una zona de la mama. Son blandos al tacto y generalmente sin importancia.
  • Fibroadenomas. Son tumores no cancerosos, o sea benignos y es el tumor más frecuente en las mamas. Se puede presentar a cualquier edad, pero son más habituales en mujeres de entre 20 y 40 años. Al llegar la menopausia suelen desaparecer.
  • Infecciones, que son acumulaciones de líquido infectado en el tejido mamario (abscesos). Suelen ser dolorosos y producen cambios en la piel de la mama.
  • Cáncer de mama.

Cómo se diagnostica

Si te notas un bulto, debes acudir cuanto antes al médico, como ya dijimos. El médico de familia podrá gestionar el problema, al menos en sus fases iniciales en los siguientes casos:

  • Mujeres jóvenes con bultos o nódulos dolorosos en mayor o menor grado que no tengan lesiones palpables
  • Mujeres menores de 50 años que presenten una secreción por el pezón pero sin otros problemas asociados

El médico elaborará tu historia clínica; te preguntará por factores de riesgo, antecedentes familiares, medicamentos, tu historial ginecológico y obstétrico, las causas de la consulta y tu contexto personal.

De ahí pasará al examen físico del nódulo mamario: número, localización, tamaño, forma, consistencia, delimitación movilidad, posible asociación con el ciclo menstrual, los ganglios linfáticos de la axila y los de las clavículas y cuello, y, en general, cualquier factor que proporcione alguna pista sobre la naturaleza de la lesión.

El médico de familia derivará a la paciente al especialista en los casos siguientes:

  • Todas las mujeres que presenten una tumoración palpable
  • Las mayores de 50 que presenten secreción sanguinolenta por el pezón. Si se tarta de una mujer joven, si la secreción es persistente o problemática.
  • Dolor de mamas que no haya respondido a un tratamiento analgésico
  • Retracción o deformación del pezón
  • Cambios en la aréola (la zona de coloración oscura que rodea al pezón)
  • Antecedentes familiares de cáncer de mama.

El especialista acometerá la realización de pruebas que permitan diagnosticar con precisión y podrá pedir pruebas como:

  • Ecografía
  • Mamografía
  • Punción con una aguja para obtener una muestra del  tejido
  • Biopsia, que analizará dicha muestra para comprobar su benignidad o malignidad

Cómo se tratan

El tratamiento dependerá de los resultados de los estudios a que se someterá el nódulo. Podrá ir desde medicamentos -como antibióticos si se detecta un absceso mamario o medicamentos hormonales en caso de enfermedad quística de la mama- hasta procedimientos quirúrgicos, que pueden consistir en la extirpación del tumor, aun conservando la mama, o la extirpación de toda la mama, en caso de un cáncer cuya extensión y naturaleza la recomiende.

Bibliografía:

https://www.msdmanuals.com/es-es/hogar/salud-femenina/trastornos-mamarios/bultos-en-la-mama
https://www.breastcancer.org/es/informe-patologico/cancer-mama-estadios?gad_source=1&gclid=Cj0KCQiAuqKqBhDxARIsAFZELmKhSSKEhkShPbBRiOgUKHf6PekItAfHBobttgllCYXmdfAyyRy7v9IaAg9YEALw_wcB

Urología: Diagnóstico, enfermedades y exámenes cruciales para la salud urológica

La urología es una rama de la medicina que se centra en el estudio y tratamiento de las enfermedades del sistema urinario, que afectan tanto a hombres como a mujeres, y en los trastornos del sistema reproductor masculino. Por tanto, y como veremos en este artículo, su ámbito de actuación es muy amplio, con múltiples pruebas y patologías. 

¿Qué es lo que trata la urología?

La urología es una especialidad médico quirúrgica que se encarga de la prevención, el diagnóstico y el tratamiento de todas aquellas enfermedades que estén relacionadas con los riñones, el aparato urinario y retro-peritoneo en hombres y en mujeres. Pero además, abarca todas las enfermedades del aparato genital masculino, ya que del femenino, se encarga la ginecología, que es una especialidad específica para mujeres. 

En lo que respecta a para qué sirve el urólogo, se trata del médico especialista en las enfermedades mencionadas. Como sucede con otras ramas de especialidades médicas, por lo general es el médico de cabecera el que deriva al paciente a este especialista tras un examen inicial. 

Cuando los tratamientos comunes no son eficaces o se presenta una sintomatología compleja y que afectan al sistema urinario o al aparato reproductor masculino, es el urólogo el que debe realizar las pruebas pertinentes para un diagnóstico completo. 

¿Qué tipo de enfermedades ve el urólogo?

Aunque hay más, las enfermedades más comunes de las que se encarga la urología son las siguientes:

Infecciones del tracto urinario (ITU). Incluye la cistitis, que es la infección de la vejiga, la inflamación de esta y la uretritis o infección de la uretra. Todas ellas son más comunes en las mujeres, pero también pueden afectar a los hombres. La sintomatología es ardor o dolor al orinar, necesidad urgente de orinar, micción frecuente y en pequeñas cantidades y presencia de orina en la sangre en los casos más graves. 

Cálculos renales. También conocidos como piedras en el riñón, son depósitos duros que se acumulan en los riñones y que están formados por sales y minerales. Pueden causar un dolor intenso en la parte baja de la espalda o en el costado, así como sangre en la orina y dificultad para orinar.

Cáncer urológico. Otra función que responde a para qué es el urólogo es el diagnóstico y tratamiento de todos los tipos de cáncer relativos al sistema urinario en ambos sexos y al reproductor masculino. Por ejemplo, cáncer de riñón, cáncer de vejiga, cáncer de próstata, cáncer de testículo y cáncer de pene.

Trastornos de la próstata. Aquí se incluyen condiciones como la hiperplasia prostática benigna (HPB), una enfermedad común en hombres mayores que causa agrandamiento de la próstata y síntomas urinarios, así como el cáncer de próstata, que es uno de los cánceres más comunes en hombres. De hecho, se recomienda que estos acudan con frecuencia para hacer un diagnóstico precoz de este. 

Disfunción eréctil. El urólogo también trata los problemas de erección que pueden estar relacionados con causas físicas, psicológicas o una combinación de ambas. 

Infertilidad masculina. Pueden ser causados por trastornos de la producción de esperma, obstrucciones en el tracto reproductivo, problemas hormonales u otros factores.

¿Qué revisa un urólogo en un hombre?

El urólogo se encarga de realizar diferentes pruebas y exámenes médicos en hombres para detectar y tratar diversas condiciones relacionadas con su sistema urinario y reproductor. Las áreas a revisar son:

Próstata. El examen físico de la próstata se realiza a través del recto, y se le conoce como examen rectal digital (ERD). Permite detectar anomalías en la próstata, como agrandamiento, nódulos o irregularidades. 

Testículos. Se valoran anomalías de tamaño, forma o textura y la presencia de masas o nódulos. También se puede evaluar la presencia de varicocele, una dilatación de las venas en el escroto que puede afectar la fertilidad.

Pene e ingle. Se realiza una evaluación visual para detectar anomalías en su forma, tamaño o estructura, y para buscar señales de enfermedades de transmisión sexual (ETS), lesiones o trastornos de la piel.

Sistema urinario. Se realizan preguntas de control y pruebas diagnósticas, como análisis de orina y estudios urodinámicos.

¿Qué pruebas le hace el urólogo a una mujer?

En cuanto a qué pruebas le hace el urólogo a una mujer, estas son menores porque en ellas abarca solo el sistema urinario. Por tanto, lo más común es que se realice un cuestionario, un examen físico para identificar molestias en los riñones o dolor pélvico, un análisis de orina o estudios urodinámicos que evalúen la función de la vejiga y el tracto urinario inferior. 

¿Cómo se hace el examen de urología?

El examen en urología comienza con la creación de la historia clínica detallada, en la que se recopilan datos sobre los síntomas, antecedentes médicos y hábitos de vida del paciente. En la exploración física, se hace una palpación de los genitales masculinos, la evaluación de la función eréctil y la inspección de la región perineal en mujeres. 

Las pruebas complementarias son múltiples y su desarrollo varía según sus características. Así, encontramos análisis de orina y urocultivos, ecografías, resonancias magnéticas o cistoscopias, urografía intravenosa, seminograma, etc. En urólogo se encargará de solicitar las que considere pertinentes. 

Bibliografía

https://urologiarodriguez.com/blog/cuatro-pasos-exploracion-fisica-urologica

https://www.quironsalud.com/blogs/es/urologo-paciente/trata-urologo-debo-acudir-especialistas-urologia-quir-7bd6a

https://www.drdiazbermudez.com/enfermedades-urologicas-mas-comunes-en-hombres_fb51520.html

¿Cuáles son algunos signos comunes del embarazo?

Estás que no sabes qué te pasa. Muy cansada todo el día, tú que eres persona activa. Tienes cambios de humor imprevistos, que no acabas de justificar.  Odias de repente esa ensalada que tú misma te preparabas y lo que te apetece ahora es comer chocolate. Por si fuera poco, tienes las mamas doloridas e hinchadas, como cuando antes de la regla; pero sabes que aún es pronto para que la tengas, de modo que no te lo explicas. Tienes algunas náuseas, sobre todo por la mañana y estás orinando con una frecuencia anormal. Y se te ocurre si podrías estar embarazada.

Pues sí, es posible que estés embarazada; pero seamos cautos: Todos esos síntomas descritos, y otros más que puedes presentar, pueden ser reveladores de muchos trastornos diferentes, con lo que no es posible en absoluto afirmar nada. Pero en fin, sí, podrías estar embarazada.

El embarazo es toda una revolución en el cuerpo femenino, y todo se trastoca, con niveles de hormonas en elevación y otros en disminución. Todo ello se manifiesta en muchos síntomas diversos.

Los síntomas del embarazo

El síntoma más revelador del embarazo es la falta de regla, pero tal y como te está pasando a ti, puedes tener muchos síntomas antes de que la menstruación falte a su cita mensual.

Algunos de ellos, incluyendo los ya citados, son:

  • Dolor de cabeza, debido al aumento del nivel de ciertas hormonas
  • Humor y estado de ánimo cambiantes. De nuevo, hay que achacárselo a los cambios hormonales
  • Aversión o antojos por la comida, que pueden varar durante el embarazo
  • Náuseas, sobre todo por la mañana. Pueden presentarse también vómitos
  • Mamas hinchadas y sensibles. Normalmente, a medida que el cuerpo se acostumbra al nuevo equilibrio hormonal desaparece este molesto síntoma
  • Sangrados leves. Suele ser de los primeros síntomas en aparecer, aunque no siempre se presenta y se debe a la implantación del óvulo fecundado en la matriz
  • Hinchazón de abdomen
  • Fatiga
  • Necesidad de orinar más frecuentemente de lo habitual. Estreñimiento.

Cómo confirmar o descartar el embarazo

En la situación en que te encuentras ahora, lo más prudente es esperar a ver si tienes la regla. En caso de que no se te presente, puedes acudir a tu médico de cabecera para que solicite una prueba de embarazo o bien puedes esperar unos días (una semana al menos, pero mejor quince días) e ir a la farmacia a por un test de embarazo, que se venden sin receta y son asequibles. La fiabilidad de estos test es muy alta (de casi el 99%) si se realizan conforme a las instrucciones que se incluyen.

¿Y ahora qué?

Ahora debes ir al médico, a tu ginecólogo, para que confirme tu estado y empiece con la lista de pruebas a que te someterán durante los próximos nueve meses, desde análisis de sangre hasta ecografías (deberán ser al menos tres). Todas estas pruebas determinarán si estás en situación óptima para que tu bebé crezca fuerte y sano dentro de ti.

De ser necesarios, te recetarán suplementos vitamínicos o de minerales (hierro) para que todo salga bien.

¿Cuándo nacerá?

El inicio del embarazo se calcula desde el primer día de la última menstruación. Un embarazo normal dura un total de 40 semanas y con un calendario delante, resulta muy fácil calcular la fecha probable de parto.

Supongamos, por poner un ejemplo, que tu última regla empezó el 1 de abril. Suma una semana: 8 de abril. A continuación suma nueve meses y tendrás la fecha probable del parto; en nuestro ejemplo, el 8 de enero del año siguiente.

Pero atención, para que este cálculo funcione, las dos últimas reglas deberían haber sido muy regulares (4 semanas).

Bibliografía:

https://medlineplus.gov/spanish/pruebas-de-laboratorio/prueba-de-embarazo/
https://espanol.nichd.nih.gov/salud/temas/pregnancy/informacion/signos

Eosinófilos altos y neutrófilos bajos: ¿Cuál es el nivel correcto?

Los eosinófilos y los neutrófilos son glóbulos blancos que intervienen en el funcionamiento del sistema inmunológico. Su función es la de proteger al cuerpo humano contra infecciones o alteraciones que puedan desembocar en una enfermedad. Sin embargo, por diferentes razones, los valores de ambos pueden verse alterados. En este artículo, te contaremos cuáles son los valores normales y qué indica el tener los eosinófilos altos y los neutrófilos bajos. 

¿Qué son los eosinófilos?

Los eosinófilos son un tipo de glóbulo blanco, y entra dentro de la clasificación de los granulocitos, junto a los neutrófilos y los basófilos. Intervienen directamente en la respuesta inmunitaria del organismo ante las infecciones. Se caracterizan por sus gránulos citoplasmáticos que se tiñen de rojo anaranjado con tintes ácidos.

En palabras más técnicas, son células polimorfonucleares con las que se forma la inmunidad innata, y actúan ante bacterias, hongos, virus y todo tipo de parásitos. Son la primera línea de defensa de nuestro cuerpo y los primeros en actuar cuando los tejidos periféricos emitan alarminas, que son las que activan al sistema inmune. 

Pero su función no solo se limita a la protección y defensa infecciones parasitarias, también actúan como reguladores de la homeostasis, compensando la falta de actividad de otras células, como en las reacciones alérgicas, en las que modulan la inflamación. Otras funciones es la reparación de los tejidos dañados. 

¿Cuál es su valor normal?

En condiciones normales, el rango de eosinófilos, que son un tipo de leucocito, es de aproximadamente de 2,3% del total de estos y el 7% de las células sanguíneas. Dentro de la totalidad de glóbulos blancos, suelen situarse entre el 0.5% y el 5% del total. En números absolutos, son entre 100-300 eosinófilos por microlitro de sangre.

Sin embargo, estos valores pueden variar ligeramente dependiendo de factores individuales como la edad, el sexo, el estado de salud general, la región geográfica e incluso el tipo de muestra. Los niveles fuera de este rango pueden indicar la presencia de trastornos o enfermedades subyacentes que necesitan ser investigadas más a fondo.

Eosinófilos altos o eosinófilos bajos

En determinadas circunstancias, una analítica puede mostrar eosinófilos bajos o eosinófilos altos. A continuación vamos a ver en detalle qué indica cada uno de estos escenarios. 

¿Qué pasa si los eosinófilos están bajos?

Cuando el número de eosinófilos es inferior al normal, es decir que las cifras se encuentran por debajo de los 50 eosinófilos por microlitro de sangre, se habla de eosinopenia. Este resultado por sí mismo no es un indicador de que haya una enfermedad subyacente, sino que se deben poner en contraste con otros datos, como por ejemplo los neutrófilos. En algunas ocasiones, se pueden solicitar pruebas complementarias, ya que todo dependerá también de la sintomatología que presente el paciente. 

De existir una enfermedad, suelen estar relacionadas con la supresión del sistema inmunológico. La razón puede encontrarse, no obstante, en la administración de determinados medicamentos, las infecciones graves como el VIH, la leucemia y otras enfermedades hematológicas. También puede ser un signo de reacciones adversas a medicamentos, trastornos hormonales o deficiencias nutricionales. Incluso el estrés puede reducir sus niveles en la sangre. 

La baja presencia de eosinófilos en la sangre puede afectar la capacidad del cuerpo para combatir infecciones y responder correctamente ante los procesos inflamatorios.

¿Qué significa que los eosinófilos están altos?

Cuando nos encontramos con un resultado de un análisis que muestra eosinófilos altos, se le llama eosinofilia. En este caso, las cifras están por encima del rango considerado como adecuado. Existen tres niveles diferentes, que indican la gravedad de la situación: leve (400-1500/µl), moderada (1500-5000/µl) o grave (>5000/µl).

Como sucede en el caso anterior, un resultado de eosinófilos altos no revela nada por sí mismo, sino que de nuevo, se pone en relación con los demás niveles de glóbulos blancos. De darse una condición médica, en estos casos lo más frecuente son las reacciones alérgicas, las infecciones parasitarias, las enfermedades respiratorias como el asma y los trastornos dermatológicos. Sin embargo, también pueden estar asociados con trastornos inflamatorios, enfermedades autoinmunes, reacciones a medicamentos o enfermedades del tejido conectivo.

Es importante realizar un análisis completo para determinar la causa subyacente de los eosinófilos altos para poder ofrecer el tratamiento adecuado. También podría ser necesario realizar algunas pruebas adicionales, como análisis de sangre específicos, pruebas de alergia o biopsias de tejido.

Conclusión

Los eosinófilos son un componente muy importante del sistema inmunológico y desempeñan un papel protagonista en la defensa del cuerpo contra infecciones y enfermedades. Tanto los niveles bajos como altos de eosinófilos pueden ser indicativos de trastornos subyacentes que podrían requerir atención médica. Si existiera una sintomatología concreta y una analítica revelara valores alterados, el personal médico marcaría las pautas para el diagnóstico y el tratamiento pertinente. 

Bibliografia

https://biotech-spain.com/es/articles/eosin-filos-qu-significa-tener-valores-altos-o-bajos-/

https://www.msdmanuals.com/es/professional/hematolog%C3%ADa-y-oncolog%C3%ADa/trastornos-de-los-eosin%C3%B3filos/producci%C3%B3n-y-funci%C3%B3n-de-los-eosin%C3%B3filos

Por qué tengo sequedad vaginal

Como su nombre indica, la sequedad vaginal es un trastorno que produce la falta de los jugos naturales que mantienen la vagina lubricada y sana. Es muy frecuente después de la menopausia, por la falta de los estrógenos, que globalmente constituyen las hormonas responsables de la aparición de los caracteres sexuales propios de las mujeres. Su aparición tiene lugar durante la pubertad y desaparece tras la menopausia.

Más del 45% de las mujeres la padecen tras un tiempo (variable, desde meses hasta dos o tres años) después de la última menstruación.

Síntomas de la sequedad vaginal

Aparte de la sequedad, los síntomas habituales son:

  • Comezón, un picor molesto
  • Irritabilidad de las mucosas que recubren el interior de la vagina
  • Mal olor
  • Secreciones anómalas
  • Dolor y sangrado durante y después de las relaciones sexuales. La falta de lubricación dificulta la penetración, produciéndose un roce que genera una abrasión. A su vez, esta abrasión puede producir ardor al orinar, trastornos de la vejiga e infecciones (cistitis).

Por qué se produce

Cabe distinguir entre causas orgánicas y causas debidas a problemas de salud específicos.

Por causas orgánicas

La bajada de los niveles de estrógenos, que es la causa más habitual. La secreción natural de los fluidos es variable a los largo del ciclo menstrual y precisamente durante la menstruación se reduce notablemente la secreción, o sea, la lubricación.

  • El embarazo y la lactancia. Durante ambos períodos, las hormonas femeninas se ven alteradas y, entre otras, disminuye la producción de estrógenos que, como hemos visto, genera una disminución de los fluidos vaginales. Durante la lactancia, entra en escena una nueva hormona, la prolactina, que provoca la aparición de la leche materna, pero que también inhibe la producción de estrógenos.

En ambos casos, cuando la situación vuelve a la normalidad se recupera la producción habitual de estrógenos.

  • La menopausia. Al cesar la función de los ovarios, la producción de estrógenos disminuye, las glándulas vaginales se contraen y se reduce la lubricación vaginal, ocasionando la sequedad, hasta el punto de dificultar las relaciones sexuales a la vez que aumenta el riesgo de infecciones.

Por problemas de salud concretos

Entre ellos:

Infecciones del área vaginal, o vaginitis. Puede estar causada por

  • el uso de un DIU (dispositivo intrauterino) o de un diafragma
  • el látex (de los preservativos, por ejemplo)
  • los espermicidas

Con estas infecciones se suelen provocar picores e irritación, inflamación o dispareunia (dolor durante las relaciones sexuales, que puede llegar a imposibilitarlas). En general, aparece un fluido anómalo, más espeso y de mal olor.

Uso de algunos medicamentos, como:

  • la píldora anticonceptiva
  • algunos tratamientos contra el cáncer
  • los antidepresivos
  • algunos medicamentos para el tratamiento de trastorno estomacales
  • algunos antihipertensivos
  • el tabaco. Las fumadoras muestran niveles de lubricación menores.

Diabetes, sobre todo en los pacientes con mal control de azúcar en sangre. Puede deberse tanto a una neuropatía (un problema de sistema nervioso que inhibe la respuesta a la estimulación sexual), como a un daño de los vasos sanguíneos, que afecta a las paredes vaginales y provoca la disminución del flujo.

Productos de higiene íntima, como jabones o lociones vaginales.

Síndrome de Sjögren (un trastorno del sistema inmunitario en que aparecen también sequedad de ojos y boca y otros problemas).

Por problemas psíquicos, como:

Estrés, que genera un aumento de cortisol (“la hormona del estrés”), que desequilibra la producción global de hormonas

Falta de estímulo o de interés por el sexo, o bien miedos relacionados con las relaciones sexuales.

Cómo se trata

Como ya hemos dicho, la superación de las causas orgánicas (menopausia, embarazo y lactancia) suele devolver la situación a la normalidad.

Igualmente, el tratamiento y control de las demás causas deben restituir la secreción habitual.

Mientras tanto, en la farmacia podrán recomendarte geles y cremas lubricantes.

Con carácter general, sigue una rutina de higiene que incluya un jabón suave, específico para la zona, y evita las lociones y productos similares.

En cualquier caso, es aconsejable la visita al ginecólogo, que determinará mediante un análisis de sangre tu perfil hormonal, por si existe algún desequilibrio, que dirigiría al médico al tratamiento más adecuado, ya sea la aplicación de productos con estrógeno directamente en la vagina, o bien el tratamiento hormonal sustitutivo.

Bibliografía

https://www.elsevier.es/es-revista-farmacia-profesional-3-articulo-sequedad-vaginal-13102034
https://medlineplus.gov/spanish/ency/article/002142.htm

¿Qué es lo que trata el endocrinólogo?

La endocrinología es una rama de la medicina que se encarga del estudio de las glándulas endocrinas y las hormonas que producen, así como de todos los trastornos que pueden estar asociados a estas. Pero más allá de los tratamientos y diagnósticos, también deben llevar a cabo investigaciones que faciliten e introduzcan innovaciones en los dos anteriores. Hoy vamos a conocer cuáles son exactamente sus funciones y para qué patologías están indicados. 

¿Qué es la endocrinología? ¿Qué trata?

La endocrinología es la disciplina médica que se centra en el estudio del sistema endocrino, el cual está compuesto por las glándulas que producen y secretan hormonas, y por sus tejidos. Este sistema libera las hormonas que luego pasan al torrente sanguíneo, y desde ahí se transportan a los diferentes órganos y tejidos del organismo. 

El sistema endocrino está formado por:

– las glándulas suprarrenales, que están en la parte superior de los riñones.

– el hipotálamo, encima del tallo cerebral.

– los ovarios y los testículos, a los lados del útero y en el escroto, respectivamente.

– el páncreas, que está en el abdomen.

– las glándulas paratiroides y la tiroides, en el cuello.

– el timo, bajo el esternón.

– la pituitaria y la glándula pineal, ambas en el cerebro.

En nuestro organismo, el número de hormonas supera las 50, y cada una tiene sus propias funciones. Dado que llegan a múltiples partes del cuerpo, tienen una repercusión directa en diferentes sistemas y procesos. Por ejemplo, tienen la función de regular nuestro metabolismo, la reproducción, el crecimiento, la percepción a través de los sentidos e incluso el movimiento, la respiración y el estado de ánimo. 

Esta diversidad de funciones se debe a que las hormonas actúan como mensajeros químicos para regularlas. El papel del endocrinólogo es diagnosticar y tratar los trastornos hormonales que pueden surgir cuando hay desequilibrios en la producción, secreción o acción de estas sustancias.

Dentro de dichos desequilibrios, se incluyen una amplia variedad de afecciones. Algunas de las más comunes son los trastornos de la tiroides, como el hipotiroidismo o el hipertiroidismo; la diabetes; los trastornos del crecimiento; las disfunciones de las glándulas suprarrenales; los trastornos del ciclo menstrual; la infertilidad y la obesidad, entre otros. El objetivo de la endocrinología es restaurar el equilibrio hormonal y mejorar la calidad de vida del paciente.

¿Cuándo ir a un endocrinólogo?

Se debe acudir al endocrinólogo cuando se presentan síntomas que sugieran que puede haber un desequilibro hormonal o una enfermedad endocrina. Sin embargo, para poder llegar a esta conclusión, primero se deben realizar diferentes exámenes. Lo habitual es que los pacientes acudan primero al médico de cabecera por una sintomatología, y después este derivará al especialista en endocrinología. 

El abanico de síntomas es amplio, puesto que el sistema endocrino abarca múltiples funciones. Las más frecuentes suelen ser cambios inexplicables en el peso corporal, fatiga crónica, cambios en el apetito, sed excesiva, micción frecuente, cambios en el ciclo menstrual, infertilidad, problemas de crecimiento o desarrollo y cambios en el estado de ánimo, entre otros. 

Por otra parte, si se tienen antecedentes familiares de enfermedades endocrinas, hay una probabilidad mayor de que estas se hereden. Por tanto, se recomienda visitar al médico con cierta regularidad. De este modo, cualquier problema que pueda haber se detectará con mayor rapidez y se podrá pautar un tratamiento antes de que la sintomatología se agrave y repercuta negativamente en la salud y en la vida del paciente. 

¿Qué te hace un endocrino en la primera cita?

En la primera cita con un endocrinólogo, se recopilan todos los datos de los que se disponga para crear la historia clínica del paciente. El personal médico se encargará de realizar preguntas para obtener información detallada sobre los síntomas que se hayan experimentado, el historial médico previo, en el que se incluyen los antecedentes familiares de enfermedades endocrinas, y cualquier medicación que esté tomando actualmente. 

Además de estos datos, se procederá con un examen físico completo y se propondrá la realización de diversas pruebas para poder dar con el diagnóstico adecuado, en función de cuáles sean las sospechas. 

¿Cómo se hace el examen de endocrinología?

El examen o las pruebas de endocrinología son múltiples y la elección vendrá determinada por el médico, según sean los síntomas o el historial general del paciente. La más sencilla y frecuente es la analítica de sangre, ya que puede ser suficiente para detectar anomalías en los niveles hormonales. 

También se suelen realizar pruebas de función tiroidea; ecografías del cuello o de otras zonas del cuerpo; resonancias magnéticas, tomografías computarizadas y otros estudios de imagen que permitan observar las glándulas endocrinas y posibles anomalías; pruebas de tolerancia al azúcar, etc. 
Todas estas pruebas son indoloras y se pueden realizar sin grandes complicaciones. Sin embargo, suelen ser suficiente para que un endocrinólogo confirme un diagnóstico y pueda diseñar un plan de tratamiento personalizado para cada persona.

Bibliografía

https://www.medicalnewstoday.com/articles/es/endocrinologo#conclusion

Cómo reducir las transaminasas altas

Qué son las transaminasas

Las transaminasas son enzimas. Una enzima es una proteína que induce un cambio concreto en el metabolismo: por ejemplo, descomponer los alimentos consumidos en los nutrientes esenciales para que el cuerpo pueda asimilarlos. En realidad, las enzimas son necesarias para todas las funciones corporales.

Las transaminasas se encuentran en órganos como el hígado, el corazón o los riñones y tienen funciones clave en el cuerpo. Las dos más importantes son la alanina aminotransferasa (ALT o GPT) que se encuentra fundamentalmente en las células del el hígado (hepatocitos) y la aspartato aminotransferasa (AST o GOT), que se localiza en el corazón, los músculos, el riñón, el intestino y el páncreas, además de en el hígado.

Los niveles normales de estas enzimas son:

  1. ALT (o GPT)
  2. 10 a 40 UI/L en hombres
  3. 7 a 35 UI/L en mujeres
  4. AST (o GOT)
  5. 8 a 40 UI/L en hombres
  6. 6 a 34 UI/L en mujeres

Estos valores pueden variar ligeramente según el laboratorio que efectúe el análisis.

Por qué se elevan las transaminasas

La elevación de los niveles de transaminasas puede ser de dos tipos, crónico y agudo.

Una elevación crónica es la que se produce por una lesión en el hígado a lo largo del tiempo (pueden ser meses o años), mientras que una aguda revelaría un problema puntual. Son normalmente consecuencia de:

  • Consumo de alcohol o de otras drogas
  • Falta de riego en el hígado
  • Anomalías cardíacas.

Hay muchas enfermedades y condiciones que pueden causar una elevación:

Las personas obesas o con sobrepeso a menudo presentan excesos de grasa en el hígado y tienen las transaminasas elevadas. Presentan mayores riesgos de tener diabetes tipo 2, cáncer y enfermedades cardiovasculares.

Con todo, las elevaciones de la transaminasas son casi siempre debidas a problemas hepáticos. Una vez hallada la anomalía en los niveles, el médico derivará al paciente a un especialista en aparato digestivo e hígado.

Qué síntomas produce

Habitualmente no produce síntomas, pero puede provocar:

  • Fatiga o cansancio
  • Dolor abdominal
  • Náuseas y/o vómitos
  • En casos avanzados, coloración amarillenta en la piel y en el blanco de los ojos (ictericia)

Cómo reducir las transaminasas

Depende de la causa. Si son consecuencia de una enfermedad, el tratamiento de ésta restablecería los niveles normales. Si por el contrario se deben a un estilo de vida defectuoso, habrá que cambiarlo para que vuelvan a la normalidad.

Es fundamental una dieta equilibrada, en la que:

  • Tomes pocas grasas
  • Suprimas o limites los alimentos procesados
  • Procures tomar pocos fritos
  • Recuerda la regla de “cinco al día”: 5 piezas de fruta o raciones de verdura diarias.

Además es importante

  • Suprime el alcohol
  • Limita el consumo de azúcar y alimentos azucarados
  • Haz ejercicio con regularidad. La Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda media hora diaria cinco días por semana, para un total de dos horas y media semanales.


Bibliografía:

https://www.cun.es/diccionario-medico/terminos/transaminasas
https://www.tumedico.es/articulos/transaminasas-altas-causas-sintomas-y-como-bajarlas

Hematíes altos y neutrófilos bajos: qué son y causas 

Los hematíes, más conocidos como glóbulos rojos, son células que se encuentran en nuestra sangre en grandes cantidades. Son los encargados de transportar oxígeno hacia los tejidos del cuerpo, por lo que su función es indispensable para la vida. Por múltiples razones, sus valores, así como los de los glóbulos blancos, también presentes en la sangre, pueden verse alterados. En este artículo, te contamos qué quiere decir cuando se tienen hematíes altos y hematíes bajos. 

¿Qué son los hematíes?

Comenzamos por ver qué son los hematíes o eritrocitos. Se trata de células de la sangre y cuya función es la de transportar oxígeno desde los pulmones a todos los tejidos del organismo. Al mismo tiempo, los glóbulos rojos se llevan todo el dióxido de carbono, que después será eliminado del cuerpo, de nuevo, a través de los pulmones.

La sangre se compone de glóbulos rojos en un 45%, menos de 1% son glóbulos blancos y plaquetas, y un 55% es plasma. El nombre de glóbulos rojos se debe a que son de este color, y que a su vez es causa del hierro que contienen en su interior. En su superficie, se encuentran unas proteínas marcadoras conocidas como antígenos, y que se clasifican en A y B. Estos son los que determinan el grupo sanguíneo al que se pertenece. Pero además de este valor, se tienen en cuenta los anticuerpos presentes en el plasma, y que son Anti-A y Anti-B. En función de la presencia o no de unos y otros, dichos grupos son A, B, AB y 0. 

Se forman en la médula ósea y viven 120 días; los nuevos tardan 90 días en formarse. Dentro de cada glóbulo rojo hay cientos de millones de moléculas de hemoglobina, que es una proteína que lleva el hierro y que es, de hecho, nuestra principal fuente de reservas de este mineral. 

¿Cuál es su valor normal?

Los valores normales de hematíes varían en función del sexo, la edad o la etapa de la vida en la que se encuentre una persona. Además, las patologías también repercuten en su número, y hacen que se puedan presentar hematíes altos o bajos, como veremos más adelante. 

En cifras normales, el rango es de 3,5 a 6 millones por mm³ de sangre. Los bebés se encuentran en el extremo más alto; a medida que crecen, el número va descendiendo y se sitúan entre 3,6 y 4,8 millones por mm³. En personas adultas, el número oscila entre 4,5 y 6 millones para los hombres, y entre 4 y 5,4 en las mujeres, con la excepción de las embarazadas o los días de menstruación, en que los valores descienden. 

Estos valores se observan en una analítica de sangre y no en la orina. Cuando se encuentran hematíes en orina, hablamos de hematuria o sangre en aquella, y que tiene causas diferentes, como lesiones, infecciones o cáncer. 

Hematíes altos o hematíes bajos

Existen múltiples razones por las que podemos encontrar hematíes bajos o altos. Sin embargo, puesto que este valor no es concluyente por sí mismo, se pone en relación con otros valores obtenidos en una analítica completa. A continuación, vamos a ver en detalle cuáles podrían ser las causas en cada caso. 

¿Qué pasa si los hematíes están bajos?

Cuando nos encontramos en una analítica con los hematíes bajos, lo que sucede es que la médula ósea está teniendo problemas para su producción en cantidades normales. La dificultad está en identificar la causa concreta. Por ejemplo, podría deberse a un déficit de vitaminas, a falta de hierro en la alimentación, hemorragias frecuentes, anemia, inflamación crónica, cáncer o enfermedades de la médula ósea. 

La anemia suele ser el escenario más habitual, que a su vez es más frecuente en las mujeres. La sintomatología es fatiga constante, debilidad y sensación de falta de aliento. Es necesario que el personal médico interprete correctamente los resultados y que haga una valoración general para dar con la causa subyacente. 

¿Qué significa que los hematíes están altos?

Tener los hematíes altos; es decir, por encima de los valores que se consideran normales en una persona según su sexo, edad y etapa de la vida, pueden indicar que hay alguna enfermedad en el organismo. Sin embargo, las causas también pueden deberse a los hábitos que se tengan o a situaciones puntuales. Las más comunes son las siguientes:

  • Tabaquismo. El tabaco tiene la capacidad de reducir el oxígeno que tenemos en la sangre. Para compensar esta pérdida, la médula ósea fabrica más glóbulos blancos, de ahí que en una analítica los hematíes pueden aparecer más altos de lo normal. 
  • Insuficiencia respiratoria o enfermedad pulmonar. Puesto que los hematíes transportan el oxígeno a través de los pulmones, cuando estos presentan algún tipo de patología, su número puede aumentar debido a la falta de oxígeno. 
  • Uso de fármacos o de esteroides anabólicos. Algunos medicamentos pueden provocar hematíes altos. Entre ellos, encontramos los esteroides, que son una versión sintética de la testosterona. 
  • Altitud. Aquellas personas que residen en zonas de montaña a gran altura o que practican deporte con regularidad en este entorno, también producen una mayor cantidad de hematíes para compensar con la falta de oxígeno en el aire y la presión atmosférica. 
  • Enfermedades cardíacas. Las lesiones en el sistema cardiovascular reducen la cantidad de oxígeno, por lo que el organismo produce un mayor número de glóbulos rojos.
  • Enfermedades renales. El hígado y los riñones producen la hormona eritropoyetina, que regula la producción de glóbulos rojos. Cualquier afección en el sistema renal, repercute en el número de glóbulos rojos. 

Bibliografía

https://okdiario.com/salud/hematies-cuales-valores-normales-2806321

https://www.tumedico.es/articulos/hematies-altos-todo-lo-que-debes-saber

Cómo aliviar el dolor de ciática en solo dos minutos: ¡Trucos efectivos!

Qué es la ciática. El nervio ciático

Llamamos ciática al dolor que se produce en algún punto de uno de los nervios ciáticos. Estos nervios, que son dos, uno a cada lado del cuerpo, son los más largos del cuerpo humano y también los más gruesos (casi como un dedo). Nacen en la parte baja de la médula espinal, en el área lumbar, pasan por detrás de la cadera, atraviesan las nalgas y descienden por las piernas hasta debajo de las rodillas. Una vez allí se dividen en varas ramas que llegan hasta los pies.

Es rara la ciática en ambos nervios (ciática bilateral) y normalmente afecta sólo a un lado.

El dolor del ciático (o ciatalgia, o ciática) se produce generalmente por una compresión del nervio en cualquier punto de su longitud. El dolor es punzante e intenso y ocasionalmente produce un entumecimiento o un hormigueo en la pierna o el pie. A veces, el paciente puede sentir que el dolor no se localiza en un punto sino en una región.

Qué síntomas provoca

Fundamentalmente, dolor, como el descrito arriba. Acude a tu farmacéutico para que te sugiera un analgésico adecuado, quizá anti-inflamatorio. Si los dolores persisten, o si tienes:

  • Un dolor intenso en la parte inferior de la espalda, o en una nalga, o en una pierna acompañado de un entumecimiento o falta de fuerza en la pierna
  • Si es consecuencia de algún traumatismo (un golpe) fuerte
  • Tienes problemas para controlar la vejiga urinaria, o los intestinos.

En todos estos casos, acude de inmediato al médico.

Qué causa la ciática

No siempre es posible identificar la causa de una ciática. En algunos casos puede estar causada por:

  • Una hernia de disco
  • Osteofitos, que son crecimientos anómalos de un hueso, que podrían estar presionando el nervio
  • Un estrechamiento (estenosis, en términos médicos) del conducto raquídeo (o sea la columna vertebral, dentro de la cual va la médula espinal)

En más raras ocasiones, también puede estar producida por:

  • Una lesión en el nervio debida a la diabetes (neuropatía diabética)
  • Un tumor vertebral
  • Una acumulación de pus (un absceso) o de sangre (un hematoma) que pudieran presionar el nervio.

Cómo se diagnostica

El característico dolor suele ser la mejor pista para los médicos. Durante la exploración del paciente, medirán sus reflejos y su fuerza, y los resultados reafirmarán la sospecha diagnóstica.

Podrán pedir adicionalmente una resonancia magnética y/o una PET (tomografía por emisión de positrones) que son pruebas de imagen que detectarían posibles anomalías en la columna vertebral, causa frecuente de la ciatalgia.

También llevarán a cabo electromiografías que revelaría una deficiente conducción nerviosa y Ayudarían a identificar la raíz del nervio afectado.

Cuál es el tratamiento

Con cierta frecuencia el dolor remite por sí solo.

  • Trucos para aliviar el dolor

Mantener reposo uno o dos días suele dar buenos resultados (no más, pues se debilitarían los músculos del tronco, lo que empeoraría el dolor de espalda). Muchos pacientes encuentran alivio durmiendo de lado. Con una almohada entre las piernas flexionadas. Si el paciente duerme en posición de decúbito supino (o sea, boca arriba), también puede ayudar hacerlo con una almohada bajo las rodillas, que mantenga flexionadas las piernas.

Los fármacos analgésicos, sin receta, como el paracetamol o el ibuprofeno (antiinflamatorio) pueden ayudar a paliar el dolor. Si el dolor persiste a pesar de todo, los médicos recurrirían a la administración de corticoides, ya sea vía oral o inyectados epiduralmente (entre la propia columna vertebral y el recubrimiento de la médula espinal).

  • Cirugía

Si la ciática está causada por una hernia discal, puede ser necesario intervenir quirúrgicamente para extirpar la parte del disco anómala, e incluso parte de la vértebra.

La cirugía da en general resultados más rápidos que los tratamientos no quirúrgicos.

Prevención de la ciática

No siempre es posible prevenirla, pero sí se puede reducir el riesgo de sufrirla manteniendo una vida activa y una higiene postural correcta. Globalmente:

  • El ejercicio siempre es conveniente, fundamentalmente aeróbico: nadar o caminar
  • Fortalecer los músculos del abdomen, los glúteos y la espalda, lo que ayuda a estabilizar la columna vertebral y alivian la presión que los discos entra las vértebras pueden sufrir.
  • Mantenerse en el peso ideal
  • Mantener una postura correcta, tanto de pie como sentado o en la cama

Bibliografía:

https://www.msdmanuals.com/es-es/hogar/trastornos-de-los-huesos,-articulaciones-y-m%C3%BAsculos/dolor-lumbar-y-dolor-cervical/ci%C3%A1tica
https://www.spine-health.com/es/condiciones/ciatica/lo-tiene-saber-acerca-ciatica