Psicología
Los 5 mejores consejos para gestionar el duelo
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Todos nosotros hemos pasado o pasaremos por momentos de tristeza debidos a la desaparición de alguien cercano y querido. Nuestros mayores van generalmente desapareciendo, como es ley de vida. También hay pérdidas mucho más dolorosas por lo injustas que nos resultan, como la muerte de la pareja o de un hijo. Cómo cada cual acepta el duelo –lo gestiona– es función del carácter.
El duelo consta de un período inicial de aturdimiento, un tiempo variable, en que no acabamos de asimilar que la persona ya no está, ni va a estar. Da paso esto a una serie de sentimientos donde se mezclan tristeza, rabia, perplejidad, añoranza y desesperanza. Puede prevalecer un sentimiento de incredulidad, de no acabar de creernos la falta.
Hay personas capaces de gestionar bien la pena, pero hay quien se aísla, se retrae y tiende peligrosamente a caer en un estado depresivo grave, que puede llevar incluso a pensamientos suicidas.
En este artículo repasamos las fases habituales del duelo, así como algunos consejos que te ayudarán a gestionarlo.
Fases del duelo
Los expertos psicólogos de la gestión del duelo definen las fases por las que se atraviesa del modo siguiente:
Negación, en que se produce un rechazo a la situación, de modo que negamos el suceso y evitamos encarar la realidad.
Cólera. La cruda realidad se muestra tozuda y se impone, provocando la ira ante la situación acaecida.
Esperanza. Aparece el sentimiento de que volveremos a ver a la persona, aunque sea sólo en el más allá. En el caso de una ruptura emocional con la pareja, aparece la esperanza de una reconciliación.
Tristeza. De nuevo, se impone la realidad, que va apagando la esperanza y que hace reaparecer la tristeza
Aceptación, que es la fase en que comprendemos finalmente lo irreversible del suceso y que, idealmente, nos hace levantar la vista y seguir hacia adelante.
Cómo gestionar el duelo
- Aceptar los sentimientos
Ya hemos visto que durante el duelo se atraviesan momentos de sentimientos muy diversos y a veces encontrados. Además de los ya citados, pueden aparecer culpa, agotamiento, ansiedad, impotencia. Pueden parecer frívolos y hasta perversos a quienes los padecen, pero son reales. Están ahí, y lo más sensato es aceptarlos. La mente acaba por desecharlos y aceptando la nueva realidad.
- Buscar apoyo social
Es conveniente apoyarse en los próximos: familia y amigos, y en ningún caso encerrarse. Hablar de los sentimientos propios supondrá siempre una forma de aliviar la situación.
Cuéntales a tu familia y tus amigos, hazles partícipes de lo que piensas y sientes, y verás cómo te resulta de una ayuda impagable.
- Cuídate
No te permitas ninguna negligencia en lo tocante a tu salud. Es fundamental que comas bien y equilibradamente; que duermas y descanses el tiempo necesario; y que hagas ejercicio, lo que liberará endorfinas que te harán sentir mejor.
- Recuerda los buenos ratos
Esto puede parecer contradictorio porque pensamos que se trata, sobre todo, de olvidar. Pero recordar los buenos momentos pasados al lado del ser faltante puede borrar los malos recuerdos producidos cuando murió, bien porque fue una enfermedad larga o bien por el shock que produjo su muerte si ésta fue repentina.
- Busca ayuda profesional
Ya hemos hablado del apoyo que pueden prestarte tus amigos y familiares y, desde luego, esta ayuda es la más importante. Pero no dejes caer en saco roto buscar ayuda profesional. Piensa que todos a tu alrededor han pasado por lo que estás pasando tú y los profesionales de ña salud mental saben muy bien cómo te sientes.
No dudes de que sabrán sugerir la vía adecuada de terapia, de considerarse oportuna.