Salud y medicina
Por qué sangra la nariz, y qué hacer cuando te pasa
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La hemorragia nasal, en términos médicos epistaxis, es la rotura parcial de alguno de los vasos que irrigan la nariz. Es más frecuente en niños, pero también se dan en adultos, particularmente en los de edades avanzadas. Varían en intensidad, entre unas pocas gotas a hemorragias constantes y hasta aparatosas.
La mayoría de las veces procede de la parte anterior de la nariz, en el septum, que es la membrana cartilaginosa que separa la nariz en dos mitades. Esa zona está muy bien regada por minúsculos vasos sanguíneos que corren muy cercanos a la superficie. Este sangrado es el conocido como sangrado nasal anterior.
El sangrado posterior se produce en la parte más profunda de la nariz, cerca de la garganta, Los vasos aquí son mayores y cuando se rompen producen un sangrado más serio, con sangre fluyendo hacia la garganta. Este tipo de hemorragia es más frecuente en adultos y podría requerir atención médica.
Por qué se produce
Hay muchas diferentes causas, algunas más serias que otras. Lo bueno de todo es que los sangrados nasales graves son muy poco frecuentes.
Las causas de sangrado más habituales son:
- Un traumatismo (un golpe) en la nariz.
- Hurgarse la nariz con demasiada frecuencia o demasiada fuerza.
- Un catarro de nariz (una rinitis) que puede estar causado por un virus o una bacteria, o por alergia.
- Sequedad de la mucosa nasal debido a permanecer en un ambiente seco o mal ventilado. Los aires acondicionados no ayudan nada en este aspecto.
- Un aumento de la presión arterial.
- Algunos medicamentos, como los anticoagulantes o antiagregantes.
- Exposición a sustancias químicas que irriten las mucosas.
- Una desviación del tabique nasal.
Sin embargo, si exceptuamos los producidos por un golpe, la mayoría de los sangrados nasales no tienen una razón desencadenante concreta.
Hay otras causas, poco frecuentes, de sangrados nasales:
- Enfermedades de la sangre como la leucemia, o de la coagulación, como la hemofilia.
- Pólipos nasales.
- Tumores en la cavidad nasal.
- Enfermedades de los vasos sanguíneos como la enfermedad de Rendu-Osler.
Qué hacer ante un sangrado nasal
- Siéntate bien derecho con la cabeza ligeramente inclinada hacia delante. No te tumbes.
- No te tragues la sangre. Puede provocarte náuseas o vómitos, o podría ocultar una pérdida de sangre mayor.
- Comprime la nariz durante 5 minutos; mientras, respira por la boca.
- Si el sangrado remite pero reaparece al poco tiempo, vuelve a comprimir la nariz durante 8-10 minutos. Esto debe causar el cese definitivo de la hemorragia.
Aplicar un cubito de hielo sobre la nariz favorece que fluya menos sangre por la zona y por tanto puede ayudar también a un control más eficaz del sangrado.
Una vez que el sangrado haya cesado, procura no sonarte la nariz hasta pasadas doce horas. La sangre seca mantendrá taponado el punto de sangrado.
Siguiendo las instrucciones anteriores, el sangrado suele cesar, pero si no es el caso, será necesario acudir al médico. En casos extremos, puede ser necesario el ingreso del paciente en el hospital para el tratamiento adecuado. En caso de pérdidas importantes de sangre puede ser necesaria una transfusión.
Como se trata un sangrado abundante
El sangrado que no cesa, según hemos dicho, requiere tratamiento médico. Habitualmente:
- El médico tratará de detener el sangrado con fármacos que cierren los vasos sanguíneos afectados.
- Cuando el sangrado remita, el médico puede estimar conveniente sellar el sangrado con una sustancia química para prevenir que sangre de nuevo.
- Si el sangrado no remite puede ser necesario introducir una gasa permanente en la nariz, o cauterizar la zona.
- En casos raros, puede ser necesaria una operación para ligar el vaso sanguíneo que aporta sangre a la zona hemorrágica.
- Si el sangrado es causado por otra enfermedad, como pueda ser una subida grave de tensión, es muy importante elegir el tratamiento adecuado de esa enfermedad para evitar la repetición de nuevos episodios.
Prevención de sangrados nasales
Hay varias cosas que puedes hacer para tratar de evitarlos:
- No te des golpes en la nariz.
- No te hurgues la nariz.
- Evita los ambientes muy secos. Puedes incluso recurrir a un humidificador.
- Mira bien las medicinas que tomas. Alguna de ellas, como hemos dicho, puede favorecer el sangrado, como los antihistamínicos. En caso de que tomes antiagregantes o anticoagulantes, será tu médico quien, llegado el caso, evalúe la posibilidad de cambiar el tratamiento.