Llamamos acrofobia al pánico a las alturas. Quienes la padecen no pueden soportar estar en puntos altos respecto a su entorno. El trastorno puede resultar paralizante e incapacitante y causa unos intensos ansiedad y pánico.
No es extraño cierto miedo a las alturas. Por ejemplo, hay quien no puede mirar hacia abajo estando en lo alto de una torre, pues les causa ansiedad. Pero no pánico y, simplemente, evitamos encontrarnos en estas circunstancias.
Pero para un paciente de acrofobia, el mero pensamiento de cruzar un puente alto o incluso la vista de una montaña y sus alrededores, en una fotografía, puede desencadenar miedo y ansiedad. Este trastorno es lo suficientemente intenso como para afectar la vida diaria. Y, según algunos estudios, puede ser una de las fobias más habituales.
Aquí te explicamos lo que debes saber sobre ella, y cómo superarla.
Síntomas de la acrofobia
El principal síntoma ya está explicado: miedo intenso a las alturas, acompañado de ataques de ansiedad y pánico. En algunos casos, la altura realmente elevada puede desencadenar las crisis, pero en casos extremos, un escalón un poco alto, o un taburete pueden hacerlo.
Los síntomas físicos más habituales son:
- Mayor sudoración de lo habitual, dolor en la parte trasera de la cabeza y aceleración del ritmo cardíaco
- Malestar general y aturdimiento cuando ves alturas o piensas en ellas
- Temblores
- Mareos y pérdida del equilibrio al mirar hacia abajo desde una cierta altura
- Evitar a toda costa los lugares altos, aunque te complique la vida.
Los síntomas psicológicos son:
- Sentir pánico ante el mero pensamiento de la altura
- Quedarse paralizado en los puntos altos
- Extrema ansiedad al subir escaleras empinadas, mirar por la ventana o conducir por un puente
- Preocupación extrema al pensar en encarar alturas en un futuro
Qué causa la acrofobia
En ocasiones, una experiencia traumática relacionada con la altura la produce como respuesta. Experiencias como:
- Una caída desde un lugar elevado
- Ver a alguien cayendo
- Haber sufrido un ataque de pánico u otra experiencia negativa en un lugar alto.
Pero en otros muchos casos, la acrofobia, como las demás fobias, pueden presentarse espontáneamente, sin causa conocida. En estas acrofobias cabe considerar factores genéticos o del entorno.
Por ejemplo, si algún familiar padece acrofobia serás más propenso a padecer el trastorno. O podría ser que, de pequeño, y para evitar que te subieras a lo más alto, te hayan inculcado ese miedo.
Cómo se diagnostica
Como sucede con todas las fobias, el diagnóstico debe correr a cargo de un profesional de la salud mental. Si no sabes a dónde dirigirte, tu médico de familia podrá referirte al especialista adecuado.
Básicamente, te preguntará qué sientes cuando estás en un sitio elevado, o te enfrentas a una situación incómoda por la altura. Debes reportar al médico cualquier sensación o síntoma mental que experimentes en casos así. La acrofobia se diagnostica si:
- Evitas sistemáticamente las alturas
- Te preocupa intensamente, durante mucho tiempo, tener que pasar por sitios altos
- Darte cuenta de que todo ese tiempo y preocupaciones están afectando a tu vida diaria
- Inmediatamente te surgen ansiedad y miedo cuando prevés estar en un sitio alto
- Estos síntomas duran más de seis meses.
Cómo se tratan
Las fobias no siempre se tratan. En muchos casos, el objeto temido es relativamente fácil de evitar, y no supone ningún impacto en la vida diaria.
Pero si ese miedo te impide hacer cosas que deberías o que querrías hacer, si te incapacita para algunos deberes, se impone que busques el tratamiento adecuado. Vemos a continuación los más habituales.
Terapia de exposición
Se la considera como una de las terapias más efectivas contra fobias específicas. Durante la terapia de exposición, el paciente trabaja con el terapeuta, que va exponiéndole paulatinamente al objeto temido.
En el caso de la acrofobia se podría empezar mostrando al paciente fotografías tomadas desde lo alto de un edificio; o ver vídeos de gente cruzando un puente estrecho, o equilibristas sobre la cuerda floja.
Eventualmente, y según el criterio del terapeuta, podrías asomarte a un balcón alto, o subir por una escalera de mano. Para ese punto del tratamiento, lo probable es que ya tengas experiencia en técnicas relajantes que te ayuden a superar tus miedos.
Terapia cognitivo conductual
Si realmente te sientes incapaz de intentarlo con la terapia de exposición, una alternativa viable es la TCC. El terapeuta, en este caso, tratará de modificar tus pensamientos negativos sobre la altura.
Con todo, esta terapia también incluirá algo de exposición a la altura, igualmente con la seguridad aportada por el terapeuta.
Medicación
No hay medicación específica para el tratamiento de las fobias. A pesar de ello, hay ciertos tipos de medicamentos que te pueden ayudar con la ansiedad y el pánico, como los siguientes:
- Betabloqueantes. Controlan la presión arterial y el ritmo cardíaco, evitando su elevación. Reducen los síntomas físicos de la ansiedad
- Benzodiacepinas. Son fármacos sedantes. Pueden ayudar a reducir los síntomas de la ansiedad, pero puntualmente, no de un modo recurrente, pues las bezodiacepinas pueden generar adicción
- D-cicloserina. Este medicamento puede aumentar los beneficios de la terapia de exposición. Hay estudios en pacientes con diversos trastornos relacionados con la ansiedad que avalan la D-cicloserina.
Realidad virtual
En los últimos años, ha habido expertos que se han fijado en las potenciales ventajas que ofrece la realidad virtual en el tratamiento de las fobias.
Teóricamente se trata de una experiencia que te introduce virtualmente a tus miedos, en un ambiente cien por cien seguro. El software te daría la opción de detener inmediatamente el experimento en caso de que la situación te superase.
Hay un estudio de 2018 sobre los efectos de la realidad virtual en cien pacientes de acrofobia. Muchos de ellos se mostraron satisfechos con los resultados y todos experimentaron bajos niveles de ansiedad durante el proceso.
Si bien los autores matizaron sobre la necesidad de seguir investigando, la conclusión fue que la RV puede ser un recurso fácil y accesible, incluso para llevarse a cabo en la propia casa.
¿Conclusión?
La acrofobia es una de las fobias más frecuentes. Si tienes miedo a la altura y ese miedo afecta a tu vida –te impide, por ejemplo, hacer cosas que debes o quieres hacer– merece la pena que acudas a un psicoterapeuta. Como ya dijimos, tu médico de familia sabrá dirigirte.
Bibliografía: