Salud y medicina
Me duele la cadera, ¿tengo choque femoroacetabular (CFA)?
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El Dr. Juan Miguel Rodríguez Roiz, médico traumatologo con doctorado en medicina por la Universitat de Barcelona, con actividad privada en Clinica Sagrada Familia de Barcelona, nos habla sobre esta patología algo desconocida hace algunos años.
Hace unos diez años no se diagnosticaba “el choque femoroacetabular” o “pinzamiento femoroacetabular”, también denominado impingement de cadera, porque se desconocía esta patología.
El choque femoroacetabular es un síndrome que afecta al 15 % de la población, sobre todo a personas que practican deporte con frecuencia. Los pacientes que sufren esta afección suelen tener menos de cincuenta años.
Los síntomas son múltiples, pero lo más habitual es dolor en la zona de la “cadera”, específicamente en la ingle, que empeora al deambular y durante actividades deportivas. El diagnóstico muchas veces es tardío, porque es fácil confundirlo con otro tipo de lesiones, como, por ejemplo, pubalgias, falso piramidal, síndrome piriforme, etc.
¿Qué es el choque femoroacetabular?
El choque femoroacetabular es un síndrome que tiene su origen en una relación anómala entre las estructuras de la cadera y el fémur, y que da lugar a una fricción y una degeneración precoz del labrum (amortiguador natural de la cadera) y del cartílago articular. Si esta fricción se mantiene en el tiempo y va asociada a dolor, provoca un desgaste progresivo de la cadera que, con el paso del tiempo, puede acabar en artrosis y, por tanto, necesitar/requerir una prótesis total de cadera.
El labrum tiene un efecto “de sellado” en la articulación que permite que el movimiento de la cadera sea uniforme y no haya “fuga” del líquido articular que la lubrica.
El diagnóstico es clínico, y es importante resaltar que “no todo dolor de cadera es CFA”; además, suelen ser necesarias exploraciones complementarias clave, como una radiografía de pelvis y una resonancia magnética de la cadera.
La intención no es provocar una alarma innecesaria sobre esta entidad y, al respecto, destacamos tres puntos clave:
1) A día de hoy todavía no se ha demostrado que el tratamiento quirúrgico del choque femoroacetabular de cadera “prevenga” la evolución a artrosis en pacientes sin síntomas.
2) Muchos pacientes con choque femoroacetabular o resonancia que indican “rotura del labrum” nunca presentan dolor de cadera ni desarrollan artrosis de cadera.
3) El punto fundamental de inicio del tratamiento debe ser siempre un correcto tratamiento de rehabilitación, siendo el tratamiento quirúrgico la última alternativa.
Existen tres tipos de choque, CAM, PINCER y MIXTO.
El tipo CAM es un sobrecrecimiento óseo entre la cabeza y el cuello del fémur que provoca el choque de este contra el labrum y el acetábulo (deformidad en mango de pistola o pistolgrip). Puede provocar desgaste articular.
El tipo PINCER es también un sobrecrecimiento óseo en el borde acetabular, que crea fricción contra la cabeza del fémur y su cartílago. Puede provocar rotura del labrum y lesiones condrales articulares.
El tipo MIXTO, es la suma de las dos lesiones. Es, con diferencia, el más frecuente.
Tengo dolor de cadera secundario por el choque femoroacetabular, la rehabilitación no me ha ido bien, ¿ahora qué?
El tratamiento se orienta a eliminar quirúrgicamente las causas del CFA, que se conocen como “osteocondroplasia” u “osteoplastia femoroacetabular”. Hoy en día el gold estándar del tratamiento es la artroscopia de cadera.
La artroscopia de cadera es una técnica quirúrgica que consiste en pequeñas incisiones quirúrgicas (1-2 cm) mediante las que se accede al interior de la cadera para “resecar el hueso sobrante” responsable del choque, y más importante aún, reparar el “menisco de la cadera”, reparar el labrum, que funciona como amortiguador en esta articulación. Es muy habitual que, en el contexto del CFA, especialmente en aquellos con mucho tiempo de evolución, existan lesiones del mismo.
Las ventajas sobre las técnicas convencionales se basan en incisiones reducidas, disección de los tejidos blandos limitada, una mayor definición de la patología y una terapia posoperatoria agresiva más tolerable.
Es importante valorar cada caso de forma integral e individualizado en la consulta, pues algunos pacientes tienen “alteraciones morfológicas óseas” en la pelvis que requieren “alinear quirúrgicamente” primero o a la par de la artroscopia de cadera, para que la intervención tenga éxito. Éxito significa retornar a la actividad deportiva, laboral y cotidiana con una cadera con movilidad conservada y sin dolor.