Salud y medicina
Escarlatina | Síntomas y tratamiento
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El uso sistemático de las vacunas desde la infancia nos ha permitido erradicar diferentes enfermedades en nuestra sociedad, como la poliomielitis, el tétanos o la tosferina, que en algunos casos graves, pueden llegar a causar la muerte. Sin embargo, todavía existen otras para las que no hay vacunación, y cada cierto tiempo, se vuelven a detectar brotes. Es lo que está sucediendo en la actualidad con la escarlatina, así que para que puedas prevenir el contagio, te contamos qué es, sus síntomas y cómo protegerte.
Escarlatina o fiebre escarlata: ¿Qué es exactamente?
Es una enfermedad infecciosa causada por una bacteria conocida como Streptococcus pyogenes o Estreptococo betahemolítico del grupo A (EBHGA). Esta produce una toxina que es la responsable de las erupciones en la piel, y que como veremos en el siguiente apartado, es uno de los síntomas más característicos de esta enfermedad.
Durante el siglo XIX, fue una epidemia conocida como la fiebre escarlata, que afectó principalmente a la población infantil. Además de causar múltiples muertes por la escasez de conocimientos al respecto y de tratamientos, también dejó secuelas en algunos supervivientes, como una enfermedad reumática que terminaba dañando las válvulas del corazón y glomerulonefritis.
Aunque puede afectar a personas adultas, niños y niñas entre los 4 y los 8 años son quienes suelen padecerla, y en muy raras ocasiones afecta a bebés. Hoy en día, la Organización Mundial de la Salud (OMS) ha alertado de un incremento en los casos en toda Europa.
El Reino Unido reportó más de 800 casos en una semana durante el mes de noviembre, que suponía más del doble de los registrados en años anteriores. En España, durante los últimos meses del año se notificaron 16 casos graves en niños con edades entre 1 y 12 años. De estos, dos fallecieron. Pero a pesar de este aumento, no se ha emitido ninguna alerta desde la Consejería de Sanidad.
Principales síntomas de esta patología
El incremento en los casos de escarlatina se produce en un momento en el que el sistema inmunológico de la sociedad se encuentra debilitado. El motivo lo encontramos en la pandemia por el coronavirus; al haber pasado dos años utilizando mascarillas de forma continua, nuestras defensas, y en particular las de los menores, cuyo sistema inmune no está completamente desarrollado, no han estado tan activas como deberían.
La exposición a diferentes virus y bacterias permite al organismo crear anticuerpos de forma sistemática. De este modo, algunas enfermedades podrán desarrollarse, mientras que otras no avanzaran por la protección que nos ofrecen las defensas. El uso de la mascarilla impide dicha exposición y se traduce en un debilitamiento del sistema inmune de los menores. Por eso, el número de casos por esta patología y otras enfermedades ha aumentado en los últimos meses.
Pero, ¿Cuáles son sus síntomas?
- Fiebre alta repentina (mayor de 38.5 grados Celsius).
- Dolor de garganta.
- Erupción cutánea rojiza que comienza en el cuello y se extiende por el cuerpo en forma de manchas o puntos.
- Lengua con aspecto de fresa.
- Dolor de cabeza.
- Dolor abdominal y vómitos.
- Fatiga y debilidad.
- Ganglios linfáticos inflamados y sensibles.
De todos estos síntomas, el aspecto de la lengua y la erupción cutánea son los síntomas que facilitan la detección de la enfermedad. La primera suele estar enrojecida y húmeda, y mostrar pequeñas protuberancias blancas o amarillas en la superficie, de ahí que se la compare con una fresa. En lo que respecta a la erupción, también es rojiza y con un tacto áspero. Si se presentan estos síntomas, es necesario acudir al médico para realizar un diagnóstico preciso.
¿Cómo afecta en adultos?
La escarlatina se contagia por vía aérea, como sucede con otros virus y bacterias. Los estreptococos se encuentran en la nariz y en la garganta, y mediante gotas de las secreciones respiratorias, pasan de una persona a otra. El contagio no implica el desarrollo de la enfermedad, dado que puede darse el caso de ser asintomáticas.
Niños y niñas son más propensos a desarrollar la infección, aunque también puede suceder que afecte a adultos que tienen el sistema inmune debilitado. Dentro de los grupos de riesgo, figuran quienes tienen menores en edad escolar, así como el profesorado que trabaja con ellos. La sintomatología en personas adultas es la misma que en los menores, y el tratamiento es también igual.
Tratamiento de la escarlatina
Dado que no existe una vacuna para tratar la infección por esta bacteria, el tratamiento para adultos y menores consiste en el uso de antibióticos como la amoxicilina o penicilina. También se suelen recetar analgésicos para reducir la intensidad de los síntomas, como los de la fiebre o el dolor de garganta.
De cara a facilitar la recuperación y evitar el contagio a otras personas, se recomienda ingerir abundantes líquidos, sobre todo agua, descansar y permanecer en casa. Aunque se haya padecido ya la enfermedad, al haber diferentes tipos de toxinas, se puede volver a contraer.
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Preguntas frecuentes
¿Es peligrosa esta enfermedad?
Si no se trata adecuadamente, la escarlatina puede causar complicaciones graves, como fiebre reumática, glomerulonefritis y amigdalitis aguda. Sin embargo, con tratamiento oportuno y adecuado, la mayoría de los casos se resuelven sin complicaciones.
¿Cuánto tiempo dura la escarlatina?
El período de incubación es de aproximadamente 2 a 5 días. Los síntomas generalmente duran entre 7 y 10 días, aunque la erupción puede durar hasta 3 semanas en casos más prolongados.
¿Existe una vacuna contra esta patología?
Hasta el momento, no existe una vacuna específica para prevenirla. La prevención se basa en mantener una buena higiene personal y evitar el contacto cercano con personas infectadas.
¿A qué edad es más común contraer esta enfermedad?
Afecta con mayor frecuencia a niños entre 5 y 15 años, aunque puede afectar a personas de cualquier edad.
Bibliografía
https://pesquisa.bvsalud.org/portal/resource/pt/ibc-24079