Sexualidad, Vida de Pareja
Sexo y edad: 4 cosas que se deben saber según envejecemos
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Aunque parezca poco creíble en el siglo XXI, el sexo en la vejez, e incluso en la madurez, es poco conocido. Y lo cierto es que cumplir años conlleva, claro está, ciertos cambios fisiológicos; pero basta conocerlos para, con ciertos ajustes, disfrutar plenamente del sexo en la pareja.
Varios estudios muestran que la función sexual no desaparece con la edad, contrariamente a lo que se piensa. Con frecuencia los mayores acaban por “pasar” del sexo y esto no necesariamente debería suceder. Esto se da incluso en parejas sanas y plenamente activas.
Hay también falsas creencias, como es pensar que el sexo en la vejez no se acepta social y culturalmente; y también que es nocivo para la salud. La ciencia dice lo contrario.
1. Cómo cambia fisiológicamente el hombre
El organismo de los hombres cambia generalmente entre los cincuenta y los sesenta años. El caso más evidente es la erección, que en la juventud se logra con una mínima estimulación física, o hasta con el mero pensamiento. No es así en la madurez, en que requiere más tiempo; y lograr una erección puede requerir más estimulación y ayuda de la pareja.
El nivel de testosterona disminuye al envejecer. Esto puede tener repercusiones en la función sexual masculina, en la disminución del deseo sexual y otros problemas, incluyendo la impotencia o disfunción eréctil.
También cambia la intensidad de las contracciones del orgasmo, que se vuelven más débiles y causan la disminución del eyaculado, reduciéndola a unas gotas de semen o hasta haciéndolo desaparecer.
Alcanzar el orgasmo puede ser más difícil, igualmente. Y si te sucede esto no deberías empecinarte en lograrlo. Inténtalo la próxima vez que tengas relaciones. Y tu pareja debería saber que es cosa de los dos. Y nunca debería pensar algo que algunas mujeres creen: ¡no llegar al orgasmo no indica que tengas una relación extramatrimonial!
Para eliminar las preocupaciones derivadas de la actividad sexual, es importante conocer todos estos factores. Si tienes algún problema de los descritos, ve al médico. Hay varios tratamientos disponibles para los diferentes trastornos y el médico sabrá qué debe sugerirte para solventarlos.
2. Cómo cambia fisiológicamente la mujer
También ellas están sometidas a cambios importantes en su fisiología. Uno de los más evidentes es la falta de lubricación vaginal, con lo que la pareja debe estimularla más tiempo previamente a la penetración.
Podría deberse a la falta de una hormona, el estrógeno, pero esto se puede suplir. De nuevo debe ser el médico quien sugiera lo adecuado, que puede ir desde cremas que contienen dicha hormona hasta píldoras. La falta de lubricación puede acabar por producir vaginismo, que es una contracción de los músculos de la vagina que dificulta o impide la penetración.
Igualmente que en el hombre, la frecuencia e intensidad de los orgasmos puede verse disminuida. Si tienes este tipo de problemas, la recomendación es ir al médico.
3. El síndrome de viudedad
Se puede presentar en las mujeres mayores que emprenden una nueva relación, ya sea por separación o por viudedad. Está descrito como la ansiedad por “estar a la altura” en el rendimiento sexual con la nueva pareja.
Si disfrutaste de una vida sexual plenamente satisfactoria con tu antigua pareja es que os conocíais a fondo y teníais usos sexuales definidos y probados como satisfactorios, a lo largo de años. La nueva experiencia puede crear un estado de estrés o de ansiedad.
La forma de solucionarlo es ir todo lo despacio que sea necesario, incluyendo dejar la penetración para más adelante y basando el sexo en la comprensión mutua, la sensibilidad y el cariño.
4. Salud y sexo
Hay trastornos que dificultan el sexo, pero no necesariamente lo impiden. A continuación, los más frecuentes.
Los problemas de corazón: angina de pecho, infarto, fallos cardiacos…
También se da con frecuencia el creer que renunciar al sexo ayuda a proteger la salud del miembro de la pareja que padece alguna cardiopatía, algún problema de corazón. Y puede no ser necesaria esa renuncia.
Estos pacientes deberían informarse con su médico sobre este tema y el cardiólogo podrá proporcionarles una pauta para reanudar la relación. La mayoría de ellos pueden retomarla gradualmente a los tres meses, dedicando al sexo la misma atención que a otras actividades diarias. Para que te hagas una idea, subir un piso por la escalera acelera el corazón hasta 117 pulsaciones por minuto (esto es muy variable), pero el cualquier caso las mismas a las que generalmente se llega durante el orgasmo.
Es recomendable evitar el sexo después de una comida abundante, y suprimir el alcohol antes de hacerlo. En el caso de nuevas parejas, se debe prestar algo más de atención, pues la excitación suele ser mayor. Si en algún momento tienes molestias o dolor, ve al médico. Eventualmente, podrá sugerir tomar algún vasodilatador antes del sexo.
Los diabéticos
La diabetes puede incrementar los problemas sexuales. Puede provocar disfunción eréctil, disminución del deseo sexual, sequedad vaginal en las mujeres e incluso incapacidad de llegar al orgasmo, tanto en hombres como en mujeres.
Si eres diabético y tienes alguno de esos problemas, ve al médico, que podrá instaurar tratamientos adecuados.
La próstata
La extirpación de la próstata, o prostatectomía, causa que la eyaculación se produzca en la vejiga, y esto es lo habitual (y natural). Las sensaciones son las mismas, aunque el paciente puede tener sensación de frustración. Pero los médicos lo explican, afortunadamente, cada vez en más detalle tras la intervención.
El rendimiento sexual tomando medicinas
Cuando vamos haciéndonos mayores tomamos generalmente más medicinas. Todas ellas, en mayor o menor medida, tienen efectos secundarios más o menos intensos. Si tomas varias, la combinación de todas ellas complica más las cosas.
Debes ser consciente de ello, sobre todo cuando empieces a tomar un medicamento nuevo. Comunica a tu médico cualquier cambio indeseado que puedas sufrir, pues posiblemente exista una medicina que sustituya a la nueva que no tenga ese mismo efecto en el rendimiento sexual.
En resumen: se puede
El resumen es claro y sorprenderá a muchos: es posible tener una relación sexual plena a los setenta o a los ochenta años. Todo dependerá de la salud de la pareja y del deseo sexual.
Parece innecesario decirlo, pero debemos ser considerados, sensibles y atentos con nuestra pareja y sus necesidades sexuales. Los cambios que produce el envejecimiento requerirán a su vez modificaciones en las anteriores rutinas sexuales, y habrá que ir desarrollando nuevas prácticas. Debe quedar claro entonces, que no es cierto que envejecer conlleve renunciar al sexo, aunque las nuevas limitaciones alterarán la antigua relación. Ten presente que llegar al orgasmo puede no ser el objetivo. El contacto, la intimidad y la cercanía son asimismo importantes.