Ejercicio, Vida Sana
Bailar: una actividad divertida y con muchos beneficios para la salud
Bailar no es sólo una actividad social divertida, también es una herramienta muy potente para cuidar nuestra salud: nos mantiene en forma, mejora la circulación sanguínea, ayuda a quemar el exceso de grasa corporal, tonifica los músculos, mejora la elasticidad de las articulaciones, mitiga el estrés y mantiene nuestro cerebro activo. En concreto, es una fantástica opción para los pacientes con insuficiencia cardiaca. Toma nota de todos los beneficios que tiene el baile para el corazón.
Cuando hablamos de realizar ejercicio para cuidar nuestro corazón, es muy probable que lo primero que pensemos sea en la práctica de algún deporte, por lo que podemos desanimarnos si lo identificamos con rutinas y esfuerzo físico. Sin embargo, bailar es una actividad asociada a la diversión que, a cualquier edad, funciona de forma excelente para ejercitar nuestro cuerpo y nuestra mente, y es una buena terapia para cuidar la salud cardiovascular.
¿Qué beneficios nos aporta bailar? Bailar es una actividad divertida que mejora nuestra salud física y psicológica, por lo que es muy recomendable a cualquier edad.
[mautic type=”content” slot=”ebook-04-es” /]
Mejora la salud cardiovascular
Bailar es un ejercicio aeróbico que tiene en la salud cardiovascular efectos similares a los de otros tipos de ejercicio, como caminar o montar en bicicleta: mejora la circulación sanguínea, controla la presión arterial, aumenta la capacidad pulmonar, ayuda a quemar el exceso de grasa corporal y a controlar los niveles de colesterol y de azúcar en la sangre.
Los expertos destacan que es una de las mejores terapias para tener un corazón sano y fuerte, sobre todo en pacientes con insuficiencia cardiaca, ya que el 50% suelen abandonar la práctica de actividad física al cabo de un mes. El factor psicológico que asocia bailar a momentos de diversión hace que la actividad física se realice con menos esfuerzo mental del que se realizaría si se estuviera practicando otro tipo de ejercicio, como por ejemplo correr.
Mantiene el cerebro activo y mejora la coordinación
Bailar implica practicar y recordar rutinas, coreografías y movimientos con unas secuencias y tiempos determinados. También requiere improvisación, lo que ayuda a desarrollar la actividad cerebral y a mejorar la coordinación. Un estudio sobre la tercera edad publicado en el New England Journal of Medicine, encontró que el baile frecuente ayuda a evitar los efectos del Alzheimer y otras formas de demencia.
Fortalece el sistema músculo-esquelético
Bailar fortalece los huesos, tonifica los músculos, mejora la flexibilidad, aumenta la elasticidad de las articulaciones y la resistencia corporal. Así, el baile previene la osteoporosis, las enfermedades articulares y, al fortalecer específicamente los músculos de la espalda, ayuda a corregir malas posturas y a aliviar los dolores de espalda que provocan.
Además, bailar mejora el rendimiento físico y aumenta el nivel de energía en los adultos.
Previene la depresión y la ansiedad y combate el estrés
La terapia de movimiento de la danza y la música provocan reacciones hormonales en el cerebro, que libera serotonina y dopamina. Estas hormonas producen una sensación de placer y bienestar que mejoran la ansiedad y los estados leves de depresión. También se reducen los niveles de cortisol, la llamada “hormona del estrés”.
Fomenta la interacción social y aumenta la autoestima
Bailar es una actividad que suele ser grupal, por lo que promueve de forma positiva las relaciones interpersonales y es especialmente beneficiosa para personas que pueden tener sentimientos de aislamiento y depresión, como los mayores que viven solos. Además, los logros y avances que se realizan en el baile al controlar los pasos, los movimientos y el ritmo, nos ofrecen un extra de confianza que mejora y refuerza la autoestima.
En conclusión, bailar de forma frecuente no sólo beneficia la salud física sino también la mental. Hay opciones para todos los gustos: jazz, salsa, merengue, bachata, reggaetón, zumba, hip-hop, ballet, contemporánea, etc. Sólo tienes que elegir el estilo que más te gusta, consultar con tu médico la intensidad adecuada si sufres algún tipo de patología (por ejemplo, una enfermedad cardiovascular) y… ¡todos a bailar!