Salud y medicina
Lo que hay que saber sobre las varices
Una variz es una vena dilatada permanentemente. Aunque pueden aparecer en cualquier parte del cuerpo, usualmente lo hacen en las extremidades inferiores. La pierna o el muslo presentan unos cordones venosos más o menos gruesos debajo de la piel, tensos y con recorrido serpenteante, con frecuencia comunicados entre sí.
Son muy frecuentes, sobre todo en mujeres a partir de los 30 años. Según la Sociedad Española de Angiología y Cirugía Vascular, las padece una de cada tres personas en España. Aunque no suelen ser peligrosas, causan molestias en las piernas, sin contar con los problemas estéticos.
Cómo se desarrollan las varices
La sangre de las piernas retorna hacia el corazón, para ‘recargarse’ de oxígeno y nutrientes por las venas. Éstas tienen unas válvulas que impiden que la sangre retroceda hacia los pies, ayudando a que fluya en contra de la fuerza de la gravedad y en dirección al corazón. Cuando estas válvulas se deterioran por diversas causas, la sangre de las piernas no fluye adecuadamente hacia arriba y se estanca en las venas. Por el aumento de presión, las venas se dilatan y tensan, apareciendo las varices debajo de la piel de piernas y muslos.
Las válvulas de las venas de las extremidades inferiores se deterioran por:
- El envejecimiento
- La permanencia de pie durante mucho tiempo al día
- Episodios de trombosis venosa profunda o tromboflebitis
- La dificultad de retorno venoso hacia el corazón causada por el embarazo.
Quién corre el riesgo de desarrollar varices
- Personas con antecedentes familiares de varices
- Personas que trabajan de pie
- Mujeres embarazadas
- Pacientes que han tenido una trombosis venosa en los miembros inferiores.
Qué síntomas producen
- Pesadez, calambres y cansancio en las piernas, especialmente de pie y al final de la jornada. Habitualmente estos síntomas empeoran en verano con el calor. También pueden empeorar por la noche en la cama, produciendo inquietud y desasosiego.
- Aparición progresiva de cordones de venas dilatadas azuladas, tortuosas y tensas debajo de la piel.
- Son más frecuentes en la cara interna de la pierna y el muslo.
- Las piernas llegan a hincharse y la piel de los tobillos se vuelve muy fina y frágil y de color pardo (como acartonada).
- Ocasionalmente una variz se puede romper en esas zonas de piel fina y causar un sangrado muy aparatoso.
- También puede ulcerarse esa piel, generalmente en la parte interna de los tobillos. Son úlceras que cicatrizan con dificultad y requieren atención médica para evitar su infección y progresión.
- Pueden aparecer trombos superficiales al coagularse la sangre dentro de la variz. La vena se endurece y la piel se enrojece y duele. Estas trombosis superficiales son mucho menos serias que las profundas y no suelen dar complicaciones graves aunque sí molestias durante 7-15 días.
Prevención de las varices
Para prevenir el desarrollo de varices, o impedir que progresen, es recomendable:
- Evitar estar mucho tiempo de pie y quieto.
- Realizar ejercicios que activen la circulación de la pierna.
- Llevar una media elástica compresiva, especialmente si se trabaja de pie o durante el embarazo.
- Evitar la obesidad.
Cuándo se deben tratar las varices
Las varices poco desarrolladas no requieren otro tratamiento que prevenir su progresión, mediante las medidas antes recomendadas. Requieren atención médica y tratamiento en las siguientes ocasiones:
- Dolor intenso
- Tromboflebitis de repetición
- Ulceraciones
- Ruptura de las varices y sangrado
- Incomodidad estética
Existe una variedad de medicación por vía oral con un efecto muy leve en el alivio de los síntomas (pesadez y cansancio en las piernas). No hacen desaparecer las varices.
Las varices muy pequeñas (arañas vasculares), pueden desaparecer mediante la inyección de sustancias esclerosantes en las mismas (esclerosis de las varices).
Si las varices son gruesas o existe alguna complicación como la ulceración o la trombosis repetida, la mejor solución es la intervención quirúrgica.
Cómo es la intervención quirúrgica para las varices
Es necesario extirpar las dilataciones varicosas y las venas superficiales enfermas de las extremidades inferiores. Generalmente se extirpa la vena safena interna (que va desde el tobillo hasta la ingle), y mediante pequeñas incisiones, las demás dilataciones venosas que puedan existir. La anestesia suele ser regional (epidural o raquídea). Puede realizarse en régimen de cirugía mayor ambulatoria o con hospitalización de corta estancia (24-48 horas).
La extremidad inferior debe permanecer con un vendaje elástico compresivo hasta que se retiren los puntos, a los 7-10 días. Durante este tiempo es posible caminar, aunque se debe evitar estar de pie de forma prolongada.
¿Cuál es el resultado de la operación?
Las dilataciones varicosas desaparecen y los síntomas suelen mejorar, aunque en ocasiones persiste cierto grado de pesadez y cansancio. La pierna muestra pequeñas cicatrices allí donde se extirpó una variz. Las complicaciones son excepcionales. Pueden desarrollarse hematomas en la ingle o en la pierna, que se resuelven espontáneamente. Raramente quedan regiones de piel con sensación de anestesia u hormigueo, sobre todo en el tobillo. Es necesario llevar una media elástica compresiva durante los dos meses después de la intervención, y es recomendable usarla de forma continuada.