Salud y medicina
Hepatitis: tipos, causas, síntomas y tratamientos
Índice de contenidos
Hepatitis es el término utilizado para referirse a la inflamación del hígado. Puede dividirse en dos grupos, de acuerdo a su duración:
- hepatitis aguda, que dura menos de seis meses
- hepatitis crónicas, las que duran más de seis meses.
La hepatitis puede tener varias causas, pero las más comunes son infecciones por virus que atacan el hígado, como las hepatitis A y B.
Cómo funciona el hígado
El hígado está situado en el lado derecho del abdomen, bajo las costillas. Es un órgano grande, que pesa entre 1200 y 1500 gramos, ligeramente más pesado en los hombres que en las mujeres. En condiciones normales no se siente el hígado.
Es vital para la salud, y es el responsable de muchas funciones:
- Procesar las proteínas y las grasas
- Segregar la bilis, que descompone las grasas en comida, de forma que se puedan absorber en el intestino
- Almacenar el combustible corporal (glucógeno), elaborado a partir de azúcares y descompuesto en glucosa, disponible inmediatamente para liberarse en el torrente sanguíneo en el momento es que sea necesaria
- Ayudar con la coagulación sanguínea
- Eliminar sustancias tóxicas del organismo, como alcohol y venenos
- Procesar los medicamentos.
Causas de la hepatitis
Se puede desarrollar hepatitis a través del contagio de alguno de los virus que causan la inflamación del virus, o bien como resultado de la exposición a factores que la causan, como el alcohol, toxinas fúngicas y ciertos medicamentos.
Hay dos formas en que ciertos fármacos pueden provocar hepatitis: bien por envenenamiento producido por una sobredosis de un medicamento (por ejemplo el paracetamol), bien por una reacción anormal del hígado a una dosis normal (por ejemplo el anestésico halotano). Esta última forma de hepatitis es muy rara.
Causas de la Hepatitis aguda
Tiene varias posibles causas:
- Hepatitis virales, como las A, B.C, D y E. La hepatitis A es habitualmente de corta duración y normalmente contraída por ingerir algo contaminado por el virus. La hepatitis B se contrae por los fluidos corporales (incluida la sangre), como durante el sexo o por compartir agujas hipodérmicas. Normalmente no es de larga duración, pero puede acabar creando daño permanente en el hígado. La hepatitis C se contrae de forma similar a la B, pero es generalmente de larga duración. La hepatitis D se contrae de manera similar a las B y C; solo afecta a enfermos de hepatitis B. Finalmente, la hepatitis E es de corta duración, similar a la hepatitis A.
- Otras enfermedades virales, como fiebre glandular (enfermedad de Epstein-Barr) y citomegalovirus
- Infecciones bacterianas graves
- Infecciones amebianas
- Medicamentos, como el envenenamiento por paracetamol o el anestésico halotano (no recomendado en países desarrollados)
- Toxinas: alcohol y toxinas fúngicas (como envenenamientos por setas)
Causas de la hepatitis crónica
La hepatitis crónica tiene un cierto número de causas diferentes:
- Hepatitis infecciosas como hepatitis B, C o D
- Reacciones a determinadas drogas
- Toxinas, como el alcohol
- Hepatitis autoinmune. Es una enfermedad por la cual el propio sistema autoinmune destruye un cierto número de células del paciente. La causa es desconocida.
- Trastornos metabólicos congénitos, como la enfermedad de Wilson (trastorno del metabolismo del cobre) y la hemocromatosis (trastorno del metabolismo del hierro)
- Hígado graso no alcohólico.
Síntomas de la hepatitis aguda
Varían considerablemente de un paciente a otro. Algunos no tienen ningún síntoma y, en la mayoría de los casos, solo los niños muestran síntomas ligeros.
En fases iniciales
- Cansancio, malestar general, fiebre baja o febrícula
- Náuseas, falta de apetito, cambios en el gusto
- Opresión o dolor en el lado derecho del abdomen, bajo las costillas, causado por la hinchazón del hígado
- Dolores musculares y articulares, dolor de cabeza, erupción cutánea.
Fase de ictericia
- Coloración amarilla del blanco de los ojos, la piel y las mucosas
- Orina oscura
- Deposiciones anormalmente claras
Fase de recuperación
- Cansancio, que puede durar semanas
Síntomas de la hepatitis crónica
Muchos pacientes con hepatitis crónica no muestran síntomas. Con todo, los síntomas más comunes son:
- Cansancio, con mayor necesidad de sueño, dolor muscular y articular
- Periódicamente, ligera presión o dolor en la zona lateral derecha del abdomen, bajo las costillas (inflamación del hígado)
- La ictericia (coloración amarilleante) es un síntoma muy tardío de las hepatitis crónicas, y es signo de que la hepatitis es grave.
Factores de riesgo de la hepatitis
Las siguientes personas pueden presentar mayores riesgos de contraer hepatitis:
- Pacientes con ictericia u otros síntomas de hepatitis
- Personas en grupos de riesgo
- Personas con antecedentes familiares de hepatitis.
Tips para prevenir la hepatitis
- Evitar la exposición a los virus de la hepatitis
- Vacunarse de hepatitis A y B
- Evitar beber mucho alcohol
- Practicar sexo seguro (con métodos de barrera).
Algunos consejos de carácter general
- Evita el alcohol si tienes síntomas de hepatitis o si un análisis de sangre ha mostrado que la enfermedad está activa. Si el alcoholismo es la causa, debes dejar de beber por completo, y ver a tu médico. Sigue una dieta equilibrada.
- Si tienes síntomas de hepatitis aguda, quizá tengas que disminuir tu ritmo de vida.
- Si tienes hepatitis A y por tu trabajo tienes que manipular alimentos, tu médico te indicará cuándo es seguro que vuelvas a trabajar
- Si tienes una hepatitis crónica, intenta seguir tu vida normal lo más que puedas
- Los pacientes de hepatitis A y B deben decírselo a sus familiares y a sus parejas, que tendrán que protegerse mediante la vacuna. Se deben usar preservativos hasta que la vacuna haya hecho efecto.
- Si tienes hepatitis crónica, debes seguir un plan de revisiones periódicas
Diagnóstico de la hepatitis
Se llega a diagnosticar las hepatitis mediante un análisis de sangre, que determinará su gravedad.
Ocasionalmente, a través de ultrasonidos y otros escáneres se podrá estudiar el hígado.
En ocasiones puede ser necesario la biopsia del hígado. A tal efecto, habrá que efectuar una punción para obtener una muestra del tejido para su examen microscópico. Este proceso lo lleva a cabo un especialista, bajo anestesia local.
Consideraciones generales
Las hepatitis agudas normalmente mejoran sin tratamiento específico, y muy raramente suponen una amenaza para la vida del paciente. Aunque las hepatitis B y C pueden volverse crónicas, no es el caso de la hepatitis A.
Las hepatitis causadas por medicinas o alcohol mejoran habitualmente al suprimir el agente causante. Sin embargo, un 20% de los pacientes con hepatitis crónica B o C están en situación de riesgo de padecer bien cirrosis, bien cáncer de hígado. La cirrosis también puede estar causada por otros tipos de infecciones hepáticas.
Tratamiento de la hepatitis
Puesto que se trata de un virus, no hay tratamiento farmacológico para las hepatitis. Con todo, es importante que un médico vea al paciente.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda el uso de tratamientos orales, tenofovir o entecavir, como los más potentes para suprimir el virus de la hepatitis B. Muy raramente generan resistencia al medicamento (al contrario que otros fármacos), son simples de tomar (una píldora al día) y tienen pocos efectos secundarios, con lo que requieren poca monitorización. Solo una pequeña parte de los pacientes de hepatitis B crónica requerirá tratamiento. La vacuna contra la hepatitis B sigue siendo la mejor prevención.
A día de hoy no existe una vacuna efectiva contra la hepatitis C. LA OMS recomienda usar tratamientos orales con antivirales pan-genotípicos (DAA). Pueden curar a muchos pacientes infectados con el virus de la hepatitis C y el tratamiento es normalmente corto (12 o 14 semanas), dependiendo de si hay, o no, cirrosis.
Las hepatitis autoinmunes pueden tratarse mediante cortico-esteroides y ocasionalmente con azatiopina.
Si los tratamientos emprendidos no detienen el progreso de la enfermedad o si el paciente desarrolla cirrosis irreversible, o si existe fallo hepático, la única opción disponible será el trasplante de hígado.
Los médicos a cargo del tratamiento de las hepatitis son gastroenterólogos o internistas trabajando en coordinación con el médico de familia a efectos del cuidado a largo plazo.