Salud y medicina
Por qué al intestino se le llama “segundo cerebro”: 10 cosas que debes saber
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La ciencia tiene cada vez más presente el conjunto de bacterias del intestino. En conjunto llamadas microbioma, cada vez es más consciente del importantísimo papel que juega en la salud, que excede con mucho el de una buena digestión. Repasamos a continuación los últimos descubrimientos.
1. Tenemos más bacterias que células
En el intestino viven más o menos 100.000.000.000.000 (cien billones) de bacterias. Lo que es lo mismo que decir que 10 veces más que el total de células del cuerpo humano. Si se pesaran las bacterias intestinales, la báscula subiría hasta un kilo y medio.
2. El intestino tiene muchas funciones
Entre las bacterias del intestino hay unas más buenas que otras. La clave para mantener una salud óptima es mantener el equilibrio con una alta diversidad de “buenas” bacterias. Un microbioma equilibrado juega un papel muy importante no sólo en la digestión, sino en la regulación del hambre, el metabolismo, el sistema autoinmune, el comportamiento y la salud mental, el desarrollo de los huesos y la salud cardíaca.
3. La salud del intestino es fundamental
La diversidad del microbioma se ve influida por varios factores: el parto (si fue natural o cesárea); el entorno; el estrés; la dieta, y la medicación. Se acepta comúnmente que cada ser humano tiene un microbioma único en cuanto a diversidad. Cada vez que comemos algo, salimos de casa, nos damos un beso o seguimos un tratamiento farmacológico (fundamentalmente de antibióticos) afectamos la composición del microbioma.
4. Cuando nacemos empieza todo
El microbioma se empieza a formar durante el parto, en que, al atravesar el canal, la madre transmite millones de bacterias de la vagina de la madre. Los niños que nacen por cesárea, en cambio, toman bacterias de las manos de los médicos, enfermeras y de su entorno inmediato. La experiencia dice que tienen más asma, más alergias y más problemas de piel. Cada vez se relaciona más la cesárea con las diferencias en los microbiomas con los nacidos por parto vaginal, que tienen un microbioma más diverso.
5. No debemos obsesionarnos con la higiene
“Microbios” de siempre ha sido una palabra que definía algo malo. Los “buenos microbios” no existían y, por supuesto, las bacterias eran perjudiciales, causantes de enfermedades. Y siempre hemos combatido contra ellas con exceso de limpieza y desinfectantes, por no hablar del abuso de los antibióticos. La “hipótesis de la higiene” supone que al “eliminar cuantos más gérmenes, mejor” hemos eliminado muchos tipos de bacterias necesarios para el equilibrio del microbioma. Esto podría tener una consecuencia negativa en la salud, principalmente en el sistema autoinmune.
6. Hay que cuidar las “buenas bacterias”
Hay más factores que influyen en el desequilibrio del microbioma. Por ejemplo, el estrés, las infecciones, el alcohol y dietas ricas en hidratos muy refinados, azúcar, comida basura y los nutrientes con poca fibra. Todos condicionan el crecimiento de las “buenas bacterias” intestinales.
7. La diversidad del microbioma exige combustible
Los probióticos son bacterias que contribuyen al equilibrio del microbioma, solucionando posibles faltas de buenas bacterias. Los hay en cápsulas o en determinados alimentos fermentados, como el yogur, el chucrut, el kimchi, el miso y el kéfir. Parece que es especialmente importante reponer dichas bacterias después de tratamientos con antibióticos.
Los prebióticos (un tipo de fibra alimentaria) cuidan las buenas bacterias del intestino, alimentándolas, y están presentes en alimentos como cebolla, ajo, ciertas verduras (brécol, col, coliflor), lentejas y judías verdes. Una dieta a base de fruta y verduras es muy beneficiosa, alimentando un microbioma sano.
8. Los nutrientes se descomponen y se absorben en el intestino
No habría digestión sin el intestino, con lo que no podríamos extraer de los alimentos los nutrientes necesarios para mantenernos con vida. Muchas vitaminas también se sintetizan en el intestino, particularmente las del grupo B y K. Otras bacterias producen butirato, que proporciona energía al colon y que es fundamental para el tracto digestivo.
9. El intestino es la base fundamental del sistema autoinmune
El intestino está revestido de mucosas con un tejido asociado que se conoce como GALT (Gut-Associated Lymphoid Tissue, o tejido linfoide asociado a las mucosas), y está lleno de formaciones de células inmunes que son la primera línea de defensa contra microbios perjudiciales, frenando su absorción a través de las paredes intestinales. Cada vez se da más importancia al papel del microbioma en el correcto funcionamiento del GALT. Igualmente, se sabe de la necesidad de tener suficientes reservas de buenas bacterias que mantengan a raya a las malas.
10. Se considera el intestino como el “segundo cerebro”
Y está muy íntimamente ligado con el primer cerebro. Las bacterias del intestino producen compuestos neuroquímicos que el cerebro utiliza para la memoria, el aprendizaje y el comportamiento. Además, el 80% de la “hormona feliz”, la serotonina, se sintetiza en el intestino por las bacterias correspondientes. Cobra cada vez más forma la idea de que modificar las bacterias intestinales podría acarrear mayores niveles de ansiedad y depresión.