La alergia al sol, también conocida como erupción polimorfa lumínica, es una reacción del sistema inmunológico a la luz solar. Tanto las causas como la sintomatología es variable de una persona a otra. En este artículo, vamos a conocer cuál es aquella y cómo tratarla en adultos y menores y otros aspectos a tener en cuenta.
Síntomas de la alergia al sol
Los síntomas de la alergia al sol varían en intensidad según la persona y el nivel de exposición que haya habido. Tras esta, suelen aparecer entre unos minutos y varias horas después. En cuanto a la duración, en los casos graves se puede extender a varios días. Los síntomas más habituales son los siguientes:
– Erupciones cutáneas. Son la manifestación más frecuente y se presenta como una erupción rojiza, que suele ir acompañada de picazón. Aparecen en aquellas zonas del cuerpo que han estado expuestas al sol. Por ejemplo, brazos, cuello, cara y manos.
– Pápulas. Se trata de pequeños bultos o granitos con líquido en su interior. Suelen aparecer algunas horas después de la exposición solar.
– Enrojecimiento. La piel puede ponerse roja e inflamarse, como en las quemaduras solares. La diferencia está en que en la alergia al sol, el enrojecimiento va más allá de las zonas que han estado expuestas.
– Sensación de ardor o picor. Aparece en las zonas de la piel afectadas y puede ser muy molesta.
– Descamación. En algunos casos, y cuando la erupción empieza a remitir, la piel puede pelarse.
¿Cómo prevenir la alergia al sol?
La prevención de la alergia al sol vendrá determinada por las causas, que pueden ser hereditarias, por la toma de ciertos medicamentos o incluso por razones desconocidas. En cualquier caso, se puede reducir el riesgo de que aparezca con las siguientes medidas:
– Usar protector solar. Se recomienda para toda la población, pero es particularmente importante si hay problemas de alergias. Debe ser de amplio espectro con un factor de protección de 30 como mínimo. Hay que repetir la aplicación cada dos horas, o más a menudo si se está sudando o nadando.
– Ropa protectora. Vestir prendas que cubran la mayor parte del cuerpo, como camisas de manga larga, pantalones y sombreros de ala ancha. También hay tejidos especiales con protección ultravioleta (UPF).
– Evitar la exposición directa al sol. Si hay alergia al sol o se cree que puede haber, lo ideal es evitar completamente la exposición. O al menos, limitar el tiempo al aire libre en las horas más fuertes.
– Buscar sombra. Si no la hay, se recomienda utilizar paraguas o sombrillas.
– Evitar medicamentos y cosméticos que aumentan la sensibilidad al sol.
Tratamiento de la alergia al sol
Si se desarrolla una alergia al sol, el tratamiento se centrará en aliviar los síntomas y reducir la inflamación. Los métodos más usados son:
– Cremas corticoides. Los corticosteroides reducen la inflamación y el enrojecimiento. Algunas están disponibles sin receta, pero se recomienda consultar con un médico en casos severos.
– Antihistamínicos. Al tratarse de una alergia, los antihistamínicos orales pueden ser eficaces para aliviar el picor y la incomodidad.
– Hidratación de la piel. Mantenerse hidratados reduce la sequedad y posterior descamación que suele acompañar a la alergia al sol.
– Compresas frías. Si se aplican sobre la piel afectada, puede ofrecer alivio temporal del ardor y la picazón.
– Fototerapia. En casos crónicos o recurrentes, algunos dermatólogos recomiendan la fototerapia. Es un tratamiento que expone la piel a cantidades controladas de luz ultravioleta para reducir la sensibilidad al sol.
Alergia al sol en bebes, ¿qué hacer?
La piel de los bebés es muy sensible y vulnerable a las reacciones solares, de ahí que los menores de seis meses no se deban exponer directamente al sol. Es importante utilizar sombrillas, sombreros y ropa que cubra su piel. Una vez superada dicha edad, se empezará con un protector solar específico para bebés, cuya fórmula suele ser suave.
Después de la exposición al sol, hay que hidratar su piel con cremas suaves y sin fragancia. Si se observa cualquier tipo de reacción tras la exposición solar, habrá que consultar con un pediatra para dar con un diagnóstico.
¿Cómo saber si tengo alergia al sol?
La única forma de saber si se tiene alergia al sol es a través de la observación de los síntomas después de la exposición. También es posible realizar pruebas específicas con un dermatólogo si hay una sospecha. Por ejemplo, la exposición controlada a luz ultravioleta en el consultorio, que determina la sensibilidad de la piel al sol. El análisis de sangre se utiliza también para descartar otras condiciones que puedan causar síntomas similares.
Granitos por alergia al sol
Los granitos pueden aparecer como resultado de una alergia al sol, y se conocen como pápulas. Son pequeños bultos de color rojo que causan picazón. Para tratarlos, además de las medidas mencionadas anteriormente, es importante evitar rascarse. De lo contrario, empeoraremos la irritación y aumentaremos el riesgo de una infección. Si los granitos persisten o se acompañan de otros síntomas, conviene consultar con un dermatólogo para obtener un diagnóstico y tratamiento adecuado.