Salud y medicina
Los niños y las rutinas durante el verano
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Las costumbres y los hábitos tienden a relajarse en verano, sobre todo en los días de vacaciones. Pero cuando hay niños en casa, si no hay un cierto orden, la situación se nos puede escapar un poquito de las manos, sobre todo porque los más pequeños hace mucho tiempo que no tienen rutinas establecidas por la situación atípica que estamos viviendo.
¿Por qué es importante mantener rutinas con los niños durante el verano? Por un lado, por nosotros mismos, los padres y madres, ya que un poco de orden proporciona paz y tranquilidad, algo que agradecemos en esta época estival y especialmente en los días en los que aún tenemos que compaginar nuestro trabajo y sus vacaciones. Por el otro lado, por los mismos niños, ya que nuestros hijos se dispersan muy fácilmente cuando no hay normas y tareas establecidas para ellos, y conocer los horarios y lo que toca hacer en cada momento les da seguridad y reduce el estrés. Por tanto, encontrar un equilibrio entre la desconexión de las vacaciones y el mantenimiento de las rutinas, aunque exista cierta flexibilidad, es algo que va a beneficiar a toda la familia.
Las rutinas de sueño
El descanso es fundamental para la salud y el ánimo de los más pequeños. Aunque debemos intentar mantener unos horarios regulares para ir a la cama y para levantarse, o para hacer la siesta, ya que ayudan a los niños a dormir mejor por la noche, se pueden flexibilizar un poco si quieren pasar un poco más de tiempo con nosotros. Lo importante es que duerman las horas suficientes según su edad.
Las rutinas de alimentación
Aunque se relajen un poco los horarios de las comidas para adaptarlos a las actividades de las vacaciones, a los niños les centra mucho mantener los horarios del resto del año. No hay que dejar de lado la alimentación saludable y una buena hidratación (los niños muy pequeños a veces no tienen sensación de sed, por lo que debemos estar pendientes), pero es inevitable que en verano se coman más helados. Eso sí, debemos tener en cuenta que aunque los de leche son bastante más nutritivos que los de hielo, también tienen muchas calorías, por lo que hay que controlarlos un poco.
También es normal que quieran comer más chuches en verano que durante el resto del año. Lo ideal es intentar que entre horas coman fruta y frutos secos, a ser posible que no sean muy salados, como pipas o maíz tostado, ya que son muy nutritivos. Los caramelos y las golosinas de azúcar y colorantes no son muy sanos y provocan caries, así como tampoco lo son los snacks cargados de sal y grasas refritas, por lo que debemos procurar reducirlos al máximo.
Organizar un poco el tiempo libre
El verano es para descansar, desconectar y disfrutar, pero para los niños es recomendable que exista una estructuración del tiempo, con periodos de descanso y de actividad, y tener claro cuando toca cada uno facilita mucho las cosas en casa.
Ir a la playa o a la piscina y jugar con hermanos, primos y amigos les va a ocupar gran parte del tiempo. Pero también es bueno que tengan sus momentos de no hacer nada, que podemos aprovechar para que aprendan a entretenerse solos, algo que es muy bueno para el desarrollo de su creatividad. O aprovechar la ocasión para fomentar hábitos como la lectura, la pintura… Hacer estas actividades en familia refuerza que les gusten y las mantengan luego por sí mismos.
Es importante tener un poco de control con los dispositivos electrónicos, porque ya sabemos que hoy en día son como un imán para los niños. Se pueden pasar horas delante de la tele, la tablet y el móvil o jugando a videojuegos, y no podemos negar que muchas veces es un descanso para los padres, que tendemos a hacer la vista gorda para tener un poco de tranquilidad. Pero para los pequeños no es saludable abusar, por lo que se recomienda dedicar un tiempo y establecer un horario al día para el uso de estos dispositivos. Si tienen claro cuándo y cuánto tiempo les toca, no estarán tan ansiosos por que se los dejemos.
Mantener sus responsabilidades
El verano y las vacaciones no implican que las responsabilidades desaparezcan. Como parte de la familia, cada uno tiene las suyas, adaptadas a su edad y capacidades, así que los más pequeños deben tener claro cuáles son y combinarlas con sus momentos de relajación. Pueden ayudar con las tareas de casa, y el verano es una buena época para aprender algunas nuevas: poner la mesa y ayudar a recogerla, recoger su ropa y ordenar sus juguetes, hacer la cama, ayudar a reciclar la basura y a tirarla, ayudar a tender la ropa, ayudar a cocinar… También deben ocuparse en la medida de lo posible de su aseo personal, realizar sus tareas académicas de verano…
Como vemos, las rutinas no están reñidas con las vacaciones de verano y hay tiempo para todo. Seguirlas va a ayudar mucho a toda la familia. Y así, cuando llegue septiembre y vuelva a comenzar el curso escolar y las actividades cotidianas, no les va a costar tanto adaptarse de nuevo.