Salud y medicina

Cómo evitar el cerumen de los oídos

A todos nos pasa en algún momento: dejamos de oír con normalidad, tenemos algunas molestias de oídos y se taponan. La razón puede ser que la cera de los oídos se haya acumulado en exceso, provocando el taponamiento.

Qué es la cera de los oídos

El cerumen, que es como también se llama la cera de los oídos, es una sustancia de color amarillento que el cuerpo humano segrega en los canales auditivos. Su utilidad es, junto a la pilosidad natural de los conductos, proteger el oído de infecciones y otros daños. Normalmente, el sonido pasa sin problemas por los intersticios que quedan libres.

Tiene, además, la función de atrapar las partículas, que poco a poco son arrastradas hacia afuera, aunque sea un movimiento totalmente imperceptible.

Si por cualquier razón se produce un exceso de cerumen, puede éste acumularse, y acaba por taponar el conducto.

También puede deberse a alguna malformación en el conducto; por ejemplo, si es demasiado estrecho o su existe algún ángulo que impide la salida de la cera al exterior.

Qué síntomas produce la acumulación

Puede no producir ningún síntoma, pero, en general, la pérdida de audición es el síntoma más habitual. Otros posibles síntomas son:

  • Dolor en el oído taponado
  • Malestar, o sensación de bloqueo
  • Acúfenos (o tinnitus), que son zumbidos que se perciben pero que no existen más que en el cerebro del paciente
  • Picores
  • Secreciones amarillentas y cerúleas

Cómo eliminar el cerumen

Gotas

En la farmacia tienes disponibles gotas que aplicadas según indica el prospecto, suavizan y aflojan la cera, lo que facilita su eliminación. Hay diferentes compuestos: de bicarbonato sódico, de cloruro sódico, de urea o de peróxido de hidrógeno.

Lo ideal es dejarse aconsejar por el farmacéutico, que sabrá recomendar la más conveniente a tu caso.

Aceite de oliva

Parece un remedio de nuestras abuelas, ¿verdad? Pero lo cierto es que a menudo es el primer tratamiento que se aplica. El aceite empapa la cera y la ablanda cuando está endurecida, lo que facilita su salida al exterior.

Irrigaciones

Si el exceso de cerumen persiste, una posibilidad son las irrigaciones. Consisten en inyectar un chorro de agua tibia a baja presión, que suaviza y desaloja la cera. Normalmente antes de la irrigación se aplican unas gotas para ayudar a ablandar la cera.

Esta operación debe realizarla un profesional médico.

Microsucción

Este es un tratamiento reservado al otorrino, y consiste en la introducción de un tubo que aspira suavemente el exceso de cera. Es más sencilla y menos arriesgada que la irrigación, y puede no requerir las gotas previas para ablandar la cera.

Qué no debes hacer

Usar agua a presión

Teóricamente, un chorro de agua a presión desalojaría la cera, arrastrándola hacia afuera. Es completamente desaconsejable, pues puede producir lesiones serias, que incluyen la rotura del tímpano. La irrigación es mucho más segura.

Los palitos (“bastoncillos”) de algodón

Nunca debe intentar quitarse usando esos populares bastoncillos, que irremediablemente empujan hacia adentro el cerumen, además de resultar abrasivos para el delicado conducto interno del oído.

Es ocioso señalar que la introducción de cualquier otro objeto en el oído es igualmente desaconsejable.

Es conveniente señalar que los otorrinos desaconsejan por completo el uso de los bastoncillos en los oídos.

Velas

Tampoco es recomendable usar velas en los oídos, ya que no existe evidencia que demuestre la efectividad de este método, sin hablar del riesgo de quemaduras potencialmente serias.

Qué puedes hacer para prevenir el exceso de cerumen

Si tienes problemas recurrentes de acumulación de cerumen, prueba a ponerte regularmente una gota de aceite de oliva tibio, con la periodicidad necesaria: diaria, semanal o aún mayor. Es un remedio natural y suele dar buenos resultados.

Si el aceite no funciona, la mejor recomendación es que hables con tu farmacéutico.

Cuándo debes ir al médico

Si alguno de los síntomas que siguen persiste, habla con tu médico de familia o con un otorrinolaringólogo:

  • Dolor de oído, o dolores de cabeza
  • Mareos
  • Fiebre, además de molestias en el oído
  • Si tienes alguna secreción anómala, o tienes alguna hinchazón en los alrededores de la oreja
  • Si notas mayor sordera.