Salud y medicina
El cáncer infantil y la importancia del diagnóstico precoz
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La palabra “cáncer” siempre impresiona. Y asusta. Escucharla en un diagnóstico nos cambia la vida y la llena de incertidumbre. A todos nos resulta duro, pero cuando se refiere a los más pequeños nos parece aún más inexplicable. Sin embargo, aunque los niños son vulnerables, también son los más fuertes frente a esta enfermedad, ya que el diagnóstico precoz permite que la tasa de supervivencia ronde el 80%.
El cáncer, pese a ser poco frecuente en niños y adolescentes, es una de las principales causas de mortalidad por enfermedad antes de los 15 años. Cada año se diagnostican en España más de 1.100 casos de cáncer entre los 0 y los 18 años. La detección precoz y la accesibilidad a los tratamientos son la clave para que más del 80% de los casos de cáncer infantil se curen en los países desarrollados.
¿Qué causa el cáncer infantil?
El cáncer en los niños aparece como en cualquier persona. El organismo genera células nuevas para reemplazar a las que mueren. Pero a veces, este proceso falla y las células se multiplican de forma incontrolada y las viejas no mueren cuando deben, de manera que en muchos casos aparece una masa o tumor. Si no se trata y es maligno, puede extenderse a través del torrente sanguíneo a otras zonas del cuerpo y afectar a otros órganos, hasta producir la muerte.
Aunque el 10% de los niños que padecen cáncer tienen una predisposición genética, la mayoría de los cánceres infantiles no tienen una causa concreta como en los adultos (que suele ser la exposición a factores ambientales y el estilo de vida). Por tanto, la prevención es muy difícil.
Tipos de cáncer en los niños
El cáncer infantil comprende numerosos tipos de tumores diferentes. El Registro Nacional de Tumores Infantiles (RNTI) especifica que, en nuestro país, los más comunes son la leucemia (30%), tumores del sistema nervioso central (22%) y el linfoma (13%). Otros tipos de cáncer que afectan a los niños son los tumores sólidos como el neuroblastoma, el tumor de Wilms, el retinoblastoma, el rabdomiosarcoma, el osteosarcoma y el sarcoma de Ewing.
Los síntomas del cáncer infantil
El cáncer puede aparecer en la niñez de forma repentina y sin síntomas precoces. Es difícil de detectar por lo que tanto en la familia como en la atención primaria, se debe prestar atención a algunos signos que pueden ser de alerta:
- Palidez anormal, moratones, sangrado y dolor en los huesos.
- Nódulos (bultos) o hinchazón, especialmente si aparecen sin fiebre ni dolor.
- Pérdida de peso, fiebre, tos, falta de aire o sudoración nocturna.
- Pupila blanca, estrabismo.
- Inflamación abdominal.
- Dolor de cabeza y vómitos.
- Dolor o hinchazón en las piernas o los brazos.
Un diagnóstico precoz es la clave
La detección temprana del cáncer infantil multiplica las posibilidades de supervivencia frente al caso de los adultos, y eso hace la diferencia. En las etapas más tempranas, los tumores en los niños están más localizados y son de menor tamaño, por lo que tienen una mejor respuesta al tratamiento y un riesgo menor de metástasis.
Como algunos cánceres en los niños pueden surgir por una mutación hereditaria (por ejemplo, los oculares), si se detecta esa mutación en la familia se debe ofrecer un asesoramiento genético y realizar un seguimiento a los niños ya desde muy pequeños.
El tratamiento dependerá del tipo de cáncer y de la zona afectada. Medicamentos genéricos de bajo coste que figuran en la Lista de Medicamentos Esenciales de la OMS pueden curar hasta un 80% de los casos de cáncer infantil, pero el tratamiento también puede incluir técnicas más invasivas como la cirugía, la radioterapia y la quimioterapia. Al finalizar el tratamiento, el niño debe tener una atención continuada para controlar que el cáncer no se vuelva a reproducir y vigilar los posibles efectos del tratamiento.