Salud y medicina
¿El estrés es un problema más para adelgazar?
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Es inevitable que en la vida pasemos por largos periodos de estrés, e incluso se da por hecho que la vida moderna es muchas veces sinónimo de estrés.
Quien más quien menos, todos sabemos en qué consiste el estrés, y cómo nos afecta. Sin embargo, el estrés puede manifestarse de muchas formas raras y, desde luego, un estrés continuado en el tiempo tiene un impacto real, a la larga, en tu cuerpo. Así, muchas personas estresadas duermen mal, tienden a engordar, a tener problemas de estómago, con malas digestiones. También suelen presentar más infecciones que los no estresados. Para agravar el cuadro, parece que son más proclives a padecer problemas de corazón e incluso cáncer. Y además, en el plano psicológico, puede provocar depresión, o ansiedad.
Lo que sucede cuando estás estresado
En el cuerpo hay dos glándulas, encima de los riñones, que se llaman glándulas adrenales y son las que segregan, entre otras, el cortisol, que es la principal hormona del estrés.
Las funciones del cortisol son varias, pero, globalmente, sus efectos son los que nos mantiene en marcha, desde que nos despertamos hasta la noche –y nos permite soportar las tensiones de nuestra vida diaria. Pero en el caso de estrés crónico, ése que algunas personas tienen a diario, de la mañana a la noche, las glándulas adrenales no pueden secretar todo el cortisol que el cuerpo necesitaría para acabar con el estrés. Y esto acaba repercutiendo en el cuerpo, minando la salud global.
¿Engorda el estrés?
Parece que un nivel elevado de cortisol tiene efectos secundarios, según un nuevo estudio. Uno de ellos es que engorda, mediante dos mecanismos diferentes.
La glucosa se dispara
El primero, eleva el nivel de la glucosa en la sangre (la glucemia) porque suprime en parte la acción de otra hormona, la insulina, que produce el páncreas, y que es necesaria para que la glucosa entre en las células. A su vez, las células, faltas de su alimento, le piden al cerebro que emita señales de ayuda, lo que éste hace, provocando la sensación de hambre. Además, esa glucosa que no pudo penetrar en las células permanece en la sangre, y el cuerpo acaba asimilándola en forma de grasa. Un estudio ha mostrado recientemente este efecto.
El cuerpo acumula más grasa
En el cuerpo hay un tipo de grasa, los llamados triglicéridos, que se encuentran normalmente en las células. Cuando estás muy estresado, el cuerpo libera más cortisol (que ya hemos visto que es el mecanismo del cuerpo para tratar de evitar el estrés) y se produce el efecto de que los triglicéridos “salen” de las células y se recolocan en la cintura, en forma de grasa. Varios estudios muestran que esta grasa (que algunos llaman grasa “tóxica”) aumenta el riesgo de padecer diabetes y problemas circulatorios serios, como la enfermedad cardíaca o el ictus.
Tienes más hambre y comes con ansia
Ya hemos visto que el exceso de cortisol provoca que la glucosa no llegue a las células y éstas pidan al cerebro que proteste, pidiendo alimento. Puede acabar generando ansia por la comida y éste es el porqué de que cuando estás muy estresado piques de todo, especialmente alimentos muy calóricos, o comas sin la necesaria y habitual mesura.
Cómo puedes evitar engordar
Es fácil decir que evitaremos el estrés, pero cuando se está padeciendo estrés crónico esto es raras veces posible. Ponerte a dieta, o mejor, siguiendo una dieta adecuada puedes regular los niveles de cortisol. La ideal para esto es la dieta antiinflamatoria, porque sabemos que el estrés produce una inflamación general en el organismo, lo que por su parte eleva la segregación de cortisol. Cuando el cuerpo está sometido a estrés crónico, la mejor forma de evitar engordar es regulando los niveles de cortisol a través de la dieta y tratando de evitar el estrés.
Las características de esta dieta, que te pueden servir de guía son:
- Come muchas verduras, fruta, cereales (preferiblemente integrales), frutos secos y legumbres.
- Come preferiblemente pescado azul, que está cargado de omega-3: sardinas, reo, trucha, salmón, caballa y demás.
- Evita por completo las grasas trans.
- Toma poca azúcar.
- Limita el consumo de café. La cafeína estimula las glándulas adrenales y ya hemos visto que esto incrementa el cortisol. Pero no es aconsejable dejar de desayunar.
- Bebe poco alcohol.
- Come con ‘mildfulness’, o sea con consciencia de que lo estás haciendo: cuando tengas hambre, come. Pero no lo hagas si no lo tienes y simplemente lo haces porque es la hora de comer o porque… estás estresado.