

Salud y medicina
Legrado uterino: qué es, cómo se hace y por qué causas
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El legrado del útero (o matriz) es una intervención ginecológica que consiste en raspar las paredes del útero para eliminar la mucosa (o capa externa) del mismo, llamada endometrio. Esta capa externa está destinada a recibir en su momento el óvulo fecundado. A lo largo del ciclo menstrual va cambiando para recibirlo y, si no se ha implantado ningún óvulo, se produce la descamación del endometrio, que se expulsa al exterior con la menstruación.

En qué consiste
La intervención no es complicada y la lleva a cabo un ginecólogo bajo anestesia. No suele haber complicaciones y dura alrededor de 15 minutos. Para ello, el médico se vale de una especie de separador, adecuado para abrir el cérvix, que es la parte más baja del útero (también llamada cuello del útero). El cérvix se va ensanchando poco a poco, hasta poder dejar paso a la legra, que es la herramienta que usará para el raspado, o curetaje.
Una vez el cérvix dilatado, el médico introduce la legra y va extrayendo poco a poco el tejido endometrial que se pretende eliminar.
Alternativamente, el legrado puede llevarse a cabo mediante aspiración, en un proceso llamado aspiración por succión en el que, mediante una cánula que se introduce en el útero y una jeringa especial que actúa como una bomba aspirante, se extrae el endometrio. Se utiliza fundamentalmente en las primeras semanas del embarazo.
Hoy día existen unas varillas que incorporan una cámara que permite al médico dirigir mejor la legra, o sea una mayor precisión. Además, el extremo o pala de estas nuevas varillas puede calentarse, de modo que permiten ir cauterizando las heridas que puedan producirse en el raspado.
Qué riesgos conlleva
Como dijimos, la intervención no suele presentar complicaciones, pero no deja de tener algunos riesgos. Los más frecuentes son:
- Desgarro del cérvix, o cuello uterino
- Perforación (punción) del útero con la varilla. Podría provocar un desgarro del tejido
- Una cicatrización defectuosa de las paredes, de modo que quedan adheridas entre sí, en el llamado síndrome de Asherman, que puede provocar infertilidad
- Infecciones, que provocarían un dolor fuerte, además de un flujo vaginal anómalo
- Hemorragias. Es normal un pequeño sangrado, pero hay que controlar su intensidad, pues de ser muy abundante conllevaría un problema mayor.
Por qué se lleva a cabo
La palabra legrado se asocia inmediatamente a la palabra aborto, pero, si bien tras un aborto (o para llevarlo a cabo) se hace una intervención así, hay varias situaciones que indican que se produzca. Sin pretender que la relación sea exhaustiva, las razones más probables son:
- Aborto voluntario, terapéutico o no
- Aborto espontáneo, que requerirá un legrado para extraer el tejido dañado y evitar una posible infección
- Diagnóstico de problemas, como podría ser un cáncer de útero o de endometrio
- Un DIU (dispositivo intrauterino) que se ha llevado durante mucho tiempo y que se haya quedado adherido al endometrio
- Pólipos en el endometrio
- Engrosamiento del útero
- Tratamiento de sangrados menstruales intensos
- Diagnóstico y tratamiento de un sangrado anómalo durante un tratamiento hormonal
- Un sangrado después de la menopausia.
Después del legrado
Después del legrado, como hemos visto, se produce un sangrado, independiente por completo de la menstruación. La reaparición de la regla y la normalización del ciclo suele producirse en el mes o 40 días después de la intervención, pero esto es muy variable y en cada paciente.
Una vez reaparecida la menstruación, se restablece el ciclo mensual.
Los médicos recomiendan cierta prudencia para intentar un nuevo embarazo tras el proceso. 2 ó 3 meses suele ser la recomendación habitual, y la mujer estará restablecida por completo. El legrado no solo es poco probable que presente problemas, sino que puede resultar beneficioso cara al embarazo, por ejemplo, si se ha llevado a cabo para eliminar unos pólipos que podrían estar dificultando la implantación de un óvulo.