Vivir en un planeta que se caracteriza por la contaminación y por acciones que dañan al medioambiente, tiene también un impacto en nuestro propio bienestar. A la disciplina que lo estudia se le conoce como salud ambiental, y hoy veremos en qué consiste y cuál es ese impacto actual y futuro en nosotros.
¿Qué se entiende por salud ambiental y qué promueve?
La salud ambiental es una disciplina que abarca todos aquellos factores externos que pueden incidir en la salud humana, ya se trate de aspectos físicos, químicos o biológicos. Por ejemplo, podría tratarse de la calidad del aire o de la contaminación en el agua y en el suelo.
De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS), su objetivo principal es prevenir enfermedades que estén causadas por riesgos ambientales y fomentar un entorno que mejore la calidad de vida. Para conseguirlo, promueve diferentes estrategias, como la gestión correcta de los desechos, el control de las emisiones industriales y la conservación de ecosistemas.
Pero además, busca también la participación de la sociedad y su resiliencia ante fenómenos como el cambio climático o los desastres naturales, ya que estos afectan de forma desproporcionada a las poblaciones más vulnerables.
Cuando se priorizan políticas de salud ambiental desde los gobiernos, se pueden reducir en gran medida aquellas enfermedades relacionadas con el entorno, como las infecciones respiratorias o las que se transmiten por agua contaminada. Pero además, se fomenta la participación ciudadana y el acceso a información sobre estos riesgos ambientales. De este modo, podrán demandar espacios verdes, reducirán su huella ecológica o exigirán regulaciones más estrictas para proteger su entorno y su salud.
Efectos de la contaminación en el organismo: ¿qué dice la OMS?
La contaminación, y en particular la del aire, representa una de las mayores amenazas para la salud global. Según la OMS, los efectos combinados de la contaminación del aire ambiente y la del doméstico están relacionadas con 6,7 millones de muertes prematuras cada año. Las partículas finas y el dióxido de nitrógeno son particularmente dañinos para los sistemas respiratorio, cardiovascular e incluso nervioso.
Aunque la contaminación no discrimina, los grupos más vulnerables son las infancias y las personas mayores. Por ejemplo, los menores expuestos a contaminantes tienen mayor riesgo de desarrollar enfermedades respiratorias crónicas y problemas de desarrollo cognitivo. De ahí la importancia de la salud ambiental.
Consecuencias a corto plazo
A corto plazo, la exposición a niveles de contaminación elevados puede causar irritación en las vías respiratorias, tos, alergias y dificultad para respirar. En los días en los que la calidad del aire es mala, incluso las personas sanas pueden experimentar síntomas como dolor de cabeza o fatiga. Y aquellas con patologías como el asma, pueden llegar a requerir hospitalización.
Además, parece que hay relación entre los episodios agudos de contaminación con un aumento en las tasas de accidentes cerebrovasculares. Este tipo de ejemplos son los que han llevado a la salud ambiental a subrayar la importancia de monitorear la calidad del aire en tiempo real, sobre todo en ciudades con alta densidad de población.
Consecuencias a largo plazo
A largo plazo, los efectos de la contaminación son devastadores. La exposición prolongada a contaminantes del aire puede provocar enfermedades crónicas como EPOC (Enfermedad Pulmonar Obstructiva Crónica) y cáncer de pulmón. También se asocia con un mayor riesgo de enfermedades cardiovasculares y complicaciones durante el embarazo.
Pero además, la contaminación del aire puede influir en la aparición de enfermedades neurodegenerativas como el Alzheimer, cuando la concentración de materia particulada (PM 2.5) es alta.
¿Cuáles son los determinantes ambientales de la salud?
Los determinantes ambientales son todos aquellos factores del entorno que afectan directamente o indirectamente a nuestra salud. Los principales son los siguientes:
– Calidad del aire. La contaminación atmosférica, causada por vehículos, industrias y prácticas agrícolas, es una de las principales responsables de enfermedades respiratorias y cardiovasculares.
– Agua y saneamiento. La falta de acceso a agua potable y a sistemas adecuados de tratamiento de residuos se relaciona con enfermedades como diarrea, cólera y hepatitis. Según datos de la OMS, millones de personas mueren anualmente por consumir agua contaminada.
– Cambio climático. Aumenta la incidencia de eventos extremos como olas de calor, inundaciones y sequías, que afectan directamente la salud y los recursos básicos.
– Exposición a químicos. El uso indiscriminado de pesticidas, metales pesados y otras sustancias tóxicas altera el equilibrio endocrino y provoca problemas inmunológicos y reproductivos.
Para abordar todos estos determinantes de la salud ambiental se necesitan políticas integrales que combinen medidas preventivas con soluciones sostenibles. Pero es necesario que se impliquen todos los países del mundo.
Cómo protegerte de la contaminación
Si te preocupa la salud ambiental y quieres reducir tu exposición a estos contaminantes, estas son algunas prácticas que puedes implementar en tu vida.
– Monitorea el entorno. Consulta índices de calidad del aire y agua en tu localidad. Si vas a realizar actividades al aire libre, hazlo en días con poca contaminación.
– Reduce las emisiones personales. Cada una de nuestras acciones tiene un impacto. Opta por caminar, usar transporte público o bicicletas en lugar de vehículos privados.
– Convierte tu hogar en un espacio seguro. Instala purificadores de aire, ventila con regularidad y utiliza materiales de construcción libres de tóxicos.
– Participa en iniciativas comunitarias. Involúcrate en programas que promuevan espacios verdes y que exijan mejores regulaciones ambientales.
– Adopta hábitos sostenibles. Elige el vidrio frente al plástico, reduce el consumo de estos, recicla y elige productos con certificaciones ecológicas.
Revertir la situación del planeta lleva tiempo, porque implica el compromiso de los gobiernos y la participación ciudadana. Por ello, además de nuestra propia implicación con estas medidas, podemos tomar otras que nos protejan de cara al futuro. Apuesta por los seguros de salud y deja en buenas manos aquello que está fuera de tu control.